Platón

Aristocles, mejor conocido como Platón, quien fuese alumno de Sócrates y maestro de Aristóteles, fue uno de los más grandes filósofos helenísticos de la Edad Antigua. A Platón se le atribuye la existencia de la filosofía como disciplina individual.

Sus obras más notables fueron los diálogos de Platón, textos que sin duda han influenciado enormemente a la cultura occidental debido a la enorme riqueza del género literario utilizado en dichas obras: el diálogo platónico.

A través de sus diálogos, Platón incursionó en áreas como la filosofía política, la ética, la psicología, la antropología filosófica, la epistemología, la gnoseología, la metafísica, la cosmología, la cosmogonía, la filosofía del lenguaje y la filosofía de la educación.

Es la intención de este artículo exponer la biografía de quien fuese, junto con su maestro Sócrates y su discípulo Aristóteles, uno de los más grandes filósofos tanto de la antigua Grecia como de todos los tiempos.

Nombre completo de Platón

El nombre de pila de quien fuese uno de los más célebres alumnos del gran filósofo y pensador griego Sócrates era Πλάτων, siendo Aristocles la forma transliterada de su verdadera denominación.

Platón, la forma con la que comúnmente es conocido el gran filósofo, no es más que un apodo puesto por su profesor de gimnasia. Este apodo puede ser traducido como aquel que tiene anchas espaldas.

Platón
Platón, óleo sobre tela de Paolo Veronese del año 1560.

¿Cuándo nació Platón?

La fecha de su nacimiento fue en el año 427 a. C., durante el séptimo día del mes targelión del calendario ateniense, correspondiente al actual mes de mayo del calendario gregoriano.

¿Dónde nació Platón?

Se desconoce el lugar de nacimiento exacto de Platón. Sin embargo, se cree que nació en Atenas o en la isla de Egina, pues este provenía de una familia aristocrática ateniense.

¿Cuándo murió Platón?

La fecha de su muerte fue en el año 347 a. C.

¿Dónde murió Platón?

Platón murió en Atenas, Grecia, a los 80 años de edad, dedicando los últimos días de su vida a impartir enseñanzas en la ciudad que en principio le vio nacer.

Familia de Platón

Padre de Platón

Su padre, Aristón de Atenas, era descendiente directo de Codro, quien fuese el último de los reyes de Atenas.

Madre de Platón

Su madre, Perictione, era descendiente del legislador ateniense Solón, quien fuese uno de los siete sabios de Grecia, aparte de prima del sofista Critias.

Hermanos de Platón

Platón era el tercero de cuatro hermanos, siendo sus dos hermanos mayores Glaucón y Adimanto; Aristocles, es decir, Platón, nacería después de estos. La última en nacer sería su hermana menor, Potone, quien fuese la madre de Espeusipo, discípulo de Platón y sucesor de este en la dirección de la Academia.

Platón tuvo, además, un medio hermano llamado Antifonte, pues su madre Perictione se casaría con Pirilampes y tendría un quinto hijo tras la muerte de Aristón.

Cónyuges de Platón

Platón, al igual que su maestro Sócrates, no tuvo cónyuges ni esposas.

Hijos de Platón

Platón no tuvo descendencia alguna.

Biografía de Platón, un pilar de la sabiduría en la Edad Antigua

Platón, un noble de cuna que terminó en el campo de batalla

Aristocles, que nació en el seno de una familia noble, tenía por ancestros a sabios de la talla de Solón, quien fuese uno de los siete sabios de Grecia, y a reyes de la talla de Codro, último monarca de Atenas.

Todo ello contribuiría a formar el ideal filosófico-político de Aristocles, quien pasaría a ser llamado Platón, sobrenombre otorgado por su maestro de lucha debido a la gran anchura de su espalda.

Platón lucharía durante su juventud en la guerra del Peloponeso en nombre de su polis natal, Atenas, la cual perdería, junto a la liga de Delos, contra la liga del Peloponeso, comandada por Esparta. Esta última tomó el poder e influencia económica, política y militar de la derrotada ciudad de Atenas.

Platón y Sócrates, alumno y maestro

Por sorprendente que parezca, Platón no mostró interés alguno por el conocimiento y las artes durante su infancia y adolescencia.

Sin embargo, todo ello cambiaría en 407 a. C., año en el que conocería a su maestro, Sócrates, a quien permanecería ligado hasta el momento de la muerte de este último.

Conocer a Sócrates le inclinaría aún más hacia la acción política, forjando, a través de sus experiencias, un ferviente ideal aristocrático y antidemocrático.

El proyecto filosófico de Platón. Un gobierno de filósofos

Platón, tal vez debido a su origen noble y enorme influencia familiar, no simpatizaba en absoluto con la democracia como sistema de gobierno, pues desde su perspectiva esta siempre tendía hacia la tiranía.

De esta manera, y tras analizar con detenimiento a los políticos atenienses de finales del siglo V a. C., su manera de legislar y su moralidad, Platón llegaría a la siguiente conclusión:

Llegué a comprender que todos los Estados actuales están mal gobernados, pues su legislación es prácticamente incurable sin unir unos preparativos enérgicos a unas circunstancias felices; entonces, me sentí irresistiblemente movido a alabar la verdadera filosofía y a proclamar que sólo con su luz se puede reconocer dónde está la justicia en la vida pública y en la vida privada.

Así pues, no acabarán los males para el hombre hasta que llegue la raza de los puros y auténticos filósofos al poder o hasta que los jefes de las ciudades por una especial gracia de la divinidad no se pongan verdaderamente a filosofar.

En estas palabras, Platón sintetiza a la perfección todo su ideal político, uniendo, además, dicho ideal con su proyecto filosófico, ya que para él toda filosofía debía tener un final político.

De esta manera, Platón pasaría el resto de su vida intentando llevar a cabo su proyecto filosófico: el gobierno de filósofos, un sistema de gobierno aristocrático por antonomasia y totalmente antidemocrático.

Fue precisamente el deseo por implementar un gobierno de auténticos filósofos lo que llevaría a Platón a caer víctima del tirano Dionisio I de Siracusa y su hijo Dionisio II de Siracusa, quienes lo apresarían y retendrían en distintas oportunidades en Siracusa, Italia.

Platón, la Academia y el mundo de las ideas

Tras escapar de su fatídico destino como esclavo en Siracusa, Platón volvería a Atenas, donde fundaría la Academia, su propio templo educativo. Este centro estaría inspirado o influenciado parcialmente por las comunidades filosóficas de los pitagóricos y se convertiría, además, en la primera universidad occidental.

Luego de fundar la Academia, Platón se dedicaría a impartir enseñanzas al mismo tiempo que desarrollaría sus obras literarias más destacadas: los diálogos de Platón. De dichos diálogos surgiría la perspectiva platónica dualista del mundo, mejor conocida como la teoría de las ideas de Platón o idealismo platónico.

Para Platón, existían dos mundos:

  1. Mundo de las ideas: de tipo ininteligible, su acceso sólo era posible por medio de la razón. En él, las cosas se mostrarían como realmente son.
  2. Mundo sensible: puede ser percibido mediante los sentidos. En él, las cosas se mostrarían de manera imperfecta, siendo en realidad una copia del mundo de las ideas.
El espíritu de Platón
Detalle de El espíritu de Platón, pintura de William Blake del año 1820.

El idealismo platónico puede ser representado a través del concepto de alma y cuerpo. Para Platón, el ser humano está compuesto por un alma, una que es eterna e inmaterial, y además por su cuerpo, que está hecho de materia y, por tanto, es corruptible. Bajo la perspectiva idealista de Platón, el alma pertenecería al mundo de las ideas, mientras que el cuerpo al mundo sensible.

Platón, la abstracción y la reminiscencia del alma

La abstracción y la reminiscencia como concepto son, quizás, el sello distintivo de Platón. Según este filósofo, el alma, que procede del mundo de las ideas, ya conocería todas esas ideas antes de quedar atrapada en un cuerpo del mundo sensible.

Y es que, si bien el alma procede de dicho mundo, al momento de nacer olvidaría todo cuanto sabía y no sería sino a través de la vida en el mundo sensible que podría recodarlas.

Platón y las cuatro categorías del conocimiento

Ahora bien, Platón plantea que para poder conocer las ideas se debe ascender a través de las cuatro categorías del conocimiento. Para empezar, la imaginación y la creencia se sustentan en la realidad del mundo sensible y, por tanto, dicho conocimiento no es demasiado fiable. Platón llamaría a esta dos primeras ideas opinión o doxa.

Del otro lado, es decir, en el mundo de las ideas, se encontrarían el razonamiento y la intuición, siendo estos dos últimos niveles el conocimiento verdadero. Platón llamaría a estos dos conocimientos suprasensibles ciencia o episteme. Al conocimiento verdadero, es decir, a aquel que trasciende al mundo sensible, solo se puede acceder mediante el amor, el amor platónico (la idea pura y absoluta del bien).

Platón y el mito de la caverna

Para Platón, todas las realidades experimentadas a través de los sentidos no son más que una sombra de lo real. Este autor explica su relativismo a través del mito de la caverna. En dicho mito, el mundo sensible es representado a través de una caverna y el mundo de las ideas como todo aquello que está fuera de la caverna.

En este sentido, los humanos serían seres que habitan dentro de la caverna, cuya percepción está limitada a las sombras de las figuras proyectadas en su pared. Si bien para el humano del mito su realidad es auténtica, esta no deja de ser una sombra de lo verdaderamente real. Según Platón, si un humano saliese de la caverna y conociese la verdadera realidad, posiblemente se desquiciaría.

Dios desde una perspectiva platónica

Bajo una perspectiva platónica, Dios existe. Platón lo llamaría Demiurgo y lo definiría como un dios hacedor, moldeador de materia pero con una clara limitación: no podía ser capaz de hacer copias exactas del mundo de las ideas, pues estas siempre eran imperfectas.

Platón, la muerte y la inmortalidad del alma

El cuerpo humano no es más que una prisión para el alma, que es eterna y suprasensible. En esto consiste el pensamiento platónico de la inmortalidad del alma. Platón entendía la muerte como algo bueno y necesario: solo a través de la muerte se podía conocer lo real, es decir, el mundo de las ideas.

Platón y el mito del carro alado

El mito del carro alado es otro de los mitos platónicos más notables. En él, Platón compara el alma humana con un carro tirado por dos caballos y conducidos por un cochero.

Uno de los caballos representa la parte concupiscible del alma, y el otro la parte irascible del alma. Por su parte, el cochero representa la razón, siendo su labor conducir a los dos caballos y asegurarse de que cada uno de estos actúe mediante la virtud. Cuando el cochero y ambos caballos alcanzan un estado de armonía, nace la justicia.

Platón, La República, la justicia y las clases sociales

Platón, en su obra La República, explica que la virtud del Estado y de las personas es actuar en conformidad con la naturaleza y los principios de justicia, los cuales había establecido en su célebre mito del carro alado. Según su ideal filosófico, cada elemento del mito del carro alado debía ser representado a través de un estamento social:

  • Gobernantes: debían ser filósofos y, por tanto, potencialmente sabios. Representaban la parte concupiscible de la justicia y serían el primer estamento y, además, los encargados de ejercer el máximo poder.
  • Guardianes (militares): representaban la parte irascible de la justicia y serían los encargados de defender al Estado con valor.
  • Comerciantes y campesinos: representarían al cochero, siendo su función evitar que los primeros estamentos olviden sus funciones.

Esta perspectiva, claramente clasista, aristocrática, totalitaria y antidemocrática, era vista por Platón como el verdadero mundo ideal.

El simposio de Platón
El simposio de Platón, pintura de Anselm Feuerbach del año 1873.

Los sistemas de gobierno según Platón, del mejor al peor

En cuanto a los sistemas de gobierno, Platón establecía que la mejor forma de gobierno era la aristocrática o la monárquica, siempre y cuando los que gobiernen sean filósofos, pues solo estos eran los mejores preparados a nivel cognitivo y, por tanto, los más inteligentes.

Ahora bien, Platón entendía que, en ocasiones, las aristocracias y las monarquías podían fallar cuando el gobernante no cumplía debidamente sus funciones.

Si este fuese el caso, se podía caer en una timocracia, es decir, un gobierno dominado por la clase militar cuya motivación principal fuese la guerra y el poder.

La timocracia, a su vez, podía derivar en una oligarquía, un sistema de gobierno en el que solo una pequeña minoría ambiciosa gobernaba en pro a sus beneficios.

Finalmente, un sistema de gobierno oligárquico podía derivar en una democracia, es decir, en un sistema de gobierno en el que cualquiera podía legislar y mandar. Platón veía a la democracia como un sistema de gobierno autodestructivo que, irremediablemente, terminaba en esclavitud y desorden.

Según Platón, sólo existía una forma de salir de la autodestructiva democracia, y era a través de la tiranía. Este sistema de gobierno transformaría el caos surgido tras la democracia en orden otra vez, pero en el proceso sacrificaría las leyes y las libertades individuales de las personas.

Referencias:

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