Las clases sociales en Esparta: espartiatas, periecos e ilotas

En la antigua Grecia, donde ciudades como Atenas brillaban por su democracia y Corinto por su comercio, Esparta emergió como una anomalía fascinante: un Estado militarista cuya estructura social estaba diseñada para sostener un ejército imbatible.

Situada en el corazón del Peloponeso, en la región de Laconia, Esparta no solo se distinguió por su disciplina y austeridad, sino también por una organización social rígida que dividía a su población en clases claramente definidas.

Espartiatas, periecos e ilotas formaban los pilares de esta jerarquía, complementados por categorías intermedias que revelan la complejidad de un sistema aparentemente inamovible.

Comprender estas clases sociales es clave para desentrañar cómo Esparta logró su hegemonía en el siglo V a. C., pero también por qué, con el tiempo, su rigidez contribuyó a su declive.

El contexto de Esparta en la Grecia clásica

En el siglo VII a. C., Esparta comenzó a consolidar su modelo social tras las conquistas de Laconia y Mesenia, que le otorgaron vastas tierras pero también una población sometida numerosa.

Según la tradición, el legendario legislador Licurgo estableció las bases de esta estructura, aunque los historiadores modernos, como Paul Cartledge, sugieren que las reformas fueron un proceso gradual.

Lo cierto es que, para el siglo V a. C., Esparta era una potencia temida, líder de la Liga del Peloponeso y protagonista en las guerras médicas contra Persia.

Su sociedad, sin embargo, era una paradoja: mientras los espartiatas vivían para la guerra, dependían absolutamente de las clases inferiores, lo que generaba una dinámica de control y represión constante.

Soldado espartano en un campamento

Los espartiatas: los iguales de Esparta

En la cúspide de la sociedad espartana se encontraban los espartiatas, los ciudadanos de pleno derecho conocidos como homoioi o iguales.

Considerados los herederos de los conquistadores dorios que fundaron Esparta, los espartiatas eran la élite militar y política de la ciudad. Su vida estaba dedicada exclusivamente al servicio del Estado, moldeada por una disciplina férrea que los convertía en los soldados más temidos de la antigua Grecia.

Sin embargo, la supuesta igualdad entre ellos era más un ideal que una realidad, pues las diferencias económicas y sociales marcaron su historia y, en última instancia, contribuyeron al declive de Esparta.

Definición y características de los espartiatas

Los espartiatas eran los únicos ciudadanos con plenos derechos en Esparta, un estatus reservado a quienes cumplían estrictas condiciones de nacimiento, riqueza y disciplina.

Se autoproclamaban descendientes de los dorios que conquistaron Laconia en el siglo XI a. C., y su identidad estaba intrínsecamente ligada al ideal de igualdad entre pares.

Este concepto, descrito por Aristóteles en su Política (2.1271a), implicaba compartir las mismas responsabilidades militares y participar en las sisitías, comidas comunales que reforzaban la cohesión social.

Sin embargo, la igualdad era más teórica que práctica: existía una aristocracia dentro de los espartiatas, con familias que controlaban mayores extensiones de tierra y gozaban de mayor influencia, lo que generaba tensiones internas.

Condiciones para ser espartiata

Para pertenecer a esta élite, un hombre debía cumplir tres requisitos fundamentales:

  • Ascendencia pura: solo los hijos de padre y madre espartanos podían ser espartiatas. Los matrimonios mixtos con extranjeros o con miembros de clases inferiores, como los periecos o ilotas, estaban estrictamente prohibidos para preservar la pureza de la ciudadanía.
  • Contribución a las sisitías: las sisitías, descritas por Plutarco en su Vida de Licurgo (12), eran reuniones de unos 15 comensales donde los espartiatas compartían alimentos aportados con sus propios recursos. Esta contribución económica, que incluía cereales, vino y otros productos, era esencial para mantener el estatus. Quienes no podían pagarla eran degradados a la categoría de hipomeiones o «inferiores».
  • Disciplina militar: desde los siete años, los espartiatas se sometían a la agogé, un sistema educativo riguroso que los formaba en la obediencia, la lealtad y el arte de la guerra. Esta disciplina, que continuaba hasta la edad adulta, aseguraba que cada espartiata estuviera preparado para servir al Estado hasta el sacrificio.

Privilegios y obligaciones

Los espartiatas disfrutaban de privilegios únicos, pero también cargaban con pesadas responsabilidades.

Poseían las mejores tierras de Laconia y Mesenia, trabajadas por los ilotas, lo que les garantizaba sustento sin necesidad de labor manual.

Su única ocupación era el entrenamiento militar, dejando el comercio, la artesanía y la agricultura a las clases inferiores. Según Jenofonte (Constitución de los Lacedemonios, 7), esta dedicación exclusiva a la guerra era un pilar del sistema espartano, diseñado para mantener la supremacía militar.

Sin embargo, los espartiatas sacrificaban gran parte de su vida personal. La familia, tan valorada en otras ciudades griegas, era secundaria: los hombres vivían en barracones hasta los 30 años, y el matrimonio tenía como único fin procrear hijos fuertes para el ejército, como señala Aristóteles (Política, 1.1269b).

Esta subordinación al Estado hacía de los espartiatas una comunidad unida, pero también rígida, donde la lealtad a los camaradas y la obediencia a los superiores eran innegociables.

Desigualdades internas y decadencia

A pesar del ideal de igualdad, las diferencias económicas entre los espartiatas eran evidentes. Algunas familias acumulaban más tierras y riqueza, mientras que otros apenas podían mantener su contribución a las sisitías.

Esta disparidad, según el historiador Stephen Hodkinson, debilitó la cohesión social de Esparta, ya que el número de espartiatas disminuyó drásticamente entre los siglos V y IV a. C.

Por ejemplo, mientras en la batalla de Platea (479 a. C.) Esparta desplegó 5000 espartiatas, en la batalla de Leuctra (371 a. C.) apenas pudo reunir 700, según Jenofonte (Helénicas, 6.4).

La incapacidad de algunos espartiatas para mantener su estatus económico, sumada a la exclusión de los hipomeiones, erosionó la base ciudadana de Esparta, contribuyendo a su declive frente a potencias emergentes como Tebas.

Impacto histórico de los espartiatas

Los espartiatas fueron el corazón del poder militar espartano, liderando victorias legendarias como la de la batalla de las Termópilas (480 a. C.), donde 300 de ellos resistieron heroicamente contra los persas, según Heródoto (Historias, 7.220-228).

Su disciplina y cohesión los convirtieron en un modelo de excelencia militar, admirado incluso por sus rivales. Sin embargo, su dependencia de los ilotas y la exclusión de otras clases sociales limitaron la flexibilidad de Esparta, haciéndola vulnerable a revueltas internas y a la pérdida de hegemonía tras la guerra del Peloponeso.

Joven espartiata

Los periecos: la clase intermedia de la economía espartana

En la estructura social de Esparta, los periecos ocupaban un lugar intermedio, esencial pero subordinado, entre los privilegiados espartiatas y los oprimidos ilotas.

Los periecos vivían en comunidades semiindependientes en las regiones de Laconia y Mesenia, desempeñando un papel crucial en la economía espartana a través del comercio, la artesanía y la agricultura.

Aunque carecían de derechos políticos, su libertad relativa y su contribución al Estado les otorgaban un estatus peculiar, haciendo de ellos un pilar indispensable de la maquinaria espartana.

Origen y definición de los periecos

El término perieco, que significa los que viven en la periferia, refleja la ubicación geográfica de estas comunidades en las tierras limítrofes de Esparta.

Su origen es objeto de debate: algunos estudiosos, como Paul Cartledge, sugieren que eran una mezcla de poblaciones predorias y dorias que no fueron completamente sometidas durante las conquistas espartanas del siglo VIII a. C.

En la época clásica, los periecos hablaban el dialecto dorio, lo que los integraba culturalmente con los espartiatas, aunque sin acceso a la ciudadanía.

Heródoto (Historias, 1.166-175) usa el término perieco para describir a pueblos aliados, como los cartagineses en relación con los foceos, lo que sugiere que los periecos eran vistos como vecinos colaboradores más que como súbditos.

Rol económico en la sociedad espartana

Los periecos eran la columna vertebral de la economía espartana, ya que los espartiatas, dedicados exclusivamente a la guerra, no participaban en actividades productivas.

Organizados en pequeñas comunidades (komai), que según Tucídides podían sumar cerca de un centenar en el siglo V a. C., los periecos se dedicaban a la agricultura, el comercio y la artesanía.

Producían armas, cerámica y otros bienes esenciales, y controlaban las rutas comerciales que conectaban Esparta con el mundo exterior. Su trabajo permitía a los espartiatas centrarse en el entrenamiento militar, mientras los ilotas se ocupaban de las tierras asignadas a la élite.

Algunas comunidades periecas, como las de la isla de Citera, destacaban por su importancia estratégica y comercial, lo que les otorgaba cierta relevancia dentro del Estado lacedemonio.

Esta actividad económica no solo los enriquecía, sino que también les permitía acumular riqueza que, en algunos casos, superaba la de los espartiatas más pobres, como señala el historiador Stephen Hodkinson.

Autonomía y limitaciones

A diferencia de los ilotas, los periecos gozaban de una libertad considerable dentro de sus comunidades, gestionando sus propios asuntos locales.

Sin embargo, esta autonomía se hallaba limitada por la autoridad espartana. Algunas komai estratégicas estaban bajo supervisión militar directa (citerodiko), y los periecos no podían participar en el gobierno ni tomar decisiones de política exterior, según describe Jenofonte (Constitución de los Lacedemonios, 12).

A pesar de dichas restricciones, estaban exentos de la rigurosa agogé impuesta a los espartiatas, lo que les permitía llevar una vida menos disciplinada y más enfocada en la prosperidad económica.

Los periecos debían cumplir obligaciones con el Estado, como contribuir al mantenimiento de las tierras reales y de culto, y proveer tropas de hoplitas o remeros para la marina espartana. En este último ámbito, podían incluso alcanzar cargos de mando, un privilegio que los distinguía de los ilotas.

Relación con los espartiatas

Las relaciones entre periecos y espartiatas eran generalmente cooperativas, con pocos episodios de conflicto registrados.

Durante las guerras médicas (480-479 a. C.), los periecos lucharon junto a los espartiatas contra los persas, demostrando lealtad, como relata Heródoto (Historias, 9.28).

Tras el devastador terremoto del año 465 a.C., que redujo el número de espartiatas, los periecos reforzaron las filas militares, según Tucídides (Historia de la Guerra del Peloponeso, 1.101).

Esta colaboración sugiere una relación de conveniencia mutua: los periecos se beneficiaban de la protección espartana y de su libertad económica, mientras que Esparta dependía de su producción y apoyo militar.

Además, los periecos podían participar en festividades panhelénicas, como los Juegos Olímpicos, lo que les otorgaba un estatus social superior al de los ilotas y les permitía interactuar con otras ciudades griegas, según evidencias arqueológicas de ofrendas en santuarios como Olimpia.

Importancia histórica de los periecos

Los periecos fueron esenciales para la estabilidad de Esparta, al proporcionar los recursos que sostenían su maquinaria militar.

Su relativa libertad y riqueza contrastaban con la opresión de los ilotas, lo que ayudó a mantener el equilibrio social al reducir el riesgo de revueltas en las periferias. Sin embargo, su exclusión de la vida política limitó su influencia, manteniéndolos como aliados subordinados.

En el siglo IV a. C., cuando Esparta comenzó a declinar tras la derrota en Leuctra (371 a. C.), el papel de los periecos se volvió aún más crítico, ya que compensaron la disminución de espartiatas en el ejército.

Su contribución, aunque menos célebre que la de los espartiatas, fue clave para la hegemonía espartana y refleja la complejidad de una sociedad que, más allá de su fachada militarista, dependía de un delicado equilibrio entre sus clases.

Periecos y espartiatas en un mercado al lado del puerto

Los ilotas: entre la servidumbre y la resistencia

En la base de la pirámide social espartana se encontraban los ilotas, un grupo numeroso y oprimido cuya labor agraria sostenía la economía de la ciudad.

Adscritos a la tierra y sometidos al control del estado, los ilotas vivían en una condición ambigua, entre la esclavitud y una forma arcaica de servidumbre.

Su relación con los espartiatas estaba marcada por la tensión, con el constante temor a rebeliones que llevó a medidas represivas como las criptías.

A pesar de su opresión, los ilotas desempeñaron un papel crucial en Esparta, no solo como productores, sino también como soldados auxiliares, y en algunos casos lograron mejorar su situación o incluso alcanzar la libertad.

Origen y etimología de los ilotas

El origen de los ilotas es objeto de debate entre los historiadores. Según la tradición espartana, eran descendientes de las poblaciones originales de Laconia y Mesenia, sometidas durante las conquistas dorias entre los siglos XI y VIII a.C.

Etimológicamente, el término ilota podría derivar de heilein («cautivo») o de Helos, una ciudad laconia situada en la llanura del río Eurotas, según sugieren autores como Pausanias.

Se distinguían dos grupos principales:

  • Los ilotas de Laconia, posiblemente los primeros en ser sometidos.
  • Los ilotas de Mesenia, que mantuvieron una fuerte identidad propia, alimentando revueltas como la del año 464 a. C. tras el terremoto que devastó Esparta, según relata Tucídides (Historia de la Guerra del Peloponeso, 1.101-103).

Condición jurídica y social

Los ilotas no eran esclavos en el sentido clásico, como los comprados en mercados, sino siervos adscritos a la tierra (cleros) bajo el control del Estado espartano.

Como señala Pausanias, eran «esclavos del Estado» que trabajaban para un espartiata particular, entregando una renta fija conocida como apoforai. Según Plutarco (Vida de Licurgo, 8), esta renta consistía en 70 medimnos de cebada para hombres y 12 para mujeres, además de frutos secos, vino y aceite.

Exigir más allá de lo estipulado era un delito que podía castigarse con la expulsión de las sisitías. El lexicógrafo Julio Pólux, en la época helenística, describió a los ilotas como un grupo «entre la libertad y la esclavitud», una condición similar a la de otros siervos griegos, como los penestai de Tesalia o los klarotai de Creta.

Obligaciones y servicios militares

La principal obligación de los ilotas era trabajar las tierras asignadas a los espartiatas, asegurando la producción agrícola que liberaba a la élite de tareas manuales.

Sin embargo, también desempeñaban roles militares, sirviendo como ayudantes de los hoplitas, infantería ligera o remeros en la marina espartana. En momentos de crisis, como durante la guerra del Peloponeso, los ilotas fueron reclutados en mayor número.

Un ejemplo notable es el caso de los 700 ilotas enviados con Brásidas a la Calcídica en el año 424 a. C., quienes, según Tucídides (Historia, 4.80), fueron liberados por su valentía y se convirtieron en neodamodes, una clase de libertos que podían vivir fuera de los cleros y dedicarse a oficios como la artesanía o el comercio.

Represión y las criptías

La relación entre ilotas y espartiatas estaba marcada por el miedo mutuo. Dado que los ilotas superaban en número a los espartiatas (algunas estimaciones sugieren una proporción de 7 a 1), el riesgo de rebelión era constante.

Para contrarrestarlo, Esparta instituyó las criptías en el siglo VII a. C., un sistema de represión dirigido por los éforos. En estas operaciones, descritas por Plutarco (Vida de Licurgo, 28), jóvenes espartiatas asesinaban selectivamente a ilotas considerados peligrosos, a menudo bajo la cobertura de la noche.

Este mecanismo, aunque cruel, buscaba mantener el control social. Sin embargo, Platón (Leyes, 6.777c) cuestionó el trato a los ilotas, sugiriendo que, aunque sometidos, algunos lograban estabilidad económica e incluso compraban su libertad.

Importancia histórica y legado

Los ilotas fueron esenciales para el funcionamiento de Esparta, al proporcionar los recursos que permitían a los espartiatas dedicarse exclusivamente a la guerra. Sin embargo, su opresión y la amenaza de revueltas, como la rebelión mesenia del año 464 a. C., expusieron las fisuras del sistema espartano.

Comparados con otros siervos griegos, los ilotas tenían una condición única, más cercana a la servidumbre medieval que a la esclavitud clásica. Su resistencia, especialmente en Mesenia, contribuyó a la liberación de esta región en el año 369 a. C. tras la derrota de Esparta en Leuctra, según Jenofonte (Helénicas, 6.5).

El legado de los ilotas trasciende Esparta, ofreciendo una visión de las tensiones sociales que moldearon el mundo griego y de cómo la dependencia de una clase oprimida puede tanto sostener como debilitar a una sociedad.

Ilotas

EN RESUMEN...

A diferencia de otras polis griegas, donde los ciudadanos podían dedicarse a diversas actividades, en Esparta el Estado lo era todo. Cada clase social tenía un rol específico que aseguraba la estabilidad y el poder militar de la ciudad:

  • Los espartiatas, ciudadanos de pleno derecho, se entrenaban desde niños para ser soldados.
  • Los periecos, habitantes de las periferias, sostenían la economía mediante el comercio y la artesanía.
  • Los ilotas, siervos adscritos a la tierra, producían los alimentos que permitían a los espartiatas dedicarse exclusivamente a la guerra.

Esta división, aunque funcional, no estaba exenta de tensiones, como las revueltas de los ilotas o las desigualdades económicas entre los propios espartiatas.

Esquema de las clases sociales en Esparta

Categorías intermedias y dinámicas sociales

Más allá de las tres clases principales de Esparta —espartiatas, periecos e ilotas—, existían categorías intermedias que reflejaban la complejidad y, en cierto modo, la flexibilidad del sistema social espartano.

Grupos como los hipomeiones, los neodamodes y los mothakes ocupaban posiciones ambiguas, situados entre la ciudadanía plena y la servidumbre.

Estas categorías, aunque menos numerosas, eran cruciales para mantener el equilibrio social y militar de Esparta, especialmente en tiempos de crisis.

Su existencia revela que, a pesar de su rigidez, la sociedad espartana permitía cierta movilidad social en circunstancias excepcionales, ofreciendo una visión más matizada de su estructura jerárquica.

Los hipomeiones: espartiatas degradados

Los hipomeiones, o «inferiores», eran espartiatas que perdían su estatus de ciudadanos de pleno derecho al no poder cumplir con las exigencias económicas de las sisitías, las comidas comunales que definían a los homoioi («iguales»).

Según Aristóteles (Política, 2.1271a), la incapacidad de contribuir con alimentos a estas reuniones, debido a la pobreza o la pérdida de tierras, resultaba en la degradación social. Este fenómeno se acentuó en el siglo V a. C., cuando las desigualdades económicas entre los espartiatas se hicieron más evidentes.

Los hipomeiones conservaban su formación militar y su ascendencia espartana, pero quedaban excluidos de los derechos políticos, como participar en la apella (asamblea) o ser elegidos para cargos públicos, lo que generaba resentimiento y debilitaba la cohesión de la élite espartana.

Los neodamodes: ilotas liberados

Los neodamodes eran ilotas que, por decisión del Estado, obtenían la libertad, generalmente como recompensa por servicios militares. Aunque libres, no adquirían los derechos cívicos de los espartiatas, ocupando un estatus intermedio.

Tucídides (Historia de la Guerra del Peloponeso, 4.80) relata el caso de los 700 ilotas que acompañaron a Brásidas a la Calcídica en el año 424 a. C. y fueron liberados por su valentía, convirtiéndose en neodamodes.

Estos libertos podían dedicarse a oficios como el comercio o la artesanía, o seguir sirviendo en el ejército como hoplitas o infantería ligera.

Su integración, aunque limitada, era una solución pragmática para reforzar las filas militares en momentos de escasez de espartiatas, como tras el terremoto del año 465 a. C. o durante la guerra del Peloponeso.

Los motaces: hijos de la ambigüedad

Los motaces (mothakes) representaban otra categoría singular: hijos de espartiatas y mujeres no ciudadanas, a menudo ilotas o periecas.

Aunque su ascendencia mixta los excluía de la ciudadanía plena, los motaces podían ser educados en la agogé, el riguroso sistema de formación militar espartano, si un espartiata los patrocinaba.

Jenofonte (Helénicas, 5.3) menciona a algunos motaces que alcanzaron prominencia, como Lisandro, el célebre general que lideró a Esparta a la victoria en la guerra del Peloponeso.

Esta posibilidad de ascenso, aunque excepcional, demuestra que Esparta permitía cierta movilidad social para aprovechar el talento en tiempos de necesidad, especialmente cuando el número de espartiatas disminuía.

Esquema de las clases sociales intermedias en Esparta

Otras categorías menores

Además de los hipomeiones, neodamodes y motaces, existían otros grupos menos documentados. Estos son algunos de ellos:

  • Tresantes: espartiatas que habían mostrado cobardía en batalla y eran marginados socialmente, según Heródoto (Historias, 7.231).
  • Brasideos: grupo de libertos nombrados en honor a Brásidas, que probablemente se solapaban con los neodamodes.

Estas categorías, aunque marginales, ilustran la diversidad de estatus en Esparta, donde el sistema, aunque rígido, se adaptaba para responder a desafíos militares o demográficos. Por ejemplo, tras la derrota en Leuctra (371 a. C.), Esparta recurrió cada vez más a estos grupos para compensar la pérdida de ciudadanos.

Importancia histórica y dinámicas sociales

Las categorías intermedias de Esparta reflejan un equilibrio entre la rigidez de su jerarquía y la necesidad de flexibilidad en tiempos de crisis.

Los hipomeiones evidencian las tensiones económicas dentro de la élite, mientras que los neodamodes y los motaces muestran cómo Esparta integraba a individuos de origen humilde para reforzar su ejército.

Según el historiador Paul Cartledge, esta movilidad limitada fue clave para la supervivencia de Esparta durante el siglo V a. C., pero también expuso sus debilidades, ya que la exclusión de los hipomeiones y la dependencia de los neodamodes debilitaron la cohesión social.

En el siglo IV a. C., la disminución de espartiatas y el auge de estos grupos intermedios marcaron el declive de Esparta, incapaz de mantener su hegemonía frente a potencias como Tebas.

En detinitiva, Esparta presentaba una sociedad que, aunque estructurada para la guerra, no podía escapar a las tensiones inherentes a su propio sistema.

Referencias
  • Fernández Uriel, P. (2014). Historia antigua universal II. El mundo griego. Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED).
  • Aristóteles. (2015). Política (C. García Gual & A. Pérez Jiménez, Trad.). Alianza Editorial.
  • Heródoto. (1977). Historias (C. Schrader, Trad.). Madrid: Gredos. (Obra original publicada ca. 440 a. C.).
  • Tucídides. (2014). Historia de la guerra del Peloponeso. (A. Guzmán Guerra, Trad.). Alianza Editorial.
  • Cartledge, P. (2002). Sparta and Lakonia: A Regional History 1300-362 BC. Routledge.
  • Hodkinson, S. (2000). Property and Wealth in Classical Sparta. Classical Press of Wales.
¿Cómo citar este artículo?

R. Fernández, J. Las clases sociales en Esparta: espartiatas, periecos e ilotas. (2025, 24 de julio). MuchaHistoria. https://muchahistoria.com/esparta-clases-sociales/ | Última actualización: 2025, 24 de julio.

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