Las guerras mesenias y su impacto en la sociedad espartana

Resumen de las guerras mesenias

  • Fecha:
    • Primera guerra mesenia: 750-735 a. C.
    • Segunda guerra mesenia: 660-640 a. C.
  • Lugar: Peloponeso, específicamente Mesenia y Laconia (actual Grecia).
  • Época histórica: Edad Antigua.
  • Causas:
    • Escasez de tierras cultivables y presión demográfica en Esparta.
    • Ambición espartana de expandir su territorio y asegurar recursos agrícolas.
    • Sublevación de los ilotas mesenios oprimidos (en la segunda guerra).
  • Bandos:
    • Esparta (apoyada por Corinto en la primera guerra).
    • Mesenios (apoyados por Argos, Sición y Arcadia en la primera guerra; Argos, Pisa, Orcómeno y otras ciudades del Peloponeso en la segunda guerra).
  • Resultado: victoria de Esparta en ambas guerras.
  • Consecuencias:
    • Anexión de las tierras mesenias y su reparto en lotes (cléroi) entre los espartanos.
    • Reducción de los mesenios a la condición de ilotas, obligados a trabajar la tierra y pagar tributos.
    • Emigración de algunos mesenios a ciudades como Regio, Sición y Argos.
    • Fundación de Tarento (706 a.C.) por los partenios espartanos excluidos del reparto de tierras.
    • Militarización de Esparta y reformas institucionales tras la segunda guerra.
    • Creación de la Liga del Peloponeso bajo el liderazgo espartano.
    • Consolidación de Esparta como potencia dominante en el Peloponeso.

Pocas guerras de la antigüedad influyeron tanto en la identidad de un Estado como las guerras mesenias lo hicieron en Esparta. Fueron mucho más que conflictos por tierras: marcaron el tránsito de una polis con inquietudes comunes a otras griegas, a una sociedad militarizada, rígida y única en su tiempo.

Entender estas guerras es comprender el nacimiento del modelo espartano, esa compleja combinación de disciplina, austeridad y poder que aún hoy nos fascina.

Contexto: Esparta y los desafíos de la Grecia arcaica

En el siglo VIII a. C., las ciudades griegas se enfrentaban a problemas comunes: crecimiento demográfico, escasez de tierras cultivables y tensiones sociales entre aristocracias y campesinos.

Mientras polis como Corinto o Atenas buscaron soluciones en la fundación de colonias en el Mediterráneo, Esparta miró hacia sus vecinos en el Peloponeso. La fértil región de Mesenia, al oeste de Laconia, ofrecía tierras agrícolas y una población que podía ser explotada como mano de obra.

Esta elección marcó el destino de Esparta, transformándola en una potencia terrestre con una economía basada en la agricultura y el control de una clase servil: los ilotas.

Las guerras mesenias no solo fueron un medio para adquirir recursos, sino también un catalizador para la consolidación del sistema espartano, caracterizado por su militarismo, disciplina y una estructura social rígida.

Mapa de las antiguas regiones del Peloponeso.
Mapa de las antiguas regiones del Peloponeso. Mesenia se sitúa al oeste de Laconia, cuya capital era Esparta. Imagen: Wikipedia.

Las fuentes principales para estos eventos son los poetas Tirteo, cuyas elegías ensalzan las virtudes guerreras espartanas, y Pausanias, cuya obra del siglo II d. C. recopila tradiciones y cronologías.

La primera guerra mesenia (750-735 a. C.): la conquista de Mesenia

La primera guerra mesenia marcó un hito crucial en la historia del Peloponeso, cuando Esparta, en su afán expansionista, emprendió la conquista de la vecina Mesenia.

Causas y desarrollo

La primera guerra mesenia tuvo como objetivo principal la anexión de las tierras mesenias, codiciadas por su fertilidad.

Según Pausanias, el conflicto duró unos veinte años, un periodo prolongado que refleja la resistencia de los mesenios y la complejidad de la empresa espartana.

Los mesenios contaron con aliados como Argos, Sición y los arcadios, mientras que Esparta fue apoyada por Corinto. Este juego de alianzas sugiere que el conflicto trascendió la rivalidad local, involucrando a otras polis del Peloponeso preocupadas por el creciente poder espartano.

Tirteo, en sus fragmentos poéticos, describe la victoria liderada por el rey espartano Teopompo, quien logró someter Mesenia tras una lucha agotadora. En un pasaje memorable, canta:

A nuestro rey Teopompo, caro a los dioses, con el que conquistamos la ancha Mesenia, la Mesenia buena para arar y buena para plantar (Frag. 5).

La resistencia mesenia culminó en su retirada al monte Itome, un bastión natural donde muchos buscaron refugio. Sin embargo, la derrota fue inevitable y el destino de los mesenios, sombrío.

Consecuencias: ilotismo y transformación social

Tras la victoria, Esparta impuso duras condiciones a los vencidos, según relata Pausanias.

Los mesenios debían entregar parte de sus cosechas, participar en ceremonias funerarias espartanas y renunciar a cualquier intento de rebelión.

La mayoría de los mesenios fueron reducidos a la condición de ilotas, un sistema de servidumbre que los ataba a la tierra y los obligaba a trabajar para los espartanos. Tirteo describe su sufrimiento con crudeza:

Como asnos de grandes cargas agobiados, a sus dueños llevando por dolorosa necesidad la mitad de todo el fruto que produce la tierra (Frag. 6-7).

Las tierras conquistadas se dividieron en lotes (cléroi), inicialmente asignados a la aristocracia espartana. Sin embargo, las protestas del pueblo llevaron a un reparto más equitativo, consolidado en las reformas atribuidas a Licurgo. Este sistema de distribución de tierras, junto con el ilotismo, permitió a Esparta sostener una economía agraria estable y financiar su maquinaria militar.

Un grupo de espartanos, los llamados partenios, fue excluido del reparto por razones desconocidas, posiblemente por su ilegitimidad o por no haber participado en la guerra. Estos fueron enviados a fundar Tarento, la única colonia ultramarina espartana, alrededor del año 706 a. C.

Impacto regional

La conquista de Mesenia convirtió a Esparta en una potencia dominante en el Peloponeso, pero también generó tensiones con sus vecinos.

La huida de algunos mesenios a ciudades como Regio, Sición o Argos evidencia la diáspora provocada por la guerra.

Además, la dependencia de los ilotas creó una vulnerabilidad estructural: Esparta debía mantener un control constante para prevenir sublevaciones, lo que influyó en su organización militar y social.

Infografía de la primera guerra mesenia

La época de Alcmán: prosperidad y apertura cultural

Tras la primera guerra mesenia, Esparta disfrutó de un periodo de prosperidad reflejado en los poemas de Alcmán, un lírico coral del siglo VII a. C.

Sus versos celebran la vida rural, las cacerías y la alegría de la aristocracia espartana, contrastando con la severidad posterior del Estado espartano.

Las excavaciones en Laconia confirman esta imagen de una Esparta floreciente, abierta al comercio y a influencias extranjeras.

Comercio y relaciones marítimas

Lejos del aislamiento posterior, la Esparta del siglo VII a. C. mantenía contactos con Cirene, Samos, Chipre y las ciudades jónicas.

Heródoto menciona un navío espartano de 50 remos, y hallazgos arqueológicos, como un marfil en el santuario de Artemisa Ortia que representa un barco, sugieren una actividad marítima significativa.

Esparta importaba telas, muebles y objetos de lujo, especialmente de Chipre y Jonia, lo que indica una economía dinámica.

Florecimiento cultural

Esta prosperidad fomentó un notable desarrollo cultural.

Esparta destacó en los Juegos Olímpicos, con 46 de los 81 vencedores entre los años 720 y 580 a. C. siendo espartanos.

Artistas como Gitíadas, Teodoro de Samos y Bathicles de Magnesia embellecieron templos y santuarios, mientras que orfebres como Calícrates de Laconia producían copas de gran calidad. Los vasos cerámicos laconios, como la Copa de Arcesilao, rivalizaban con los de otras regiones.

La música y la poesía también florecieron. Terpandro de Lesbos triunfó en las Carnes de Olimpia, y poetas como Tales de Creta y Sácadas de Argos enriquecieron festivales como las Gimmopedias.

Alcmán, con su lírica coral, exaltó los valores aristocráticos y la belleza de Esparta, mientras que Tirteo, posiblemente un hoplita espartano, usó su poesía para inspirar a los ciudadanos en tiempos de crisis.

La segunda guerra mesenia (660-640 a. C.): la rebelión de los ilotas

Tras la derrota en la primera guerra mesenia, los mesenios, reducidos a la condición de ilotas, organizaron una rebelión liderada por el carismático Aristómenes, buscando liberar su tierra del yugo lacedemonio.

Causas y desarrollo

La segunda guerra mesenia fue una insurrección de los ilotas mesenios, oprimidos por las duras condiciones impuestas tras la primera guerra. Aunque la cronología es incierta, los estudios basados en Tirteo la sitúan entre los años 660 y 640 a. C.

Los mesenios encontraron apoyo en Argos, Pisa, Orcómeno y otras ciudades del Peloponeso, temerosas del expansionismo espartano. En el año 669 a. C., Fidón de Argos infligió una severa derrota a Esparta en Hisias, un evento que marcó la memoria colectiva espartana.

La guerra fue larga y agotadora, poniendo a prueba la resiliencia de Esparta. Tirteo, en sus elegías, exhortaba a los espartanos a luchar con valor: es hermoso morir por la patria. Finalmente, Esparta logró sofocar la rebelión, capturando el último bastión mesenio en Tege alrededor del año 640 a. C.

Consecuencias: la militarización de Esparta

La segunda guerra mesenia transformó profundamente a Esparta. La derrota en Hisias y el temor a nuevas rebeliones llevaron a reformas estructurales:

  • Renuncia a la expansión territorial: Esparta decidió consolidar sus territorios en Laconia y Mesenia, abandonando ambiciones expansionistas para centrarse en la defensa interna.
  • Reforma militar y social: la amenaza constante de los ilotas impulsó una organización militar que impregnó toda la vida ciudadana. Se fortaleció el sistema de la agogé, la educación espartana centrada en la disciplina y el entrenamiento militar.
  • Creación de la Liga del Peloponeso: para contrarrestar a enemigos como Argos y Arcadia, Esparta forjó alianzas con ciudades del Peloponeso, formando la Liga del Peloponeso bajo su liderazgo. Este pacto, atribuido al éforo Quilón, aseguró la hegemonía espartana en la región.
  • Institucionalización de las Gimmopedias: este festival religioso, vinculado al espíritu militar, conmemoraba la derrota de Hisias y reforzaba la cohesión ciudadana.

Un nuevo ethos espartano

Tras la guerra, Esparta se replegó hacia un modelo más austero y militarizado, alejándose de la apertura cultural de la época de Alcmán. La xenofobia y el aislamiento crecieron, aunque Esparta mantuvo su prestigio como potencia militar, admirada por otras polis.

Infografía de la segunda guerra mesenia

El legado de las guerras mesenias

Las guerras mesenias fueron un punto de inflexión para Esparta. La conquista de Mesenia proporcionó recursos económicos, pero el sistema de ilotismo creó una dependencia que requería vigilancia constante, moldeando una sociedad obsesionada con la disciplina y la preparación militar.

La Liga del Peloponeso consolidó su influencia regional, preparando el escenario para su liderazgo durante las guerras médicas (siglo V a. C.).

Sin embargo, el precio fue alto. La opresión de los ilotas generó tensiones permanentes, y la militarización sacrificó la vitalidad cultural de la Esparta arcaica.

Poetas como Alcmán y Tirteo capturaron dos facetas de esta transición: la celebración de una Esparta próspera y abierta, y la glorificación de un ideal guerrero que definió su identidad posterior.

Ganancias de las guerras mesenias

Referencias
  • Fernández Uriel, P. (2014). Historia antigua universal II. El mundo griego. Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED).
  • Pausanias. (2016). Descripción de Grecia (M. Pérez, Trad.) [Kindle]. Editorial Gredos.
¿Cómo citar este artículo?

R. Fernández, J. Las guerras mesenias y su impacto en la sociedad espartana. (2025, 13 de mayo). MuchaHistoria. XXX | Última actualización: 2025, 13 de mayo.

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