Este capítulo de la historia de Argentina comienza con la caída del primer líder populista del siglo XX, Hipólito Yrigoyen, y termina con la aparición del segundo en la política argentina, Juan Domingo Perón.
Tras la crisis del 29, el 6 de septiembre de 1930 el Partido Conservador de Argentina consigue sacar provecho de la crisis internacional y asume el poder de la nación tras asestar un golpe de Estado al presidente radical Hipólito Yrigoyen.
El golpe de Estado que encabezaron los generales José Félix Uriburu y Agustín Pedro Justo no sólo marcaría el inicio de la conocida Década Infame, sino que también sentaría los antecedentes de la práctica político-militar que acabaría con aquello que ellos habían comenzado. A continuación, os contamos su historia.
Antecedentes y causas de la Década Infame
El martes 29 de octubre de 1929, la caída estrepitosa de la bolsa de valores de Nueva York sacudiría al mundo capitalista. La Gran Depresión asestaría un duro golpe a la Argentina, un país, ante todo, agroexportador y, por tanto, dependiente de los países compradores de materias primas.
Así pues, tras el cierre de los mercados internacionales, la Nación Argentina parece quedarse sin compradores; la vulnerabilidad del modelo agroexportador argentino había quedado totalmente expuesta.
La prensa y la oposición argentina aprovechan la oportunidad y deciden señalar al presidente radical, Hipólito Yrigoyen, como el responsable de la crisis del país al afirmar que Argentina no se hubiese visto particularmente afectada por la crisis del 29 si el mandatario hubiese estado en su mejor estado físico y mental.
De esta manera, insinuaban, sutilmente, que el presidente Yrigoyen ya no estaba en capacidad de seguir dirigiendo las riendas del país frente a una situación económica nacional e internacional tan convulsionada.

Lo antes expuesto sentaría las bases para el golpe de Estado del 6 de septiembre de 1930, aquel que daría inicio a la Década Infame y cuya existencia el presidente Hipólito Yrigoyen se negó a aceptar hasta que fue demasiado tarde.
¿Qué fue la Década Infame?
Se conoce como Década Infame, restauración neoconservadora, restauración conservadora o República imposible al periodo histórico de Argentina que inicia con el derrocamiento del presidente radical Hipólito Yrigoyen, el 6 de septiembre de 1930, y culmina con el derrocamiento del presidente Ramón S. Castillo, el 4 de junio de 1943.
Desarrollo y etapas de la Década Infame
José Félix Uriburu y Agustín Pedro Justo conspiran en contra del presidente Yrigoyen
Previo al golpe de Estado del 6 de septiembre de 1930, la facción política de los conservadores que conspiraban en contra de Hipólito Yrigoyen discutía cuál debía ser el modelo político-económico que debía instaurarse una vez se derrocara al presidente.
Dentro de todas las opciones posibles, dos de ellas eran las más apoyadas, cada una respaldada por la figura de un líder:
- José Félix Uriburu: militar conservador cuya simpatía política por la democracia y el sistema de partidos era mínima, pues sentía mucha más predilección por el elitismo y el autoritarismo político, así como por los regímenes corporativos propios de los gobiernos fascistas.
- Agustín Pedro Justo: en contraste con el anterior, era un militar menos autoritario y de mayor formación intelectual, aunque ello no significaba que sus intenciones políticas fuesen del todo honestas, ya que, de ser necesario, estaba dispuesto a llevar a cabo un fraude electoral. En términos generales, respaldaba el ideario republicano y la democracia, siempre y cuando fuese su candidato político el que ganara las elecciones.
Golpe de Estado del 6 de septiembre de 1930: inicio de la Década Infame

El 6 de septiembre de 1930, sería José Félix Uriburu quien encabezaría el golpe de Estado que dio fin al segundo mandato presidencial de Hipólito Yrigoyen. El teniente general Uriburu no dudaría en autoproclamarse presidente provisional de la Nación Argentina.
Uriburu, consciente de que su autoproclamación como presidente traería consigo una fuerte disidencia y oposición política, prometería la celebración de elecciones presidenciales (añadiendo, además, que ni él ni ninguno de los integrantes de sus gobiernos se presentarían como candidatos presidenciales).
Sin embargo, aquello no era más que una promesa vacía, pues dentro de sus planes se encontraba la eliminación del sistema de partidos políticos y una reforma constitucional.
Justo, vislumbrando el fracaso de las prácticas políticas arbitrarias de Uriburu, decide no formar parte de su gabinete político. Esto último con la finalidad de mantener cierta aura democrática sobre su persona.
Asimismo, Justo fundaría, el 1 de agosto de 1931, el Partido Demócrata Nacional. Al mismo tiempo, fomenta la Concordancia, una alianza política entre los radicales antipersonalistas (anti-yrigoyenistas), conservadores y socialistas del PSI.
El regreso del expresidente Marcelo T. de Alvear
Frente a la figura de líder conservador-democrático que Agustín P. Justo erigía sobre sí mismo, el teniente general Uriburu continuaba avanzando en sus prácticas antidemocráticas.
Estas prácticas políticas que había emprendido Uriburu, propias de una dictadura, trajeron de vuelta al escenario político argentino al máximo líder de los radicales antipersonalistas, Marcelo Torcuato de Alvear, quien se encontraba en Francia desde 1928.

Alvear llegaría a la Argentina con una meta clara: unificar al radicalismo argentino, esto es, antipersonalistas e yrigoyenistas, en contra de la dictadura de Uriburu; empero, Uriburu, un hombre, ante todo, astuto, lograría sacar fácilmente a Alvear del juego político.
Y es que, tras una sublevación militar en la Provincia de Corrientes, Uriburu acusaría a Alvear, junto a varios líderes socialistas y radicales, de haber instigado dicha revuelta, expulsándolo del país inmediatamente.
Elecciones presidenciales de Argentina de 1931: el ascenso de Agustín P. Justo
El 8 de noviembre de 1931, la aparente promesa vacia de Uriburu se convertiría en una realidad. Gracias a la presión política de sus aliados, los conservadores, este último se vería forzado a convocar elecciones presidenciales, en las cuales Agustín P. Justo resultaría ganador.
El 20 de febrero de 1932, Agustín P. Justo asume como presidente de la Nación Argentina, tras desplazar, de manera sutil e inteligente, a su más grande rival, el teniente general Uriburu.
No obstante, Uriburu, antes de abandonar el poder ejecutivo, decide indultar al expresidente Hipólito Yrigoyen, quizás con la intención de que este último se convirtiese en la más grande némesis del gobierno de Justo.
La estrategia política de Uriburu no llegaría a buen puerto, pues, si bien el expresidente Hipólito Yrigoyen tenía intenciones de retomar el liderazgo del radicalismo en Argentina, su avanzada edad y delicado estado de salud le impediría lograr tal proeza.
Esto último llegaría a su punto culmen el 3 de julio de 1933, fecha en la que la vida de Hipólito Yrigoyen llegó a su fin.
Tratado Roca-Runciman, Lisandro de la Torre y el asesinato en el Senado de la Nación
Ante el avance de la pobreza, el desempleo, el cierre de mercados internacionales y el resto de nefastas consecuencias provocadas por la crisis del 29, el presidente Justo se ve forzado a negociar un acuerdo con Reino Unido, uno que le garantice que sus productos agropecuarios van a ser comprados.

De esta manera, nace el tratado Roca-Runciman, uno que más allá de beneficiar económicamente a la Argentina, supeditaba dicho país a la hegemonía británica.
Ignorando las disidencias que el pacto Roca-Runciman pudiese generar, el presidente Justo decide ponerlo en marcha, al mismo tiempo que su recién nombrado ministro de Hacienda, Federico Pinedo, se compromete, en nombre del gobierno, a comprar el exceso de oferta del mercado interno ganadero (esto último con la intención de impedir que los precios de las carnes se desplomen sin resistencia alguna).
Cuando el gobierno del presidente Agustín P. Justo parecía haber resistido el embate de la crisis internacional, Lisandro de la Torre, quien había sido su rival en las elecciones presidenciales de noviembre de 1931, consigue exponer en la sede del Congreso las múltiples irregularidades del pacto Roca-Runciman.
Su gallardía provocaría que Ramón Valdés Cora, excomisario y matón a sueldo del Partido Conservador, aprovechase un altercado entre el ministro de agricultura y ganadería y el propio Lisandro de la Torre para atentar contra la vida de este último. Sin embargo, sería su amigo, el senador Enzo Bordabehere, quien perdería la vida en aquel atentado.
Manuel Fresco: el nuevo gobernador de la Provincia de Buenos Aires
El presidente Justo, adelantándose al avance de los radicales y a las nefastas repercusiones políticas que traería consigo el asesinato del senador Enzo Bordabehere, decide amañar las elecciones de la Provincia de Buenos Aires, consiguiendo así que su candidato, Manuel Fresco, un conservador bastante pragmático y astuto, gane los comicios electorales de dicha provincia.
El avance arbitrario y fraudulento del partido del presidente Justo encontraría uno de sus más acérrimos enemigos en la figura de Amadeo Sabattini, el candidato a gobernador del partido UCR por la Provincia de Córdoba, quien, en caso de ser necesario, estaba dispuesto a defender las urnas electorales con las armas.
Sería, pues, la gallardía de Sabattini, lo que le permitió oponerse al fraude electoral y ganar las elecciones en Córdoba.
Por otra parte, en la Provincia de Santa Fe, Lisandro de la Torre, uno de los más grandes opositores del gobierno de Agustín Justo, se perfila como el candidato estrella a ganar la gobernación de dicha provincia. Sin embargo, el presidente no estaba dispuesto a permitir lo ocurrido en Córdoba, por lo que decide intervenir directamente la Provincia de Santa Fe.

La arbitrariedad de Agustín P. Justo llevaría a Lisandro de la Torre a caer en un abismo sumamente profundo, uno del cual nunca se levantaría. Lamentablemente, el 5 de enero de 1939, encontrándose solo en su departamento y profundamente deprimido por el asesinato de Bordabehere, acabaría con su propia vida a través de un disparo de revólver en el corazón.
Industrialización, clase obrera, sindicalismo y comunismo en Argentina
La crisis del 29 no traería consigo cambios únicamente macropolíticos o macroeconómicos, sino que también, allí, en la espontaneidad de las urbes, traería cambios importantes. Así pues, ante la escasez de productos importados, parte del sector privado comienza, paulatinamente, a crear sus propias fábricas en la Argentina.
Sería de esta manera como la industrialización de la Argentina comenzaría a dar sus primeros pasos. Sin embargo, un pujante sector industrial requiere de numerosos obreros, por lo que no pasaría mucho tiempo para que dicho sector absorbiera a la mano de obra de origen campesina que había quedado desamparada tras la crisis del sector agropecuario.
Nuevamente, el presidente Justo se adelanta al devenir de la sociedad argentina, por lo que, consciente de que la industrialización es, en todo momento, una carta de invitación a la revolución de la clase obrera, al sindicalismo y a las ideas del comunismo en general, decide poner en marcha una serie de reformas políticas y sociales que otorguen un mayor bienestar a la incipiente clase obrera.
Manuel Fresco y Amadeo Sabattini
Antes de que Agustín P. Justo pusiese en marcha su plan de apaciguamiento ante la inminente revolución social, el gobernador de Buenos Aires, Manuel Fresco, ya había dado inicio a su propio plan de reforma política y social.

Así pues, Manuel Fresco ordenó la construcción de 50.000 viviendas económicas y se propuso la difícil labor de sustituir el ideario laico-democrático de la sociedad argentina por uno más bien tradicional y religioso.
Asimismo, Fresco reivindicaría las prácticas deportivas, enfatizando el hecho de que una patria grande requiere de ciudadanos fuertes y capaces. Esto último es un claro coqueteo con las ideas del fascismo italiano de Benito Mussolini.
En contraste con el ideario pragmático del presidente Agustín P. Justo y del gobernador de Buenos Aires Manuel Fresco, el gobernador de Córdoba, Amadeo Sabattini, se perfila como un exitoso político creyente de la Tercera Vía, es decir, una posición equidistante entre el colectivismo totalitario y el corporativismo capitalista.
Sabattini, consciente de que seguir un plan de políticas públicas y redistributivas en beneficio de la justicia social trae consigo un importante gasto público, inviste a su gobierno de gran austeridad, lo cual le permitió apaciguar a la clase obrera y, al mismo tiempo, dotar a su gestión de superávit fiscal.
Elecciones presidenciales de Argentina de 1937: el ascenso de Roberto M. Ortiz
En 1937, consciente de que su mandato presidencial estaba por finalizar, el presidente Justo escoge a quien tendrá la labor de ser su sucesor: Jaime Gerardo Roberto Marcelino María Ortiz.
Como era de esperarse, el Partido Demócrata Nacional amaña las elecciones y Roberto Ortiz obtiene la victoria en las elecciones presidenciales de 1937, asumiendo como presidente de la Nación Argentina el 20 de febrero de 1938.

Si bien Roberto Ortiz había llegado a la presidencia de la Argentina a través del fraude electoral, por extraño y contradictorio que parezca, este lo combatiría fervientemente.
Quizás, la actuación más destacada del presidente Roberto Ortiz respecto al fraude electoral fue la intervención de la Provincia de Buenos Aires de 1940, en la que impidió la asunción de Alberto Barceló como sucesor de Manuel fresco mediante la anulación de las elecciones fraudulentas que le habían conferido dicha victoria.
Ramon Castillo asume como presidente interino de la Nación Argentina
A pesar del intento del presidente Roberto Ortiz por blindar los comicios electorales de la Argentina, la diabetes (tipo 2), enfermedad que padecía desde antes de asumir como presidente, le obligaría a solicitar licencia ante el poder ejecutivo el 3 de julio de 1940.

De esta manera, el vicepresidente de aquel entonces, Ramón S. Castillo, asumiría de forma interina la presidencia de la Nación Argentina, dando inicio a una nueva era, aún más corrupta, de la Década Infame.
El nuevo presidente (de facto) tendría que lidiar con una nueva crisis internacional: la Segunda Guerra Mundial. Si algo caracteriza a un mundo en guerra, eso es que los mercados internacionales cambian por completo. El nuevo presidente no ignoraba tal realidad.
Castillo, valiéndose de su experiencia y perspicacia, se percata de los cambios económicos que produce la guerra en el mercado internacional, por lo que impulsa, junto a Federico Pinedo, su nuevo ministro de Hacienda, reformas económicas que promuevan la industrialización de la Argentina y la producción masiva de los productos que Europa ahora demanda fervientemente.
El arribo de Perón y el fin de la Década Infame
En 1941, Juan Domingo Perón regresa de Europa tras contemplar en primera fila la estructura, el funcionamiento y los secretos de los gobiernos fascistas europeos de aquel entonces, aprendiendo, sobre todo, cómo sacar provecho a la demagogia y al populismo.
Tras su llegada, Perón decide unirse al GOU (Grupo de Oficiales Unidos), un sector del ejército simpatizante del nacionalismo que comenzaba a ver con desdén la hegemonía del Partido Demócrata Nacional.

En los próximos meses, tanto la Unión Cívica Radical Antipersonalista como el Partido Demócrata Nacional recibirían un duro golpe: sus líderes y expresidentes argentinos, Marcelo T. de Alvear, Roberto Ortiz y Agustín Pedro Justo, fallecerían.
Sus muertes enviarían un claro mensaje a los sectores políticos que se oponían al presidente Ramón Castillo: la generación de políticos argentinos pasada ha llegado a su fin; es tiempo de una nueva generación.
Sería, de esta manera, que el 4 de junio de 1943 un golpe de Estado encabezado por el Grupo de Oficiales Unidos y de clara ideología nacionalista se hace con el poder ejecutivo de la Argentina, marcando así el final de la Década Infame y el inicio de una serie de dictaduras militares que culminarían con el ascenso a la presidencia de Juan Domingo Perón.
Características de la Década Infame
Estas son algunas de las características políticas, económicas y sociales de la Década Infame:
- Fueron cuatro los presidentes que condujeron Argentina durante la Década Infame: José Félix Uriburu (de facto, 6 de septiembre de 1930-20 de febrero de 1932), Agustín Pedro Justo (20 de febrero de 1932-20 de febrero de 1938), Roberto Marcelino Ortiz (20 de febrero de 1938-27 de junio de 1942) y Ramón S. Castillo (27 de junio de 1942-4 de junio de 1943).
- Cada presidente de la Década Infame enfrentó las consecuencias de la Gran Depresión a su manera. Uriburu aumentó la presión fiscal. Justo pactó con Reino Unido el tratado Roca-Runciman y dio paso al nacimiento de un sector industrial pujante. Roberto Ortiz intentó dar marcha atrás a las prácticas fraudulentas de sus predecesores. Ramón S. Castillo intentó mantenerse neutral y sobrevivir a un mundo afectado por la Segunda Guerra Mundial.
- De cierta manera, el Senado y algunas provincias de la nación mantuvieron su independencia ideológica respecto de la presidencia de Argentina. De todas estas, destaca la Provincia de Córdoba durante el mandato gubernamental de Amadeo Sabattini, por haber blindado e impedido el fraude, por las armas, en las elecciones provinciales de Córdoba de 1935.
- Durante la Década Infame, el modelo agroexportador de Argentina sería reemplazado, paulatinamente, por un nuevo modelo industrial. Sin embargo, ello traería consigo el florecimiento del socialismo, las practicas sindicales y la clase obrera en la Argentina.
- Todas y cada una de las elecciones presidenciales celebradas durante la Década Infame estuvieron mancilladas por el fraude electoral.
Consecuencias de la Década Infame
La siguiente lista expone y enumera las consecuencias más relevantes surgidas tras el fin de la Década Infame:
- Tras el golpe de Estado del 4 de junio de 1943, una serie de dictaduras militares tomarían el control del poder ejecutivo en la Nación Argentina. Estas fueron las de los generales Arturo Rawson, Pedro Pablo Ramírez y Edelmiro Farrell.
- Argentina abandona el antiguo modelo económico agrodependiente y auspicia el crecimiento del sector industrial.
- La clase obrera argentina se ve fortalecida y encuentra protección y beneficios en la figura de Juan Domingo Perón.
- El poder e influencia política de Juan Domingo Perón crece a medida que los sectores sindicales argentinos se ven robustecidos gracias a sus acciones.
- El socialismo e ideologías políticas similares pasan de ser una corriente política débil en la Argentina a ser una de las más poderosas e influyentes.
Referencias:
- Episodio 07: La década infame (1930-1943) – Ver La Historia. Televisión Pública.
- Argentina: década infame (1930-1943). Historiador Argentino.
- Década Infame. Wikipedia.
- Gran Depresión. Wikipedia.
- José Félix Uriburu. Wikipedia.
- Agustín Pedro Justo. Wikipedia.
- Lisandro de la Torre. Wikipedia.
- Manuel Fresco. Wikipedia.
- Amadeo Sabattini. Wikipedia.
- Roberto Marcelino Ortiz. Wikipedia.
- Alberto Barceló. Wikipedia.
- Marcelo Torcuato de Alvear. Wikipedia.
- Hipólito Yrigoyen. Wikipedia.
- Ramón S. Castillo. Wikipedia.
- Grupo de Oficiales Unidos. Wikipedia.
- Revolución del 43. Wikipedia.
Argentina creció en ese período, sin estridencias ni populismo. Ni década ni infame. Infame fue el nacionalismo aislacionista y populista que vino después, que hizo perder reservas, prestigio e inversiones al país.-