El siguiente artículo tiene como finalidad principal exponer y escudriñar paso a paso la definición, el significado y las características que presenta la tendencia política conocida como populismo, cuya relevancia en la historia política contemporánea parece aumentar año tras año.
Definición de populismo
Se define como populismo al conjunto de prácticas políticas, sociales y económicas que ejerce el populista, un líder político que ostenta un cargo dentro del Estado, usualmente la jefatura de Estado, o bien que pretende ostentarlo.
En este sentido, el populismo es una doctrina política que se construye necesariamente alrededor de la figura de un líder político, el populista, cuyo discurso se caracteriza por la construcción de una falsa dicotomía, una necesaria polarización social: el pueblo versus el antipueblo.
Una vez el populista divide a la población de una nación en dos (pueblo y no pueblo), este procede a convertirse en la voz de uno de los bandos, en este caso el pueblo, y a culpar de cuanto mal exista o pueda existir en la nación al bando contario, el antipueblo.
Esta supuesta dignidad de héroe que recae sobre el populista, reforzada la mayoría de las veces por un cargo político, la democracia y un carisma inigualable, le permite hacer lo siguiente:
- Decretar qué es verdad y qué no lo es.
- Responsabilizar a sus detractores de cuanta desgracia ocurra en el país, incluso de aquellas que han sido provocadas por él mismo.
- Por supuesto, acumular cada vez más y más poder político, pues él es la voz del pueblo y, por tanto, es su deber y su derecho asegurarse de que el sector a quien él representa esté seguro.
Por último, es preciso destacar el hecho de que el populismo, como doctrina política, no se encuentra relacionada stricto sensu a una única ideología política, aunque sí que es cierto que es más común observar practicas populistas en sectores políticos con ideologías afines a la izquierda (centro-izquierda, socialdemocracia, socialismo) o en gobiernos plenamente autoritarios (fascismo).
Significado de populismo
El término populismo encuentra su raíz etimológica en el ruso народничество, transliterado como narodnichestvo, que, al traducirse al español, resulta en la palabra populismo.
El significado etimológico más próximo a dicho término podría ser el lema ruso del cual deriva: ir hacia el pueblo.
Características del populismo
Según lo escrito por el abogado y analista político chileno Axel Kaiser y la politóloga y escritora guatemalteca Gloria Álvarez en su libro en conjunto El engaño populista, publicado en 2016, existen al menos cinco desviaciones que configuran la mentalidad populista […]:
El odio a la libertad y la idolatría hacia el Estado
Cuando de populismo se trata, la línea que diferencia a los gobiernos de izquierda y de derecha suele diluirse hasta el punto de que no se sabe a qué considerar populismo de izquierda o populismo de derecha, ya que, en ambos casos, la existencia de un Estado gigantesco altamente intervencionista, burocrático y severo en términos de presión fiscal no se encuentra sujeta a discusión.
El Estado es la esperanza del pueblo, y como el populista usualmente ostenta la jefatura de Estado, entonces él es la única y verdadera esperanza del pueblo ante el mal inmisericorde que les aflige de manera incesante.
Así pues, el pueblo debe estar siempre dispuesto a ceder sus libertades individuales a su héroe y salvador, el populista, siempre y cuando este necesite vulnerar dichas libertades para defenderlos ante el embate incesante del antipueblo.
La existencia de este último grupo no debe ser cuestionada ni tildada de paranoica por un integrante del pueblo, pues esto le convertiría de manera casi inmediata en un enemigo a vencer, en un miembro del antipueblo.
El complejo de víctimas
La campaña de polarización social que emprende el populista y la mentalidad que este pretende construir en los ciudadanos que escuchan sus discursos, siempre rebosantes de carisma y energía, tiene un sentido fundamental: generar un complejo de víctimas en la mente de cada integrante del pueblo.
De esta manera, ni el pueblo, que es quien ha escogido a su líder demagogo de turno, ni el jefe de Estado populista son o pueden ser los responsables del mal que aqueja a su país; eso es impensable, ellos son víctimas, por lo que la culpa debe ser de alguien más: el antipueblo.
En este sentido, la postura de víctima del pueblo, que es, además, la de su representante, el populista, le permite estar exento de cualquier responsabilidad; incluso si el pueblo atentase contra la ley, su acción estaría legitimada, en tanto es una sublevación ante la tiranía opresora que ejerce el antipueblo.
La paranoia antineoliberal (o anticomunista)
Como se ha mencionado a lo largo del presente artículo, el populismo, como doctrina política, necesita del enfrentamiento continuo y sistemático del pueblo y del antipueblo.
Ahora bien, ¿quién es el antipueblo? Lo cierto es que puede ser cualquiera, aunque, cuando de populismo de izquierda se trata, el antipueblo predilecto es, sin duda, el neoliberalismo.
El origen del término neoliberalismo se remonta a 1938, en el marco del Coloquio Walter Lippmann, siendo su creador el economista y sociólogo alemán Alexander Rüstow.
El objetivo de la creación de este término era designar al conjunto de prácticas político-económicas conocidas actualmente como economía social de mercado; similar, en la praxis, a la socialdemocracia.
Partiendo de la descripción original del neoliberalismo, ¿tiene sentido, entonces, la connotación peyorativa que recibe en la actualidad por parte de políticos populistas con ideas afines a la izquierda?
No, en absoluto. Actualmente, el término neoliberalismo se utiliza para condenar cualquier práctica que se asemeje en lo más mínimo a la economía de mercado, y ha sido el chivo expiatorio por excelencia en la mayoría de gobiernos latinoamericanos desde finales del siglo XX.
Si bien, en términos generales, el discurso político de izquierda parece ser más compatible con el populismo que el discurso político de derecha, ello no es del todo cierto.
A lo largo del siglo XX, el gobierno de los Estados Unidos de América emprendió numerosas campañas bélicas (con todo lo que ello implica: gasto público exacerbado, servicio militar obligatorio, crisis social, etc.) bajo el estandarte de la lucha contra el comunismo, siendo esta última doctrina política su antipueblo por excelencia.
La pretensión democrática
El populismo encuentra su justificación más inmediata en la erosión del concepto formal de democracia representativa.
En este sentido, el líder populista justificará reiteradamente sus acciones con la frase el pueblo así lo quiere, por lo que, siendo ellos la voz del pueblo —porque el pueblo los ha escogido de manera democrática—, sus acciones son, en realidad, la voluntad del pueblo, y el pueblo siempre tiene la razón.
La obsesión igualitarista
El líder populista sabe que una de las formas más efectivas de despertar pasiones a través de un discurso es convencer a un sector (el pueblo) de que una minoría oligárquica es la responsable de su estado actual y que, al mismo, tiempo el bienestar económico que goza tal oligarquía (el antipueblo) está relacionado directamente con la pobreza y los males que aquejan al sector más desfavorecido.
Así pues, bajo el marco teórico de la doctrina populista no existe peor cosa que la desigualdad social; por tal motivo, debe ser erradicada inmediatamente.
Sin embargo, lograr tal proeza nunca es tarea sencilla, ya que generar riqueza es mucho más complejo que despilfarrarla, por lo que los líderes populistas, usualmente, preferirán confiscar parte de la riqueza del sector más pudiente para redistribuirla hacia el sector más desfavorecido; todo ello, bajo el estandarte de la justicia social.
Ejemplos de gobiernos populistas
Desde el estallido de la Revolución francesa y el nacimiento del republicanismo como respuesta a los gobiernos monárquicos absolutistas, han existido un sinfín de gobiernos populistas tanto en el mundo occidental como en el oriental.
Quizás el caso más antiguo de gobierno populista de la Edad Contemporánea sea El Terror, régimen que emprendió Maximilien Robespierre en Francia, entre 1973 y 1974, en el marco de la Revolución francesa.
El siglo XX, famoso por sus numerosas guerras, también tuvo sus propios líderes y gobiernos populistas, dentro de los que destacan cuatro de manera especial:
- Benito Mussolini, en Italia.
- Adolf Hitler, en Alemania.
- Mao Zedong, en China.
- Fidel Castro, en Cuba.
Por último, el actual siglo no quedaría exento de la existencia de otros líderes, especialmente en Latinoamérica, donde destacaron (o destacan) los siguientes gobiernos populistas:
- Juan Domingo Perón y otros representantes del peronismo (4 de junio de 1946 – 12 de septiembre de 1955; 12 de octubre de 1973 – 1 de julio de 1974), Argentina.
- Hugo Chávez (14 de abril de 2002 – 5 de marzo de 2013), Venezuela.
- Nicolás Maduro (5 de marzo – 19 de abril de 2013; 19 de abril de 2013 – actualidad), Venezuela.
- Michelle Bachelet (11 de marzo de 2014 -11 de marzo de 2018), Chile.
- Cristina Fernández de Kirchner (10 de diciembre de 2007-9 de diciembre de 2015), Argentina.
- Alberto Fernández (10 de diciembre de 2019 – actualidad), Argentina.
- Rafael Correa (15 de enero de 2007 – 24 de mayo de 2017), Ecuador.
- Daniel Ortega (10 de enero de 2007 – actualidad), Nicaragua.
- Manuel Baldizón (14 de enero de 2004 – 14 de enero de 2008), Guatemala.
- Evo Morales (22 de enero de 2006 – 10 de noviembre de 2019), Bolivia.
- Donald Trump (20 de enero de 2017 – 20 de enero de 2021), Estados Unidos.
- Manuel López Obrador (1 de diciembre 2018 – actualidad), México.
Referencias:
- Kaiser Barents-Von Hohenhagen, A. P. y Álvarez Cross, G. (2016). El engaño populista. Deusto.
- Populismo. Wikipedia.
- Alexander Rüstow. Wikipedia.
- ¿Qué es el populismo? 1° parte. UNED. Antonio García-Santesmases Martín-Tesorero, catedrático de Filosofía Moral y Política, y Mario Salvatierra Saru, profesor de Filosofía y parlamentario.
- Deconstruyendo el populismo y sus peligros para la democracia. UNED. José Antonio Olmeda Gómez, catedrático Ciencia Política y de la Administración, y José Javier Olivas Osuna, investigador en el Departamento de Ciencia Política y de la Administración de la UNED, Doctor por la London School of Economics and Political Science.