Guerra Cristera

Entre 1926 y 1929, tras el final del Porfiriato y la posterior Revolución mexicana, tendría lugar en México uno de los conflictos armados internos de mayor extensión geográfica de la historia de dicho país: la llamada Guerra Cristera, Guerra de los Cristeros o Cristiada.

Esta contienda bélica involucró a un amplio conjunto de grupos sociales, desatándose como consecuencia de la escalada de violencia entre la feligresía católica, incluida la Iglesia misma, y el Estado revolucionario, liderado entonces por el presidente Plutarco Elías Calles.

Si bien ha pasado casi un siglo desde el final de la Cristiada, en la actualidad la cuestión cristera aún suscita calurosas polémicas que exceden, por mucho, el ámbito meramente historiográfico, dado que existen distintas versiones e interpretaciones de dicho conflicto bélico.

Fecha de la Guerra Cristera

La Guerra Cristera se extendió desde el 29 de agosto de 1926, con el inicio de acciones militares por parte de los líderes cristeros Pedro Quintanar y Aurelio Acevedo, hasta 1929, con el establecimiento de las relaciones nicodémicas entre el Estado y la Iglesia católica.

Oficialmente, la Guerra Cristera duró tres años aproximadamente, sin embargo, es bien sabido que existieron focos de violencia posterior al final oficial de la guerra (1929).

Beligerantes de la Guerra Cristera

El siguiente cuadro tiene como finalidad principal listar a los beligerantes involucrados en la Guerra Cristera y sus comandantes respectivos.

Mapa de la Guerra Cristera
Mapa de la Guerra Cristera. Rojo: conflictos importantes. Naranja: conflictos de menor relevancia. Amarillo: conflictos poco importantes. Imagen de Wikipedia.

Asimismo, expondrá el nombre de aquellos países que ofrecieron apoyo militar y/o logístico, por mínimo que fuese, a uno de los dos bandos enfrentados:

Beligerantes Con el apoyo logístico… Figuras políticas Comandantes
Gobierno de México (Estado y Ejército) Estados Unidos
(como mediador entre ambos beligerantes)
Plutarco Elías Calles Joaquín Amaro Domínguez
Emilio Portes Gil Saturnino Cedillo Martínez
Heliodoro Charis
Marcelino García Barragán
Jaime Carrillo
Genovevo Rivas Guillén
Ejército Cristero Santa Sede Enrique Gorostieta Velarde
José Reyes Vega
Alberto B. Gutiérrez
Aristeo Pedroza
Andrés Salazar
Caballeros de Colón Carlos Bouquet Carranza
Dionisio Eduardo Ochoa
Dámaso Barraza
Domingo Anaya
Jesús Degollado Guízar
Luis Navarro Origel
Estados Unidos
(como mediador entre ambos beligerantes)
Lauro Rocha
Lucas Cuevas
Matías Villa Michel
Miguel Anguiano Márquez
Manuel Michel
Teófilo Morales
Victoriano Ramírez
Victorino Bárcenas

Contexto histórico de la Guerra Cristera

No resulta ocioso comenzar resaltando el hecho de que el relevante peso que tuvo la Iglesia católica en México, ya desde la época colonial, condicionó una recurrente disputa en torno a sus atribuciones políticas, económicas, sociales y culturales.

La cuestión Iglesia-Estado provocó agrios enfrentamientos durante el siglo XIX en México, fundamentalmente a partir del proceso de consolidación estatal bajo auspicios liberales.

Generalmente, se señala al Porfiriato como un periodo de relativa convivencia pacífica entre el Estado y la Iglesia. Precisamente, bajo dichas circunstancias, la Iglesia experimentaría una notable reorganización y expansión, siendo particularmente importante el aumento de su poder de influencia en la población rural.

En contraste con los años dorados del Porfiriato, la Revolución mexicana supuso una ruptura de las relaciones entre la Iglesia y el incipiente Estado revolucionario, quienes condenaron el apoyo de la Iglesia al régimen de Victoriano Huerta, instaurado el 13 de febrero de 1913 tras un golpe de Estado.

Fotografía de unos revolucionarios mexicanos
Fotografía de unos revolucionarios mexicanos.

El sentimiento de indignación hacia a la Iglesia por parte de los constitucionalistas iría creciendo hasta el punto de materializarse en forma de políticas anticlericales y, después, hasta plasmarse en la mismísima Constitución mexicana de 1917, caracterizada por su carácter anticlerical explícito.

Causas de la Guerra Cristera

La Constitución mexicana de 1917, de carácter profundamente masónico y anticlerical, privó a la Iglesia católica de personalidad jurídica a la par que nacionalizaba los lugares de culto, secularizaba la educación, prohibía las ordenes monásticas y vetaba a los sacerdotes del uso de hábitos.

Estas medidas no serían puestas en práctica sino hasta 1924, año en el que el Plutarco Elías Calles llegó al poder. El nuevo jefe de Estado mexicano era abiertamente socialista, ateo, masón y anticlerical, por lo que no tuvo reparo alguno en designar públicamente a la Iglesia católica como un enemigo del Estado.

Asimismo, el presidente Calles no dudó en recurrir al ejército para condenar, por mínimo que fuese, todo intento de sublevación, manifestación o boicot por parte de la feligresía católica de México.

Como habría de esperarse, la Iglesia católica reaccionó a las medidas de Calles suspendiendo las celebraciones de oficios.

Fotografía de Plutarco Elías Calles
Fotografía de Plutarco Elías Calles (año 1930).

Sin embargo, esto último no haría sino acrecentar el descontento de la feligresía católica, la cual decidió levantarse en armas en contra del gobierno de Calles, estallando, de esta manera, la Guerra de los Cristeros (una de las guerras religiosas más insignes de la Edad Contemporánea).

Etapas de la Guerra Cristera

Ley Calles: el detonante de la guerra

El 14 de junio de 1926, el entonces presidente de México Plutarco Elías Calles, promulgó la ley de tolerancia de cultos, más conocida en el argot político e histórico de México como la ley Calles. A través de esta, se pretendía controlar y limitar el catolicismo en México mediante el control y sometimiento de la Iglesia por parte del gobierno.

Entre algunas de las prohibiciones establecidas en la ley Calles se encuentran las siguientes:

  • La limitación del número de sacerdotes a uno por cada seis mil habitantes.
  • La posesión obligatoria de una licencia expedida por el Congreso (Poder Legislativo) en caso de que se pretenda ejercer el ministerio sacerdotal.
  • El registro obligatorio de todo sacerdote con la autorización estatal para oficiar el culto religioso en el gobierno municipal donde se encuentre su parroquia.
  • La condena y penalización por el incumplimiento de las normas antes mencionadas.

A pesar de que el expresidente mexicano, Plutarco Elías Calles, es recordado como la encarnación misma del anticlericalismo y como el responsable del estallido de la Guerra Cristera, lo cierto es que, dentro del entonces llamado Estado revolucionario, había un gran número de personalidades y líderes políticos que compartían sus ideales anticlericales.

El desarrollo de la Guerra Cristera

Las políticas de Calles causaron un enorme malestar en la feligresía católica mexicana, quienes, a mediados de 1926, decidirían levantarse en armas en contra del anticlericalismo de Calles al grito de ¡Viva Cristo Rey!.

El desarrollo de la Guerra Cristera
Ilustración de una manifestación de católicos contra las políticas del Estado. Publicada en La Domenica del Corriere (agosto de 1926).

El Estado, por su parte, respondió reformando el código penal, acentuando aún más las ya implementadas medidas anticlericales de la ley Calles. Esto último causaría que la Iglesia suspendiese el culto religioso en agosto del mismo año.

A inicios de 1927, la insurrección cristera gozaba de una gran extensión territorial; era una auténtica guerra civil particularmente caracterizada por la estabilidad de uno de los beligerantes: el Estado.

A pesar de la superioridad técnica del Ejército Mexicano, el Ejército Cristero logró controlar intermitentemente un considerable número de pueblos rurales, en parte debido al apoyo logístico de la feligresía católica.

Miembros del ejército de la Unión Popular Cristera
Miembros del ejército de la Unión Popular Cristera (año 1928).

A medida que el conflicto avanzaba, el Ejército Cristero, inicialmente burdo e inexperto, mejoraría notablemente su organización, amenazando con ello la estabilidad del gobierno central, o, más bien, sus pretensiones anticlericales.

Finalmente, a mediados de 1929, luego de tres años de cruentas batallas, la Guerra Cristera llegaría a su fin debido a un acuerdo establecido entre el gobierno y las autoridades eclesiásticas mediante el cual se puso fin a la suspensión del culto religioso en México.

Consecuencias de la Guerra Cristera

Bajas militares y civiles

Luego de, aproximadamente, tres años de hostilidades entre el gobierno de México (Estado y Ejército) y el Ejército Cristero, la Cristiada dejaría un saldo colosal de muertos y heridos en los bandos enfrentados, así como también de bajas civiles:

Beligerantes Bajas militares Bajas civiles Bajas totales
Gobierno de México

(Estado y Ejército)

60.000 N/A 60.000
Ejército Cristero 25.000-50.000 165.000 190.000-215.000
Bajas totales (cifra aproximada) 85.000-110.000 165.000 250.000-275.000

La Segunda Guerra Cristera

El establecimiento de relaciones nicodémicas entre el Estado y las autoridades eclesiásticas al final de la Primera Guerra Cristera en 1929 no solo supuso la reanudación del culto religioso en México, sino también el establecimiento de la llamada educación socialista en México.

Estas concesiones mutuas no fueron del agrado del sector más radical del Ejército Cristero, quienes, inconformes, decidieron levantarse nuevamente en armas durante la década de 1930.

La sublevación cristera volvería a adquirir relevancia durante el mandato del presidente Lázaro Cárdenas; en esta ocasión, la feligresía católica exigía el cese del adoctrinamiento político mediante la educación socialista instaurada al final de la Primera Guerra Cristera.

En contraste con el presidente Calles, Lázaro Cárdenas cedería ante la presión de los cristeros. De esta manera, las prohibiciones relacionadas a la libertad de culto quedaron suspendidas a la par que se paralizaba el adoctrinamiento mediante la educación de corte socialista.

La cuestión migratoria

El impacto de la Guerra Cristera y las medidas anticlericales de Calles en estados como Colima, Guanajuato, Jalisco, Michoacán, San Luis Potosí y Zacatecas derivó en una importante migración tanto interna (hacia otros estados de México) como externa.

De hecho, se cree que alrededor de 250.000 mexicanos huyeron hacia Estados Unidos durante los acontecimientos de la Guerra Cristera.

Referencias: 

1 comentario de “Guerra Cristera”

  1. Había sido un presidente de avanzada, un Estado disociado de la Iglesia como Francia, país donde todos los edificios de la iglesia son del Estado, donde desde 1789 no hubo retroceso al respecto, por más besacirios que sea media sociedad francesa. Se nota mucho, muchachos, la intención cuando en lugar de explicar la Historia deciden ponerse de un lado cuando catalogan como «masón», cuando mencionan «ateo» como si fuese una monstruosidad o algo condenable, etc. Estamos en un avanzado siglo XXI, avancen de una buena vez.

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