Santo Tomás de Aquino

Resumen de la vida de santo Tomás de Aquino

  • Nombre de nacimiento: Tommaso d’Aquino.
  • Nacimiento: 1225.
  • Fallecimiento: 7 de marzo de 1274 (a los 48 o 49 años de edad).
  • Profesión: fraile dominico, filósofo, teólogo, catedrático, escritor, presbítero.
  • Título: doctor de la Iglesia.
  • Obras famosas: Summa theologiae, Summa contra gentiles.
  • Pensamiento más conocido: las cinco vías.
  • Padre: Landolfo de Aquino.
  • Madre: Teodora de Teate.
  • Hermanos: Reinaldo y otros siete hermanos.

A inicios del siglo XIII, nacería una de las mentes más brillantes y prodigiosas de la era común: santo Tomás de Aquino, filósofo, teólogo y doctor de la Iglesia.

Ahora bien, ¿cuál es el mérito que se le atribuye a santo Tomás de Aquino? ¿Qué le hace particularmente especial entre los doctores de la Iglesia? ¿Y por qué es respetado y admirado, tanto por creyentes como por ateos y agnósticos, como uno de los filósofos más destacados de todos los tiempos?

Es la intención de este artículo exponer la vida, el pensamiento y las obras más célebres de santo Tomás de Aquino, quien fuese el principal representante de la enseñanza escolástica y el principal defensor clásico de la teología natural.

¿Dónde y cuándo nació santo Tomás de Aquino?

Santo Tomás de Aquino nació en 1225 en el castillo de Roccasecca, cerca de Aquino, en la región de Nápoles, perteneciente en aquel entonces al Reino de Sicilia.

Nacimiento de santo Tomás de Aquino
El nacimiento de santo Tomás de Aquino, obra de Bartolomeo degli Erri del año 1470.

¿Dónde y cuándo murió santo Tomás de Aquino?

A pesar de haber abandonado la escritura tras una singular experiencia mística, santo Tomás había accedido a la invitación del papa Gregorio X de asistir al Concilio de Lyon II.

Así pues, mientras se dirigía a dicho concilio, enfermaría de forma repentina, siendo acogido de emergencia en la abadía de Fossanova, cerca de Terracina, territorio de los Estados Pontificios, muriendo en dicho lugar el 7 de marzo de 1274.

Familia de santo Tomás de Aquino

Padre de santo Tomás

Landolfo de Aquino, de origen lombardo y normando, fue un noble que prestó servicios al emperador Federico II Hohenstaufen del Sacro Imperio Romano Germánico, llegando a ostentar la dignidad de Justicia de la Tierra de Labor del Reino de Sicilia, título nobiliario equivalente a Gran Canciller, señor de toda la administración civil y judicial.

Madre de santo Tomás

Teodora de Teate, al igual que su esposo, Landolfo, era de origen lombardo y normando. Esta era hija de los condes de Taete y Chieti, y, por tanto, un miembro de la nobleza.

Hermanos de santo Tomás

Santo Tomás fue el menor de nuevo hermanos y, aunque se desconoce el nombre exacto de todos ellos, se sabe que Reinaldo, uno de sus hermanos, fue el primer poeta en lengua italiana y que, posteriormente, sería ejecutado en 1246 por órdenes del emperador Federico II del Sacro Imperio, luego de que este y sus hermanos, a excepción de Tomás, quien se encontraba en los preparativos de su ordenación sacerdotal, se enemistaran con el emperador.

Biografía de santo Tomás de Aquino

Contexto sociopolítico en el que nace santo Tomás

Santo Tomás de Aquino nació en una región política marcada por las fuertes tensiones entre la Iglesia católica y el Sacro Imperio Romano Germánico, específicamente entre el papado y la figura del emperador, quienes luchaban entre sí por el control del territorio y el ejercicio del pleno poder.

En cuanto al sistema político y social de inicios del siglo XIII, este era de tipo feudal, aunque una tímida actividad comercial ya comenzaba a distinguirse dentro de la imponente economía agraria de aquel entonces.

Por otra parte, a partir de las escuelas urbanas del siglo XII, se fundarían las primeras universidades en gran parte de Europa Occidental, siendo su finalidad principal la de regular las enseñanzas y garantizar la calidad de las mismas.

Juventud de santo Tomás

A la edad de cinco años, santo Tomás recibiría sus primeras enseñanzas en la abadía de Montecasino, de la cual se dice que un tío suyo era abad.

Allí aprendería gramática, moral, música y religión, pero en 1239 se vería forzado a abandonar la abadía por un decreto del emperador Federico II en el que expulsaba a los monjes. Sin embargo, aquello no le impediría seguir estudiando.

Santo Tomás continúo sus estudios en la Universidad de Nápoles, siendo allí su primer contacto con la lógica aristotélica.

Cinco años después, santo Tomás decide unirse a la orden dominica, pues se sentía profundamente atraído por la vida austera e intelectual.

No obstante, aquella decisión molestó de manera particular a la familia de santo Tomás, quienes deseaban que este sucediera a su tío como abad de la abadía de Montecasino.

Los hermanos de santo Tomás le raptarían por órdenes de su madre, reteniéndolo durante más de un año en los castillos de Monte San Giovanni y Roccasecca.

A pesar de ello, santo Tomás no había abandonado su deseo de unirse a la orden dominica. Así pues, escaparía del castillo y huiría a París, luego de que dos de sus hermanos contratasen a una prostituta para intentar, infructuosamente, que lo sedujera y que le hiciera perder su castidad.

Formación universitaria de santo Tomás

Santo Tomás continuó su formación universitaria en la Universidad de París, siendo sus maestros más destacados Alejandro de Hales y Alberto Magno, quienes compartían con él un gusto especial por la doctrina aristotélica.

Alberto Magno, quien en un futuro sería proclamado doctor de la Iglesia al igual que santo Tomas, vio en su alumno un gran potencial, por lo que decidiría llevarlo consigo a Colonia, ciudad de la actual Alemania, a enseñarle y a estudiar con detenimiento las obras del filósofo griego Aristóteles.

Enseñanza universitaria de santo Tomás

En 1256, a la edad de 31 años, santo Tomas recibe el doctorado y, ese mismo año, comienza a ejercer como maestro de Teología en la Universidad de París.

Por si fuera poco, santo Tomas se había convertido en el consejero personal del rey Luis IX de Francia.

Entre 1259 y 1269, santo Tomás impartiría enseñanzas en Nápoles, Orvieto, Roma y Viterbo, y escribiría una de sus más célebres obras, Summa contra gentiles, la cual se convertiría en la guía de apología de la orden dominica en España.

Santo Tomás de Aquino
Santo Tomás de Aquino, pintura al óleo de Antonio del Castillo y Saavedra de la primera mitad del siglo XVII.

Hacia 1269, comenzaría a escribir la Summa Theologiae y, poco tiempo después, sería nombrado consejero personal del papa Urbano IV.

Sus primeras funciones tras recibir tal distinción fueron la redacción de la Catena aurea, el Oficio y Misa propia del Corpus Christi, así como también la revisión del libro Sobre la fe en la Santísima Trinidad.

Es preciso destacar de esta época el enfrentamiento ideológico y doctrinal de santo Tomás contra los idealistas agustinistas, los seculares antimendicantes y los averroistas.

La mayoría de estos enfrentamientos se debían a que santo Tomás había asumido públicamente varias ideas aristotélicas, las cuales, en aquella época, eran consideradas paganas por algunos.

El pensamiento filosófico aristotélico y santo Tomás

Santo Tomás lograría crear un sistema filosófico-teológico capaz de conciliar y armonizar el pensamiento filosófico y la autoridad de Aristóteles con la teología y el dogma del cristianismo, asumiendo del ideal aristotélico los siguientes postulados:

  • La diferencia clara y explicita entre las definiciones de teología y filosofía.
  • La teoría del movimiento como paso de la potencia al acto.
  • El hilemorfismo y la antropología aristotélica.
  • La teoría del conocimiento o teoría epistemológica.
  • El pensamiento ético y político aristotélico.
  • La demostración de la existencia de cuanto existe a partir de la evidencia que proporcionan los sentidos.

Diferencia entre las postulaciones filosófico-teológicas de san Agustín y santo Tomás

San Agustín de Hipona y santo Tomás de Aquino, ambos doctores de la Iglesia católica, son considerados como los más grandes pensadores filosofo-teólogos de la Edad Antigua y la Edad Media, respectivamente. No obstante, se pueden establecer diferencias muy claras en sus postulaciones:

  1. Santo Tomás estableció una diferencia clara y explicita entre lo que es la filosofía y la teología, mientras que para san Agustín no existían diferencias claras entre ambas ciencias.
  2. Para santo Tomás el ser humano tenía dos fines: uno natural y otro sobrenatural; para san Agustín, el ser humano tenía únicamente un fin sobrenatural.
  3. Según la perspectiva tomista, la consideración del fin natural debe ser abordada por el filósofo y la consideración del fin sobrenatural, por el teólogo.
  4. Si bien santo Tomás recibió influencias del platonismo de san Agustín, se inclinó más por la filosofía de Aristóteles, a la cual consideró la filosofía más verdadera de todas las que se conocían hasta entonces.
  5. Para san Agustín el conocimiento es propio del alma, mientras que para santo Tomás éste procede del compuesto, es decir, tanto del alma como del cuerpo.

La fe y la razón

Desde la perspectiva de santo Tomás, la fe es superior a la razón, pues solo la fe puede ir más allá de la razón y explicar cosas que esta última no puede, como, por ejemplo, el origen del universo.

Santo Tomás de Aquino
Santo Tomás de Aquino, obra de José Risueño del último tercio del siglo XVII.

Aunque ello no implica que la fe contradiga a la razón, pues ambas no deben ser excluyentes ni contradictorias entre sí.

La demostración de la existencia de Dios y las cinco vías de santo Tomás

Si bien santo Tomás destaca entre los doctores de la Iglesia por ser aquel que logró armonizar las ideas aristotélicas con el dogma cristiano, en el ámbito filosófico y teológico general es recordado por su demostración de la existencia de Dios a través de las cinco vías tomistas:

Primera vía: la vía del movimiento

La primera vía tomista o vía del movimiento está basada en la física y la metafísica aristotélica. Ésta parte del simple hecho de constatar, a través de los sentidos, que en el universo todo cuanto existe está en movimiento.

Así pues, santo Tomás concluye que todo lo que se mueve es movido por otra cosa. Por tanto, debe haber un primer motor inmóvil, es decir, que inicie el movimiento de las cosas, pero que, a su vez, no sea movido por otra.

Este primer motor inmóvil es Dios.

Segunda vía: la vía de la causalidad eficiente

La segunda vía tomista o vía de la causalidad eficiente, al igual que la vía del movimiento, está basada en la física aristotélica.

Ésta parte del hecho de constatar, a través de los sentidos, que todo cuanto existe en el universo aparece como efecto de una causa que es distinta de sí misma.

Por tanto, como no pueden existir una sucesión infinita de causas, santo Tomás concluye que debe haber una causa primera.

Esta causa primigenia es Dios.

Tercera vía: la vía de la contingencia de los seres

La tercera vía tomista o vía de la contingencia de los seres parte del hecho de constatar, a través de los sentidos, que todos los seres vivos son incapaces de darse a sí mismos la existencia.

Por tanto, debe haber un ser contingente, causa de los demás y que, por tanto, no puede no existir.

Este ser contingente es Dios.

Cuarta vía: la vía de los grados de perfección

La cuarta vía tomista o vía de los grados de perfección parte del hecho de constatar, a través de los sentidos, que existen distintos grados de perfección en los seres vivos.

Por tanto, la existencia de la perfección limitada de los seres vivos exige la existencia de un ser cuyo grado de perfección sea absoluto, siendo su perfección la fuente de donde derivan el resto de perfecciones limitadas.

Esta fuente de perfección absoluta es Dios.

Quinta vía: la vía de la finalidad

Finalmente, la quinta vía tomista o vía de la finalidad parte del hecho de constatar, a través de los sentidos, que los seres inorgánicos actúan con un fin, pero, al carecer de conocimiento e inteligencia, sólo pueden tender a dicho fin si son dirigidos por un ser inteligente.

Santo Tomás de Aquino
Santo Tomás de Aquino, pintura al óleo de Juan de Peñalosa y Sandoval fechada entre los años 1610 y 1615.

Por tanto, debe existir un ser con una inteligencia suprema y con la capacidad de ordenar todas las cosas naturales dirigiéndolas a su fin.

Dicha inteligencia suprema y ordenadora es Dios.

Hilemorfismo según santo Tomás

Santo Tomás toma de la doctrina aristotélica la teoría del hilemorfismo, afirmando que el ser humano es un compuesto de materia y forma, siendo el cuerpo, la materia, y la forma, el alma.

Añadía lo siguiente: el alma es el principio de la vida. Es única y sin parte. Si bien está unida al cuerpo, es decir, a la materia, esta es inmaterial y goza de entendimiento y voluntad por sí misma.

Por tanto, al ser inmaterial, el alma es inmortal.

Teoría del conocimiento de santo Tomás

La teoría del conocimiento de santo Tomás está estrechamente ligada al hilemorfismo y su concepción antropológica.

Para santo Tomás, el conocimiento es un acto del compuesto de cuerpo-alma y, por tanto, no hay nada en el entendimiento que antes no haya estado en los sentidos.

Así pues, el conocimiento es sensible. Los datos que proporcionan los sentidos son el punto de partida del conocimiento, siendo dichos datos el lugar de origen del entendimiento y la razón.

Ambas son habilidades que permiten al humano despojar los rasgos particulares de un objeto de estudio y quedarse con su esencia misma para comprenderlo de una mejor manera.

Ética tomista en contraste con la ética aristotélica

La ética de santo Tomás, al igual que la de Aristóteles, es una ética basada en la ley natural.

Para santo Tomás, la perfección o fin último del ser humano es la felicidad perfecta, la cual implica la visión beatífica de Dios.

Triunfo de santo Tomás de Aquino sobre los herejes
Triunfo de santo Tomás de Aquino sobre los herejes, obra de Filippino Lippi de entre los años 1489 y 1491.

Es en este punto donde se pueden establecer ciertas diferencias entre la filosofía y la ética tomista respecto de la filosofía y ética aristotélica:

  • Aristóteles afirmaba que la felicidad del hombre consistía en la contemplación racional del objeto más elevado del entendimiento, es decir, lo último que se podría llegar a conocer: el motor inmóvil. Si bien algunas de las características que da Aristóteles sobre el motor inmóvil son muy similares a las que se atribuyen al Dios cristiano, para Aristóteles el motor inmóvil no era un Dios creador, sino la causa eficiente y final de todo cambio y movimiento eterno del universo.
  • Para Aristóteles sí era posible ser feliz en la vida terrenal, pero no para santo Tomás, pues aquello sólo es posible en la vida que hay después de la muerte. Siendo ésta la razón, para Tomás de Aquino, de que el hombre, en su libertad, busque el bien al que tiende mediante el ejercicio de las virtudes, es decir, a Dios.

Política según la perspectiva tomista

Desde una perspectiva tomista, tanto el Estado como la Iglesia poseen su propio campo de acción, de la misma manera que la fe y la razón poseen el suyo.

Por tanto, dado que el hombre tiene un fin último y este es de carácter sobrenatural, Estado e Iglesia, uno en su cualidad de director de los asuntos terrenales, y la otra como responsable de los asuntos ligados a la fe y a la doctrina, deben ayudar al ser humano al cumplimiento de su fin último.

Asimismo, como la fe y la razón no deben ser ni contradictorias ni excluyentes entre sí, la Iglesia y el Estado no deben serlo.

Por tanto, ninguna de sus acciones o mandatos deben intervenir en el correcto y debido ejercicio de sus funciones.

Añadía, además, santo Tomás que el gobernante posee su soberanía, en tanto la utilice para el bien de los ciudadanos y no para su bien privado, y que, en caso de que la utilizase en su beneficio personal, su gobierno debía ser considerado una tiranía; en consecuencia, su deposición sería legitima.

En cuanto al sistema de gobierno ideal para santo Tomás, este abogaba por un sistema de gobierno de constitución mixta, es decir, uno donde hubiese cabida tanto para la aristocracia como para la democracia.

Sin embargo, para santo Tomás, el sistema de gobierno no era tan relevante como las acciones de los gobernantes en sí, considerando primordial, ante todo, que el gobernante ejerza su soberanía en pro del bien general de los ciudadanos.

Referencias:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *