Hace 4.600 millones de años, la Tierra, junto al resto de planetas restantes del sistema solar, comenzó su proceso de formación. 9.000 millones de años después, surgirían las primeras formas de vida conocidas sobre el planeta Tierra.
Pasarían otros 3.295 millones de años para que del linaje de los sinápsidos surgiera el primer género de especie de mamíferos: el Morganucodon (unos mamíferos diminutos de apariencia similar a roedores actuales como la musaraña o el ratón).
Aproximadamente 202.5 millones de años después de la aparición del primer género de mamíferos (el Morganucodon), surgiría, tras la extinción de los australopitecinos, la primera especie del género Homo (sí, el mismo al que pertenece nuestra especie humana) de la que se tiene constancia: el Homo habilis.
El surgimiento de esta última, hace 2.8-1.8 millones de años, daría inicio a la Prehistoria y, al mismo tiempo, marcaría el inicio de la historia de la evolución del género Homo (un proceso que, desde entonces, no ha cesado).
En la actualidad, nuestra especie, el Homo sapiens, es la única sobreviviente de las 19 especies que algunas vez pertenecieron al género Homo (especies con las que compartimos parte de nuestra historia y de nuestro desarrollo social, cultural y cognitivo).
Sin embargo, lograr tal proeza no fue para nada sencillo. Pasarían alrededor de 190.000 años para que el ser humano abandonase el nomadismo por el sedentarismo, y, después, otros 7.000 años más para que comenzaran a surgir las primeras grandes civilizaciones de la historia.
En este sentido, la historia de la evolución del hombre ha sido sumamente compleja, aunque ello solo la hace aún más interesante. Así pues, si os interesa conocerla, el presente artículo te será de gran utilidad.
¿Qué es la evolución del hombre?
Se define como evolución del hombre o evolución del ser humano al proceso paulatino que engloba los cambios morfológicos, sociológicos, culturales y cognitivos a los que estuvieron sometidos las especies del género Homo durante alrededor de dos millones de años. Dichos cambios traerían consigo la aparición del actual ser humano contemporáneo: el Homo sapiens.
En términos generales, la historia de la evolución del hombre comprende desde el surgimiento de la especie más antigua del género Homo, el Homo habilis, hasta el afianzamiento del humano moderno, el Homo sapiens, como la única especie sobreviviente del género Homo tras el final del Pleistoceno y la glaciación Würm.
Ahora bien, desde una perspectiva analítica más estricta e interdisciplinaria, la evolución humana u hominización abarca desde la aparición del primer homínido bípedo (el Sahelanthropus tchadiensis, hace 7 millones de años) hasta la llegada del hombre a América, a través del puente de Beringia, hace unos 20.000-15.000 años.
Periodización de la evolución humana
Todas y cada una de las etapas más importantes de la evolución humana, al menos, en un sentido estrictamente biológico, tienen lugar durante la Prehistoria: un periodo histórico sumamente extenso que comprende desde la creación de las primeras herramientas por parte de los homininos antecesores del Homo sapiens, hace unos 2.5 millones de años, hasta la aparición de los primeros documentos escritos, alrededor del año 3300 a. C., en Oriente Próximo.
Cabe resaltar que la Prehistoria, como periodo histórico, no es solo un gran bloque unificado, sino que se encuentra dividida, a su vez, en distintos subperiodos históricos. Estos son: Paleolítico (Paleolítico Inferior, Paleolítico Medio, Paleolítico Superior), Mesolítico, Neolítico y Edad de los Metales (Edad del Cobre, Edad del Bronce y Edad del Hierro).
Etapas de la evolución humana
Homininos: el género Australopithecus y sus antecesores
Probablemente, la primera especie de la familia Hominidae en caminar sobre sus patas traseras haya sido el Sahelanthropus tchadiensis, hace unos 7 millones de años aproximadamente; sin embargo, la información que existe respecto a si estos eran totalmente bípedos es escasa.
Por el contrario, de quien sí se posee suficiente información es del Ardipithecus ramidus, quien, actualmente, es considerado un posible ancestro del ser humano.
Gracias al descubrimiento de un esqueleto casi completo de un Ardipithecus ramidus, se puede saber con certeza que era totalmente bípedo. A pesar de ello, su capacidad para recorrer grandes distancias se encontraba limitada por la forma de sus pies; específicamente, por la forma de su hallux (dedo gordo), ya que este se encontraba dirigido hacia adentro y no paralelo al resto de los dedos de los pies, como si de una mano se tratase.
Hace unos 3.9 millones de años, cercano a la aparición del género Ardipithecus, otro género de especies de homininos debutaría en la extensa familia de los homínidos. Estos eran los australopitecos, de quienes se sabe con absoluta certeza que fueron completamente bípedos.
El género Australopithecus se extendió por gran parte de las antiguas sabanas arboladas del este de África, gozando de cierta prosperidad hasta hace unos 2.8 millones de años, momento en el cual daría inicio el proceso de desertificación de la sabana (proceso que derivaría, a su vez, en la aparición de biomas con vegetación herbácea como las estepas).
Esto último forzó la evolución de las distintas especies del género Australopithecus, dando como resultado la aparición de dos nuevos géneros: Paranthropus y Homo.
H. habilis y H. rudolfensis: el inicio del género Homo
Cuando de taxonomía se trata, confundir términos es muy sencillo. Un error bastante común es pensar que un género, como parámetro taxonómico, designa a una única especie, cuando, en realidad, hace referencia a dos o más especies distintas.
En este sentido, es preciso aclarar que los australopitecinos no eran, por tanto, una única especie, sino un género que englobaba a seis especies distintas (A. anamensis, A. bahrelghazali, A. afarensis, A. africanus, A. garhi, A. sediba).
Hasta ahora, no se sabe con certeza cuál de las seis especies que pertenecieron al género Australopithecus antecedió a los primeros miembros del género Homo.
A pesar de ello, se sitúa a los australopitecinos como los predecesores directos de especies como el Homo rudolfensis y el Homo habilis, quienes son consideradas las dos primeras especies del género Homo. Ambas especies habitaron en África Oriental a inicios del Paleolítico Inferior (2.5-1.8 millones de años).
La migración de los Homo: época de las migraciones
Cronológicamente, el Homo ergaster fue la especie sucesora de los pioneros Homo rudolfensis y Homo habilis. Este se diferencia de sus antecesores por presentar un volumen craneal superior; en total, unos 850-880 cm3 respecto a los 658-800 cm3 del Homo rudolfensis y del Homo habilis.
Esta superioridad evolutiva se hizo notoria en la exitosa migración y rápida distribución de Homo ergaster por territorios pertenecientes a la actual Europa Occidental, Asia Oriental y África.
De estas migraciones surgirían nuevas especies: el Homo erectus (en China y Java) y el Homo antecesor/Homo cepranensis en España e Italia.
A pesar de que los Homo ergaster que se quedaron en África no evolucionaron en términos morfológicos, como sí lo hicieron aquellos que migraron, su manejo de la piedra sí que lo hizo.
La diversificación del género Homo: el nacimiento de nuevas especies
Fruto de la primera gran migración humana que el Homo ergaster protagonizó, surgieron una gran variedad de especies (19, en total); todas, clasificadas dentro del género Homo.
De todas estas, cabe destacar la aparición del Homo heidelbergensis, en Europa, hace unos 600.000 años. Este último sería el antecesor directo del Homo neanderthalensis, quien fuese la especie de homínido más dominante del Paleolítico medio y una pieza clave en el desarrollo tecnológico y cultural del Homo sapiens durante el etapa final del Pleistoceno.
La aparición del Homo sapiens y la extinción de las demás especies de su género
Hace unos 200.000 años, el hombre moderno (Homo sapiens) surgió en África. Esta especie, en contraste con sus predecesores, era, en términos anatómicos, mucho más débil y vulnerable.
Sin embargo, compensaba dicha debilidad física con un sentido de la visión y capacidades cognitivas muy superiores; lo cual no es de extrañar, pues su cerebro no solo era más grande, sino también más complejo en términos generales, presentando una corteza prefrontal y unos lóbulos frontales más desarrollados que las de sus parientes homínidos.
El Homo sapiens, durante un 95% de toda su historia, convivió y se mezcló, tanto biológica como culturalmente con el Homo neanderthalensis, quedando, constancia de ello, en sus genes.
Por ejemplo, los euroasiáticos poseen entre el 1 y el 5% de genes arcaicos por persona, siendo esto, probablemente, el resultado de la hibridación del Homo sapiens y del Homo neanderthalensis.
En cuanto a la desaparición de Homo neanderthalensis y del resto de las especies del género Homo (a excepción del Homo sapiens), no se sabe con certeza cuál haya sido la causa de su extinción. Posiblemente, el hombre de Neandertal haya desaparecido, hace unos 40.000 años, tras ser asimilado biológicamente por el Homo sapiens.
Características de la evolución del hombre
Las siguientes son algunas de las características que pueden ilustrar, de mejor manera, las diferencias existentes entre los humanos anatómicamente modernos y sus antecesores homininos:
- En relación a su masa corporal, el cerebro del Homo sapiens es uno de los más grandes, aunque ello no signifique necesariamente mayor eficacia o inteligencia; sin embargo, este sí es el caso. El cerebro del Homo sapiens (1200-1400cm3) no solo es más grande que el de sus antecesores homínidos (a excepción del cerebro del Homo neanderthalensis), sino que posee una estructura cerebral y un sistema nervioso central mucho más complejo. Es preciso destacar cómo la corteza prefrontal y los lóbulos frontales del Homo sapiens son mucho más desarrollados que los de sus antecesores; asimismo, su consumo de energía metabólico es mucho más eficiente.
- Los dientes caninos e incisivos de los humanos modernos son de menor tamaño que los de sus antecesores. Por otra parte, el Homo sapiens aún conserva las muelas del juicio o cordales, un reducto de la antigua dieta de los homínidos que le antecedieron y de los primeros humanos de finales del Pleistoceno.
- La mandíbula de los humanos modernos es mucho más pequeña y liviana que la de sus homínidos antecesores. En este sentido, la débil mandíbula del Homo sapiens no le permite utilizar los mordiscos como método de defensa ante el ataque de un depredador ni tampoco consumir alimento en estado natural.
- En cuanto a sus extremidades, el Homo sapiens posee piernas largas, las cuales, gracias al posicionamiento de la pelvis, pueden soportar el peso entero del cuerpo. De igual manera, las manos del Homo sapiens son más delgadas y largas. Esto último les permitió a los primeros humanos hacer un uso más eficaz de las herramientas que fabricaban.
- El sentido de la visión del Homo sapiens es, por mucho, superior al resto de homínidos.
Referencias:
- Origen del planeta. Servicio Geológico Mexicano.
- Primeras formas de vida conocidas. Wikipedia.
- Morganucodon. Wikipedia.
- Australopithecus. Wikipedia.
- Homo. Wikipedia.
- Hominina. Wikipedia.
- El primer ‘Homo’ existió al menos medio millón de años antes de lo que se pensaba. Scientific American.
- Evolución humana. Wikipedia.
- Sahelanthropus tchadensis. Wikipedia.
- Ardipithecus ramidus. Wikipedia.
- La PREHISTORIA: el ORIGEN de la HUMANIDAD […]. El Mapa de Sebas.