Prehistoria

Resumen de la prehistoria

Imagina un mundo sin carreteras, sin libros, sin electricidad. Un mundo donde el rugido de un tigre dientes de sable era tan real como el viento helado de la última glaciación, donde encender un fuego era un triunfo y tallar una piedra, un arte.

Ese es el universo de la prehistoria, el inmenso periodo que abarca desde la aparición de los primeros homínidos, hace más de seis millones de años, hasta que la escritura comenzó a registrar nuestras hazañas alrededor del año 3000 a. C.

Este no es un simple prólogo de la historia; es la raíz profunda de lo que somos: nuestra tecnología, nuestra cultura, incluso nuestra forma de soñar.

En este artículo te guiaremos por los senderos de la prehistoria, desde las primeras chispas de ingenio hasta los cimientos de las primeras aldeas, abriendo ventanas a historias que podrás explorar en detalle en otros textos de nuestra web. ¿Te animas a retroceder millones de años y descubrir cómo empezó todo?

¿Cómo se estudia la prehistoria?

Dado que no hay documentos escritos, la arqueología se ha convertido en una herramienta clave para comprender cómo era la vida durante esta época. El estudio de los yacimientos y restos arqueológicos, y el uso de técnicas muy sofisticadas, nos permiten obtener información sobre la prehistoria.

Cronología básica: las etapas de la prehistoria

La prehistoria no es un bloque estático; es un viaje en varios actos, cada uno con sus propias revoluciones y desafíos. Vamos a desglosarlos para que tengas un mapa claro de este vasto territorio temporal, que tradicionalmente se divide en Edad de Piedra (Paleolítico, Mesolítico, Neolítico) y Edad de los Metales (Edad del Cobre, Edad del Bronce, Edad del Hierro).

Paleolítico: La era de los cazadores (2.5 millones de años – 10 000 a. C.)

Comenzó hace alrededor de 2 500 000 años y se extiende hasta el año 10 000 a. C.

Durante esta etapa, el hombre empezó a utilizar la piedra para construir armas, herramientas y utensilios que le ayudasen en su día a día (lanzas y martillos, por ejemplo). Es por ello que al Paleolítico también se le denomina antigua Edad de Piedra.

La evolución de las herramientas es muy curiosa:

  • Primero se utilizaban guijarros de sílex que, al chocarlos, formaban una piedra con aristas cortantes. Se empleaba para cortar leña, fracturar huesos e incluso como arma.
  • A continuación apareció el hacha de mano bifaz. También se creaba usando un núcleo de sílex o cuarcita, en este caso golpeándolo por ambas caras. Servía para despedazar animales, cortar madera y arrancar tubérculos.
  • Posteriormente se fabricaron flechas para cazar, raspadores para curtir las pieles y perforadores para agujerear las pieles y así poder coserlas.
  • Por último, se crearían puntas de flecha más eficaces, arpones, agujas e incluso propulsores que permitían que las flechas tuvieran un mayor alcance.

La sociedad todavía era nómada, y cada integrante del grupo tenía un trabajo. Así, las mujeres y los niños se dedicaban a recolectar frutas, frutos secos, huevos y miel, mientras que los hombres se encargaban de cazar a los grandes animales (mamuts, bisontes y ciervos).

Cada grupo, denominado horda, estaba formado por entre veinte y treinta personas. En ocasiones, varias hordas se unían unas con otras para así formar una tribu.

Vivían principalmente en cuevas, de ahí que se les conozca como los hombres de las cavernas. A veces también construían refugios, utilizando para ello ramas, hojas y pieles de animales.

En esta época se descubre el fuego, que utilizaban para cocinar, calentarse e iluminar. También se servían de la lumbre para ahuyentar a las bestias más peligrosas (lobos o leones, por ejemplo).

Asimismo, apareció el arte rupestre, en concreto pinturas de animales en el interior de las cuevas. Normalmente se dibujaban porque se pensaba que de este modo los atraían a la hora de cazar y que, por tanto, les daba suerte.

También hay esculturas y relieves hechos de piedra o hueso. Cabe destacar las Venus, es decir, pequeñas estatuas de mujer de formas exageradas con las que se supone que representaban a la fertilidad.

La sociedad paleolítica creía en los espíritus y en los dioses. De hecho, efectuaban rituales para así satisfacerlos.

Durante este tiempo hubo importantes cambios climáticos y se produjeron cuatro glaciaciones.

Hombres de la prehistoria cazando animales.

Mesolítico: el puente al cambio (10 000 – 7000 a. C.)

Se sitúa entre los años 10 000 a. C. y 7000 a. C. Algunos historiadores denominan a esta etapa como Epipaleolítico (y otros ni siquiera la consideran como tal).

El final de la última glaciación, hace unos 12 000 años, trajo un mundo nuevo. El hielo retrocedió, los bosques crecieron y las grandes presas como mamuts y rinocerontes lanudos comenzaban a escasear.

En el Mesolítico, los humanos se adaptaron: perfeccionaron arcos y flechas para cazar ciervos o aves, y crearon microlitos, pequeñas puntas de piedra que revolucionaron la caza.

También empezaron a experimentar con la domesticación de animales (perros para la caza, por ejemplo), y quizás con las primeras semillas plantadas cerca de los campamentos.

Fue una etapa de transición, un ensayo para lo que vendría después. En lugares como el Mar del Norte, hoy sumergido, los arqueólogos han encontrado restos de campamentos que muestran esta vida a medio camino entre el nomadismo y la estabilidad.

Neolítico: la revolución agrícola (7000 – 3500 a. C.)

Hacia el año 10 000 a. C., en la región del Creciente Fértil (que abarca los actuales Irak, Siria y Turquía), los seres humanos descubrieron que podían cultivar trigo y cebada, además de domesticar cabras y ovejas.

Este avance, conocido como la revolución neolítica, trascendió la mera producción de alimentos: hizo posible que las comunidades se establecieran en aldeas permanentes (lo que se conoce como sedentarismo).

Ejemplos como Jericó, con sus imponentes murallas de piedra, o Çatalhöyük, donde hasta 8000 personas habitaban casas de adobe sin calles y accedían a ellas por los tejados, ilustran esta transformación.

Las cerámicas aparecieron para almacenar grano, los telares para tejer ropa, y con el excedente de comida surgieron los primeros trueques. Pero no todo fue idílico: la sedentarización trajo enfermedades y desigualdades.

Los pueblos se establecieron cerca de los ríos, no sólo para beber, sino también para cultivar. Las construcciones se levantaron con ladrillos de adobe, mientras que el techo estaba formado por ramas secas.

Respecto a su religión, señalar que creían en la vida después de la muerte, puesto que enterraban a sus seres queridos acompañados de herramientas y de joyas.

Al final del Neolítico aparecieron los megalitos, enormes monumentos de hasta veinte metros de altura que estaban confeccionados en piedra. Destacan los menhires, formados por un solo bloque de piedra, y los dólmenes, compuestos por varios bloques y usados como tumbas. Tampoco hay que olvidar los crómlech, formados por enormes piedras dispuestas en círculo.

La humanidad comienza a hacerse sedentaria gracias a la agricultura
RESUMEN de la REVOLUCIÓN NEOLÍTICA

La revolución neolítica fue quizás el cambio más radical en la historia humana: el paso de la caza-recolección a la agricultura y ganadería. Este proceso, que surgió independientemente en al menos siete regiones del mundo (Creciente Fértil, China, Mesoamérica…), permitió el almacenamiento de excedentes y llevó a:

  • Sedentarización: construcción de aldeas permanentes (Çatalhöyük, en Turquía, tenía hasta 10 000 habitantes).
  • Nuevas tecnologías: cerámica para almacenar, telares para tejer, molinos para procesar grano.
  • Cambios sociales: aparecen la propiedad privada, las diferencias de estatus y los primeros conflictos por la tierra.

Edad del Cobre (6500 – 4000 a. C.)

La Edad de los Metales representa una etapa crucial en la evolución de las sociedades humanas, marcando la transición desde la dependencia de herramientas de piedra hacia el uso de metales como el cobre, el bronce y, más tarde, el hierro.

Este período, que comenzó aproximadamente en el año 6500 a. C. en algunas regiones y se extendió hasta la aparición de la escritura en diversas culturas, transformó profundamente la tecnología, la economía y la organización social.

El primer metal en entrar en escena fue el cobre, utilizado inicialmente en el Creciente Fértil y los Balcanes. Su maleabilidad permitió fabricar herramientas y adornos, aunque su blandura limitaba su eficacia.

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Edad del Bronce (4000 – 1200 a. C.)

Hacia el año 4000 a. C., la aleación de cobre con estaño dio origen al bronce, un material más resistente que revolucionó la agricultura, la guerra y el comercio.

Culturas como la sumeria en Mesopotamia o la del valle del Indo aprovecharon esta innovación, construyendo ciudades y redes comerciales más complejas.

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Edad del Hierro (1200 – 550 a. C.)

El hierro, introducido alrededor del año 1200 a. C., supuso otro salto cualitativo. Más abundante y duradero que el bronce, su uso se generalizó gracias a técnicas de fundición perfeccionadas por pueblos como los hititas.

Las herramientas y armas de hierro democratizaron el acceso a la tecnología, impulsando tanto la productividad agrícola como los conflictos bélicos.

La especialización en la metalurgia fomentó la aparición de artesanos y comerciantes, mientras que el control de los recursos metálicos fortaleció a las élites y dio lugar a jerarquías más marcadas.

Así, este período sentó las bases de las primeras civilizaciones, abriendo la puerta a la historia escrita y al mundo que conocemos hoy.

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Los protagonistas: la evolución humana

La prehistoria es también la historia de nuestra familia extendida, una saga de especies que nos llevaron de ser simios a ser humanos.

Australopithecus

Hace unos 4 millones de años, los Australopithecus, como Lucy, encontrada en Etiopía, caminaban erguidos por las sabanas. No eran muy altos (apenas metro y medio), pero su bipedismo liberó sus manos para manipular objetos.

Homo habilis

Luego vino el Homo habilis, hace 2.4 millones de años, apodado el hombre hábil por sus herramientas de piedra más elaboradas.

Homo erectus

El Homo erectus, hace 1.9 millones de años, fue un viajero: salió de África y llegó hasta China e Indonesia, dejando rastros como el hombre de Java (Homo erectus erectus).

El hombre de Neandertal

Los neandertales, surgidos hace 400 000 años, eran fuertes, con cráneos robustos y narices anchas adaptadas al frío europeo. Cazaban en equipo, usaban lanzas y, sorprendentemente, enterraban a sus muertos con flores, como en Shanidar (Irak).

Homo sapiens

El Homo sapiens, nuestro linaje, apareció hace 300 000 años en África, con un cerebro más grande y una creatividad desbordante.

Hace unos 40 000 años, el hombre de Neandertal y el Homo sapiens (caso del hombre de Cromañón) se cruzaron en Europa, y los neandertales desaparecieron.

Vida cotidiana: ¿cómo era ser prehistórico?

Lejos de las comodidades modernas, los seres humanos prehistóricos vivían en estrecha conexión con la naturaleza, adaptándose a entornos cambiantes y desafiantes. Desde la caza y la recolección hasta la creación de herramientas rudimentarias, su rutina estaba definida por la necesidad, la cooperación y un ingenio que sentó las bases de nuestra evolución.

Escena prehistórica

Alimentación: de la caza a la siembra

Durante el Paleolítico, la alimentación era incierta y variaba constantemente. Un día, los humanos prehistóricos podían cazar un uro (el antepasado salvaje de la vaca) usando lanzas de madera, y al siguiente, recolectaban bellotas o miel silvestre.

El estudio de dientes fósiles revela que su dieta dependía de lo disponible: carne, ya fuera cruda o cocinada al fuego, raíces y hasta insectos.

Con el Neolítico llegó un cambio radical: trigo, lentejas y leche de cabra se volvieron habituales. En Göbekli Tepe (Turquía), se han descubierto evidencias de banquetes que incluían una especie de cerveza primitiva.

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Herramientas: el ingenio en la piedra

Las primeras hachas de mano, como las de Olduvai (Tanzania), eran piedras talladas por un solo lado. Con el tiempo, el Homo erectus creó bifaces simétricos, casi obras de arte.

En el Mesolítico, los microlitos permitieron armas más precisas, y en el Neolítico, la obsidiana pulida cortaba como un bisturí.

Las agujas de hueso para coser pieles y las vasijas de arcilla muestran un ingenio que aún nos asombra.

RESUMEN
  • Paleolítico: hachas de mano, lascas afiladas, arpones de hueso.
  • Neolítico: hoz para cosechar, cerámica, telares verticales.
  • Edad de los Metales: espadas de bronce, arados de hierro.

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Viviendas: de cuevas a aldeas

Las cuevas, como la de Chauvet en Francia, eran refugios naturales, con paredes decoradas y suelos llenos de huesos.

En el Paleolítico tardío se construyeron chozas con ramas y pieles, como las halladas en Ucrania, hechas con colmillos de mamut.

El Neolítico trajo casas rectangulares de adobe, como en Skara Brae (Escocia), con muebles de piedra integrados.

RESUMEN
  • Paleolítico: cuevas naturales, refugios temporales de pieles y huesos de mamut.
  • Neolítico: casas de adobe con techos de paja, como las de Çatalhöyük (Turquía).

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Organización social: tribus y roles

Los grupos paleolíticos eran igualitarios por necesidad: todos cazaban o recolectaban. Las mujeres, expertas en plantas, aportaban hasta el 70% de la dieta, según estudios.

En el Neolítico, la tierra trajo líderes y desigualdad: los que controlaban el grano tenían poder. En sitios como Çatalhöyük, los restos sugieren que las mujeres tenían un rol ritual importante. Era el germen de nuestras jerarquías.

RESUMEN
  • Líderes religiosos (chamanes).
  • Especialistas (alfareros, metalúrgicos).
  • Diferencias de riqueza, evidenciadas en ajuares funerarios.

Arte y espiritualidad: El alma prehistórica

El arte prehistórico es una ventana al alma de nuestros antepasados. En Altamira, España, bisontes pintados hace 36 000 años parecen cobrar vida bajo la luz de una antorcha. En Lascaux, Francia, hay más de 600 figuras, desde caballos hasta extraños símbolos. ¿Eran magia para la caza o simples historias?

Los entierros también hablan de creencias. En Sungir, Rusia, hace 34 000 años, un niño fue sepultado con miles de cuentas de marfil y lanzas. En el Neolítico, los megalitos como Stonehenge sugieren cultos al sol o a los ancestros. ¿Eran más espirituales de lo que creemos?

Artículo relacionadoArte prehistórico

Grandes hitos y misterios

Desde el dominio del fuego hasta la construcción de imponentes estructuras megalíticas, nuestros antepasados nos dejaron un legado de ingenio y creatividad en un mundo sin escritura.

El dominio del fuego

Hace unos 1.6 millones de años, en Koobi Fora, Kenia, las primeras huellas de cenizas sugieren un encuentro primitivo con el fuego.

Fue el Homo erectus quien aprendió a dominarlo con destreza, y el Homo sapiens quien lo llevó al corazón de las cuevas, transformando la vida cotidiana.

Antropólogos afirman que cocinar no solo alimentó nuestros cuerpos, sino que también impulsó el crecimiento de nuestro cerebro.

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La extinción de la megafauna

Hace 12 000 años, mamuts, perezosos gigantes y más desaparecieron. En Clovis, Estados Unidos, puntas de lanza entre sus huesos apuntan a la caza humana, pero el clima también jugó su papel. ¿Qué pasó realmente?

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El salto al Neolítico

La agricultura nació en múltiples lugares: el Creciente Fértil, China, Mesoamérica… Pero, ¿por qué? Algunos dicen que fue el clima; otros, una necesidad social. Lo que es evidente es que un supuso un salto enorme en la historia de la humanidad y uno de los aspectos fundamentales del revolución neolítica.

La prehistoria en el mundo

África dio los primeros pasos con Lucy. Europa brilló con cuevas y megalitos. Asia sorprendió con el Homo floresiensis, un hobbit de un metro. Finalmente, América vio llegar a sus pobladores por el estrecho de Bering hace 15 000 años.

Legado: lo que la prehistoria nos dejó

La agricultura nos dio ciudades; el fuego, cultura; el arte, identidad. Hoy, el 2% de nuestro ADN es neandertal, y sitios como Göbekli Tepe reescriben nuestra historia. La prehistoria es un espejo vivo de lo que somos.

Referencias
  • Muñoz Amilibia, A. M., Cabrera Valdés, V., Fernández Vega, A., Ripoll López, S., Hernando Grande, A., Menéndez Fernández, M. y Ripoll Perelló, E. Prehistoria. Tomo I. (febrero de 2005). Universidad Nacional de Educación a Distancia.
  • Muñoz Amilibia, A. M., Fernández Vega, A., Hernando Grande, A., Menéndez Fernández, M., San Nicolás Pedraz, M. Pilar y Ripoll Perelló, E. Prehistoria. Tomo II. (mayo de 2000). Universidad Nacional de Educación a Distancia.
  • Muñoz Amilibia, A. M., Cabrera Valdés, V., Fernández Vega, A., Ripoll López, S., Hernando Grande, A., Menéndez Fernández, M. y Ripoll Perelló, E. Prehistoria. Tomo I. (febrero de 2005). Universidad Nacional de Educación a Distancia.
  • Fernández Vega, A., Ripoll López, S., Hernando Grande, A., Muñoz Ibáñez, F. J., Quesada López, J. M., Maíllo Fernández, J. M., y Jordá Pardo, J. F. (2010). La prehistoria y su metodología. Editorial Universitaria Ramón Areces.
  • Suárez Umpiérez, M. A. (s.f.). En Blog de Miguel Ángel Suárez Umpiérrez. Sociales. Recuperado el 2 de enero de 2024, de https://www3.gobiernodecanarias.org/medusa/ecoblog/msuaump/sociales-2o-eso/tema-7-la-prehistoria/.
  • Fundación Palarq. (21 de junio de 2019). Las Edades de la Prehistoria y el Tiempo Geológico de la Tierra [Vídeo]. Youtube. https://youtu.be/cL1942KuxAo?si=QA_mY7gBMv061tOm.
  • Colaboradores de Wikipedia. (s.f.). Prehistoria. Wikipedia, la enciclopedia libre. Recuperado el 15 de abril de 2025, de https://es.wikipedia.org/wiki/Prehistoria.
¿Cómo citar este artículo?

R. Fernández, J. Prehistoria. (2025, 15 de abril). MuchaHistoria. https://muchahistoria.com/prehistoria/  | Última actualización: 2025, 15 de abril.

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