Hipatia

La historia de la filosofía está llena de grandes pensadores; Aristóteles, Platón y Sócrates son un claro ejemplo de ello. Sin embargo, en cuanto a las mujeres respecta, no se conocen muchos nombres relevantes que hayan tenido una huella tan importante en la historia como el de Hipatia de Alejandría: una gran filósofa, matemática, astrónoma y política de la antigüedad que murió por causa del fanatismo e intolerancia ideológica y política. A continuación, os contamos su historia. 

Resumen de la vida de Hipatia

  • Nombre de nacimiento: Hipatia (Ὑπατία en griego antiguo).
  • Nacimiento: posiblemente entre los años 355 y 370 d. C. en Alejandría, Egipto.
  • Fallecimiento: marzo de 415 en Alejandría, Egipto.
  • Padre: Teón de Alejandría.
  • Madre: Desconocida.
  • Cónyuge: Isidoro.
  • Hijos: sin descendencia (Hipatia practicó el celibato).
  • Ocupación: matemática, filósofa, astrónoma, escritora e inventora.
  • Corriente filosófica: neoplatonismo.
  • Lengua literaria: griego.
  • Religión: paganismo.

Biografía de Hipatia

Infancia y juventud de Hipatia

Hipatia nació en Alejandría, la entonces capital de la diócesis romana de Egipto, a mediados del siglo IV d. C. (existen discrepancias respecto a su fecha de nacimiento, puesto que algunas fuentes señalan que nació en el año 355, mientras que otras fichan su fecha de nacimiento en torno al año 375).

En cuanto a los progenitores de Hipatia concierne, el nombre de su madre es un completo misterio, tal es la magnitud del mismo que ni siquiera da espacio a teorías.

Sin embargo, el nombre de su padre sí es bien conocido. Se trató de Teón de Alejandría, un reconocido y respetado matemático y astrónomo de la época que, según algunas referencias, impartió clases en la Biblioteca del Serapeum (la reconocida extensión de la mítica Biblioteca de Alejandría).

Hipatia y su padre Teón conversan al mismo tiempo que dan un paseo por la ciudad de Alejandría.
Hipatia y su padre Teón conversan al mismo tiempo que dan un paseo por la ciudad de Alejandría.

En términos generales, no existen grandes diferencias entre Hipatia la Infante e Hipatia la Joven, puesto que, desde muy pequeña, Hipatia dedicó su vida por completo al estudio y dominio de las matemáticas y la astronomía (naturalmente, bajo la tutela de su padre, quien, además de ser su progenitor, era uno de los mejores matemáticos y astrónomos de la época).

Educación de Hipatia

Motivada por un deseo insaciable de integridad, equilibrio y mejoramiento continuo, Hipatia no solo cultivó su mente, sino también su cuerpo y sus habilidades sociales. Para lograr tal proeza, se entrenó arduamente mediante clases de remo y de hípica, a la par que aprendía clases de oratoria (y de todo lo relacionado con dicha habilidad).

Una vez alcanzó el grado de maestría, Hipatia superó por mucho la nobleza e inteligencia de su padre en las áreas en las que le había instruido (matemáticas y astronomía).

Esto no fue sino el principio del camino de la sabiduría de Hipatia, quien siguió profundizando en los conocimientos filosóficos sobre el neoplatonismo de Plotino y los principios filosóficos y religiosos más conocidos de la época.

El resultado de la obsesión de Hipatia con el mejoramiento continuo de sus habilidades fue el grado más alto que se puede conseguir en la docencia, combinado con un conjunto de virtudes intachables (incluido el celibato) y una sabiduría sorprendente.

Rachel Weisz y Michael Lonsdale en la película "Ágora"
Fotograma de la película Ágora (2009), un biopic acerca de Hipatia de Alejandría.

Esto último le permitió a Hipatia ganarse el respeto y admiración de paganos y cristianos por igual, a pesar de considerarse a mi misma como una pagana (aunque, probablemente, fuese una pagana no practicante).

Formación filosófica de Hipatia de Alejandría: neoplatonismo de Plotino

Según la Suda, la gran enciclopedia bizantina que recoge información sobre la historia del mundo mediterráneo,  Hipatia de Alejandría se adhería, al igual que su padre, a las enseñanzas de la escuela neoplatónica de Plotino. Dicha escuela de pensamiento buscaba comprender el mundo de las ideas de acuerdo con cuatro bases o principios:

    1. Arkhé: el inicio de todo pensamiento y vida; el origen de todas las cosas; el comienzo del universo; la unidad mediante la cual pueden ser explicadas las distintas pluralidades que habitan en el cosmos; aquello que existe sin ningún tipo de condicionamiento; la libertad absoluta.
    2. Noûs: el espíritu o inteligencia que procede del Arkhé, pero que, a su vez, se diferencia enormemente de este. Si para el Arkhé todo es indiferente, para el Noûs todo importa, puesto que para este último todo puede ser diferenciado y, por tanto, clasificado.
    3. Alma: la vida y el tiempo en sí mismo; aquello que procede del Arkhé y del Noûs, y que, además, se sitúa entre el espíritu y la materia.
    4. Materia: el cuarto y último principio, aquel que procede de la unidad absoluta, pero que, al mismo tiempo, encarna una impureza tal que puede llegar a ser considerado como indigno o malvado.

La escuela de Hipatia

En virtud de sus grandes cualidades, Hipatia se dedicó por completo a la enseñanza de los cuatro principios del neoplatonismo de Plotino en la escuela de Alejandría, así como también a la enseñanza de los principios de la aritmética euclidiana a estudiantes egipcios y a muchos más procedentes de distintos reinos del Mediterráneo.

Sinesio asiste a las clases de Hipatia
Sinesio asiste a las clases de Hipatia, obra de Henry Justice Ford (año 1912).

A principios del siglo V, Hipatia de Alejandría ya era considerada la líder principal de los filósofos neoplatónicos alejandrinos, así como también una de las filósofas más instruidas en la enseñanza y difusión de las obras de Platón y Aristóteles. Todo ello le hizo merecedora del manto de los filósofos, una prenda que era otorgada únicamente a los filósofos de mayor prestigio y sabiduría.

Una pagana formadora de cristianos

A pesar de considerarse a sí misma como pagana, Hipatia se distinguía de filósofos alejandrinos practicantes de cualquier religión o filosofía de índole pagana por su gran tolerancia religiosa, puesto que esta no hacía distinción alguna entre sus estudiantes, ya fuesen cristianos o paganos.

Gracias a la postura de tolerancia de la escuela de Hipatia, esta no fue destruida por Teófilo, el obispo de Alejandría. Por desgracia, la escuela del Serapeum, donde se impartía el neoplatonismo de Lamblichean, otra corriente neoplatónica, no tuvo la misma fortuna que la escuela de Hipatia.

Obras de Hipatia

SI bien se han perdido muchos de los escritos de Hipatia, es bien sabido que la célebre filósofa alejandrina escribía en griego (la lengua oficial de la mayoría de la nobleza educada en el Mediterráneo Oriental a principios del siglo V D. C.).

Asimismo, se sabe que, junto a su padre, Hipatia fue la responsable de cuidar los manuscritos que habían sobrevivido a la destrucción y decadencia progresiva de la Biblioteca de Alejandría.

Por otra parte, la maestra alejandrina también dedicó parte de su tiempo a la escritura de comentarios (más que una opinión breve, una especie de ensayo crítico) sobre obras de renombre de la época. Sus comentarios más famosos son los siguientes:

  • Comentario sobre la obra de Diofanto de Alejandría, Arithmetica.
  • Comentario sobre el tratado de Apolonio de Perge, Sobre las secciones Cónicas.
  • Edición del comentario de su padre, Teón, sobre el tratado de Euclides, Los Elementos.

La maestría de Hipatia de Alejandría

La calidad de los escritos de Hipatia fue tal que incluso historiadores cristianos de su época, como, por ejemplo, Filostorgio y Sócrates el Escolástico, aseguraron que esta había superado con creces a su padre, Teón, en cuanto a las matemáticas y la astronomía respecta.

De igual manera, Damascio, un filósofo practicante del helenismo, dedica un sinfín de líneas a Hipatia, detallando todas y cada una de las virtudes de la filósofa.

Muerte de Hipatia

La guerra entre Cirilo y Timoteo: la posición política de Hipatia

Tras la muerte de Teófilo, el obispo de Alejandría, en el año 412 d. C., estallaría una encarnizada lucha entre Cirilo, el sobrino de Teófilo, y Timoteo por el control del obispado de Alejandría, de la cual el primero sería el vencedor.

Tras vencer a Timoteo, Cirilo comenzó a castigar a todos aquellos que se había atrevido a apoyar a Timoteo. Bajo este contexto, Sinesio de Cirene, uno de los discípulos más prominentes de Hipatia, iniciaría una campaña política de desprestigio en contra de Cirilo, a quien acusó de inexperto y errático.

Sinesio avanzaría en su campaña presionando a su maestra, Hipatia, a quien le recordó que un filósofo neoplatónico debe procurar introducir los más altos estándares morales en la vida política y actuar en beneficio de sus conciudadanos.

Ante tal petición, Hipatia intentó permanecer neutral; sin embargo, dicha neutralidad acabaría en el momento en el que decidió apoyar a Orestes, otro de los rivales de Cirilo.

La guerra entre Cirilo y Orestes: Hipatia es acusada de satanismo

De acuerdo con los escritos de Sócrates el Escolástico, en el año 414 d. C., el obispo Cirilo ordenó la clausura de todas las sinagogas de Alejandría, así como también la confiscación inmediata de todas las propiedades pertenecientes a los judíos, expulsando, además, a varios de ellos fuera de la ciudad tras haberlos declarados culpables de una serie de asesinatos.

Ante tal ensañamiento en contra de los judíos (véase antisemitismo), Orestes sintió una profunda indignación. Como respuesta a ello, y en su función de prefecto imperial, envió un informe negativo sobre Cirilo al emperador del Imperio romano de Oriente, Teodosio II, con la intención de que este último amonestase a Cirilo.

El plan de Orestes ocurriría según lo previsto; sin embargo, la respuesta de Cirilo no se hizo esperar…

En medio de un motín en contra de los judíos, los parabolanos, un grupo de clérigos cristianos bajo la autoridad de Cirilo, intentaron sin éxito asesinar a Orestes.

Tras salvarse del atentado, Orestes ordenó la tortura y asesinato de Amonio, el monje que había iniciado el motín civil. Esto último haría enfadar enormemente a Cirilo, quien tras intentar proclamar sin éxito mártir a Amonio, fijaría su atención en Hipatia, la consejera oficial de Orestes, para de alguna manera conseguir lastimar a su rival.

Así, pues, Cirilo y sus aliados intentaron desacreditar a Hipatia, socavando su reputación mediante una serie de rumores en los que se le acusaban de impedir que Orestes se reconciliara con el obispo (Cirilo) y su Iglesia.

Según el séquito de Cirilo, Hipatia impedía Orestes y una considerable cantidad de alejandrinos fuesen a la Iglesia mediante el uso de la magia satánica y la música.

El asesinato de Hipatia de Alejandría

Siguiendo con el relato de Sócrates el Escolástico, este cuenta que, durante la Cuaresma del año 415 (tiempo litúrgico previo a la Pascua), un grupo de fanáticos cristianos liderados por un tal Pedro se abalanzaron en contra del carruaje en el que Hipatia se trasladaba a su casa.

Grabado del asesinato de Hipatia
Grabado del asesinato de Hipatia (finales del siglo XIX).

Tras asaltar el carruaje de Hipatia, la turba enardecida golpeó y arrastro a la filósofa por toda la ciudad hasta llegar al Cesáreo, en aquel entonces, sede del Patriarca de Alejandría Cirilo. Allí, estos desnudaron y apalearon a Hipatia hasta descuartizarla. Finalmente, este infame acto culminaría con la incineración de los restos de la filósofa en el Cinarón.

Legado de Hipatia

Luego de su muerte, Hipatia, la filósofa entre filósofos, aquella que había superado en todo a su padre Teón, se convirtió en una leyenda que dio lugar a distintas interpretaciones.

Así, por ejemplo, mientras Hipatia fue considerada una mártir de la filosofía, para los cristianos de inicios de la Edad Media la filósofa solo fue un arquetipo ideal para dar vida a la figura de una santa y mártir cristiana: Catalina de Alejandría.

El legado de la muerte de Hipatia de Alejandría continuaría vivo durante la Edad Moderna y la actual Edad Contemporánea.

El filósofo racionalista John Toland utilizó el asesinato de Hipatia como base para su tratado contra el catolicismo y lo que él considera una clara falsificación de la historia, poniendo especial énfasis en las distorsiones de la historia de la muerte de Hipatia presentada por la Iglesia católica, la cual no coincide con ninguna de las fuentes antiguas.

Con el auge de los movimientos feministas, en el siglo XX, Hipatia sería acogida como un símbolo por dichos movimientos. Desde la perspectiva de algunos activistas feministas, la muerte de Hipatia no responde a los intereses políticos de Cirilo como lo expresa Sócrates el Escolástico, sino que simplemente es y debe ser considerado un acto antifeminista que provocó un cambio en el tratamientos de las mujeres de la época, así como el declive de las principales civilizaciones del Mediterráneo.

Referencias

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