La economía se manifestó en la vida de los seres humanos prácticamente desde sus inicios. Por ello, si se desea comprender la economía actual es necesario realizar antes un análisis antropológico. De esta manera, encontraremos que la economía siempre ha sido parte de nuestra historia. Conoce la economía: la ciencia de la acción humana, su historia y evolución a continuación.
Definición de economía
Antes de empezar, definiremos la economía como la manifestación de la acción humana; como la aplicación de ciertas acciones (medios) para alcanzar un fin. Este pensamiento fue establecido por el ilustre economista austríaco Ludwig von Mises en 1949 en su libro La acción humana. Planteando a la economía como un estudio dinámico (cambiante) y no estático.
Etapas de la historia de la economía
El trueque y el sistema esclavista de la Edad Antigua
El trueque y el sistema esclavista constituyeron las principales actividades económicas de la prehistoria y la Edad Antigua. En el Paleolítico los seres humanos se limitaban a intercambiar mediante el trueque pertenencias propias que consideraban de valor, un valor que era subjetivo y determinado en acuerdos voluntarios entre ambas partes.
Cuando la revolución del Neolítico llegó, las condiciones y calidad del ser humano aumentaron. Por primera vez, los seres humanos gozaban de un excedente de alimentos o artesanías. De esta manera, dicho excedente era intercambiado mediante el trueque entre los ciudadanos de un asentamiento.
El Neolítico le permitió a algunas civilizaciones crecer desmesuradamente. Así fue como nacieron las grandes civilizaciones de la antigüedad, donde el sistema de trueque no era sostenible, por lo que sus líderes prefirieron adoptar un sistema esclavista.
En este sistema, los esclavos, que en su mayoría eran prisioneros de guerra, eran obligados a trabajar en el campo y a producir riquezas para la nación que le mantuviese prisionero. Cabe destacar las políticas expansionistas de estas naciones, pues el saqueo de pueblos y ciudades era una actividad económica muy rentable, así como su posterior sometimiento mediante el impuesto.
El feudalismo como sistema económico
Cuando el Imperio romano de Occidente cayó en el año 476 d.C., un nuevo sistema económico surgió como respuesta al fallido sistema esclavista: el feudalismo. Este sistema económico se mantuvo desde la Edad Media hasta 1917 d.C en países como Rusia.
Roma fue la última antigua gran civilización en caer. Sin embargo, el concepto de guerra, saqueo y sometimiento del sistema esclavista ya formaba parte del pensamiento de muchas personas de aquel entonces. De esta manera, el feudalismo nació como un sistema que protegía a los campesinos y artesanos de saqueadores y hostiles a cambio de un diezmo de su cosecha o producción.
Bajo este sistema, las personas que acumulasen “exceso de riqueza” deberían acudir a una caridad forzada para purgar su pecado. El feudalismo, al igual que todo sistema económico en donde todo el poder de una nación recaiga sobre una sola persona (o unas cuantas personas), fue errático y sucumbió antes revoluciones y descontentos de sus propios ciudadanos.
El capitalismo, el sistema económico que acabo con el feudalismo
Antes del capitalismo existió el mercantilismo, y fue este último quien se encargó de derrocar al feudalismo como sistema económico. Así, algunos nobles y la burguesía en general se percataron de lo poco práctico de ciertas costumbres y antiguas moralidades. Por tal motivo, el trabajo pasó a ser una actividad dignificante y el cobro de interés algo justo.
Sin embargo, el mercantilismo continuaba siendo un sistema económico injusto, pues la intervención del Estado en las actividades económicas era altísima. Este retenía la riqueza producida en su nación y subsidiaba, de acuerdo a su juicio, las actividades que él consideraba convenientes para su país.
Es así como el capitalismo nació como el sistema económico que buscaba derrocar la presencia del Estado en las actividades económicas de una nación y su intervencionismo en las mismas. Este sistema económico tenía como finalidad liberar la economía y abrir los mercados para un mayor enriquecimiento de sus ciudadanos y de la nación en general.
El capitalismo más que un sistema económico es una filosofía de vida, una en la cual el individualismo toma protagonismo ante el colectivismo de los antiguos sistemas económicos. En el capitalismo el ser humano y sus decisiones es el único responsable de su posición socioeconómica, pues aquel que más contribuya a la sociedad será mejor recompensado (económicamente).
El comunismo como antítesis del capitalismo
En 1867, Karl Marx publicó su obra literaria titulada El Capital. En dicha obra exponía cómo el capitalismo constituía una fuerza necesaria para derrocar al sistema feudal. Sin embargo, el capitalismo seria derrocado por la revolución del proletariado de forma similar como el feudalismo fue derrocado por el capitalismo.
Para Karl Marx y su socio intelectual Friedrich Engels los seres humanos alcanzarían un nivel de consciencia superior al completar los 12 «mandamientos» del Manifiesto del Partido Comunista; solo de esta manera los pueblos serían justos y ecuánimes, por lo que no existiría nunca más el concepto de riqueza y los ricos jamás volverían a explotar al proletariado.
Marx creía que dicha revolución era inevitable y que tarde o temprano sucedería. Sin embargo, tal revolución nunca existió. El PBI per cápita mundial ha aumentado considerablemente desde entonces gracias al capitalismo y con ello la disminución de la pobreza también.
Finalmente, ambos órdenes económicos poseen sus propios abanderados actualmente, y cabe destacar que tanto el capitalismo como el comunismo distan actualmente de su «fase final o ideal». No obstante, puede que, a simple vista, la etapa incompleta de cierto orden social parezca superior económicamente que la del otro.
Características de la historia de la economía
¿Por qué surgió la necesidad de establecer un sistema económico?
Entendiendo la economía como la ciencia de la acción humana notaremos que, en efecto, la economía ha estado presente en los seres humanos desde sus inicios. Se puede establecer un punto de inicio en la historia de la economía en el Paleolítico, donde los primeros pequeños grupos de seres humanos intercambiaban ideas, herramientas, alimentos, etc.
Antes de que la revolución del Neolítico se manifestara en la vida de los seres humanos a través de la agricultura, la ganadería y la domesticación de animales, los seres humanos intercambiaban mediante el trueque aquello que simplemente consideraban de valor. Por tanto, nuestros antepasados aplicaban su propia versión de la teoría del valor subjetivo.
Con la llegada del Neolítico y el aumento significativo de la productividad, los seres humanos comenzaron a intercambiar aquello que les sobraba. Sin embargo, la prosperidad dada por el auge del Neolítico trajo como consecuencia el surgimiento de las grandes y antiguas civilizaciones (la Edad Antigua), las cuales establecieron un sistema económico esclavista.
Cuando la Edad Antigua finalizó con la caída del Imperio romano, el feudalismo apareció con su propio sistema económico. De igual forma, el feudalismo pereció ante el mercantilismo y este último ante el capitalismo, el cual es el sistema vigente actualmente en la mayoría del mundo.
La economía en sí es la manifestación de la acción humana. Por tal motivo, ha cambiado y evolucionado a lo largo de la historia, pues el pensamiento humano es dinámico y no estático. Mientras la historia de la humanidad continúe, el pensamiento humano ira cambiando y con él la economía. En este orden de ideas, ¿existirá algún día un sistema económico que derroque al capitalismo…?
¿Por qué todos los sistemas económicos «parecen» fallar?
Cuando se intenta analizar los beneficios y desventajas de los modelos económicos existentes se debe realizar un análisis ciento por ciento objetivos, prescindiendo en todo momento de los sentimientos y el carácter subjetivo de los mismos. Por ello recurriremos a los datos y la evidencia empírica como método para expresar la eficiencia de un sistema económico.
Tomaremos para este análisis el sistema esclavista, el feudalismo, el mercantilismo y, por último, el capitalismo, incluyendo también a su antítesis: el colectivismo (donde englobaremos todas las teorías económicas derivadas del trabajo de Karl Marx y Friedrich Engels).
Empecemos por decir que el sistema esclavista, el feudalismo y el mercantilismo aplicados en la Edad Antigua, Edad Media y Edad Moderna, respectivamente, fracasaron en cuanto a las libertades individuales de sus ciudadanos. En estos órdenes sociales no existía libertad alguna de emprendimiento, pues esta dependía de múltiples factores sociales, políticos y culturales.
Centremos nuestro análisis en el capitalismo y su némesis: el colectivismo (comunismo, socialismo, fascismo, social democracia, etc.). Es bien sabido que los países que aplican el capitalismo como sistema económico y respetan las libertades individuales de sus ciudadanos son más exitosos económicamente.
Singapur, Hong Kong, Nueva Zelanda, Australia y Suiza son el claro resultado de las consecuencias de aplicar el capitalismo como sistema económico. Estos países ocupan los primeros cinco puestos en el índice de libertad económica de 2020, el cual engloba múltiples factores políticos, económicos y sociales; y su correlación con el éxito económico de un país.
Por su parte, los países con un orden social más colectivista y con alta presencia e intervención del Estado en materia económica se ubican en posiciones más bajas en el índice de libertad económica. Sin embargo, estos países, a pesar de ser menos prósperos económicamente hablando, acusan a los países capitalistas de desiguales e injustos.
La desigualdad y el enriquecimiento de una nación van de la mano
Aun si los países capitalistas fuesen más desiguales que los países que aplican y se refugian en las teorías económicas de Karl Marx y Friedrich Engels, la desigualdad es inherente a la libertad. Por tal motivo, en un país donde se respeten las libertades individuales y el Estado no intervenga en beneficio de algún sector por encima de otro, la desigualdad, inevitablemente, aparecerá.
Los seres humanos no son un gran y gigantesco colectivo, pues nuestros gustos, experiencias y habilidades son diferentes. De igual manera, las decisiones que se escogen desde la niñez hasta la adultez determinan la forma en la que se vivirá la vida (siempre y cuando nadie tenga el poder de decidir por ti).
En conclusión, bajo el capitalismo (en su forma más pura, el Laissez Faire) la desigualdad económica siempre existirá, pues no se puede obligar a alguien a emprender ni tampoco enriquecer a quien no quiere emprender con el dinero de alguien más. Por su parte, los países colectivistas prefieren optar por una «igualdad» ficticia, una igualdad sustentada en la mal llamada «justicia social».
Finalmente, esta igualdad ficticia (igualdad mediante la ley) de los países con un orden social colectivista (comunismo, fascismo, socialismo, social democracia, etc.) requiere de una fuerte presencia del Estado. Este último funge como un rector moral, social y económico, por lo que, si este se equivoca (que es lo más probable) el país se hundirá como consecuencia de sus malas decisiones.
Referencias: