Guerras carlistas

Resumen de las guerras carlistas

  • Fechas: 2 de octubre de 1833 – 6 de julio de 1840 / Septiembre de 1846 – mayo de 1849 / 21 de abril de 1872 – 28 de febrero de 1876.
  • Lugar: España.
  • Época históricaEdad Contemporánea.
  • Causas: intereses dinásticos / Interés fuerista / Enfrentamiento entre principios ideológicos opuestos, especialmente en términos político-culturales e, incluso, religiosos.
  • Bandos: bando cristino, bando isabelino, bando liberal, Estado español (Reino de España → Primera República Española → Reino de España) / Bando carlista.
  • Resultados: victoria isabelina (1° y 2° guerra carlista) / Victoria del Estado español representado entonces por Alfonso XII (3° guerra carlista).
  • Consecuencias: reformas económicas, políticas y culturales / Surgimiento de la primera corriente político-partidista en España / Crisis socioeconómicas sucesivas / Caída del reinado de Isabel II / Instauración de la Primera República Española / Caída de la Primera República Española / Restauración de la monarquía borbónica en la persona de Alfonso XII, hijo de Isabel II.

Retratadas generalmente en el argot histórico europeo como una serie de guerras civiles motivadas por mero interés dinástico, las guerras carlistas enfrentaron en tres oportunidades distintas a los partidarios de los pretendientes carlistas (Carlos V, Carlos VI y Carlos VII) en contra de los defensores del recién instaurado status quo liberal, democrático y parlamentario de España.

Fechas de las guerras carlistas

En la siguiente lista se presentan las fechas de cada una de las guerras carlistas:

  • Primera guerra carlista: 2 de octubre de 1833 – 6 de julio de 1840.
  • Segunda guerra carlista: septiembre de 1846 – mayo de 1849.
  • Tercera guerra carlista: 21 de abril de 1872 – 28 de febrero de 1876.

Beligerantes de la guerras carlistas

El siguiente cuadro tiene como finalidad principal listar a los beligerantes involucrados en las guerras carlistas y sus comandantes respectivos.

Asimismo, expondrá el nombre de aquellos países que ofrecieron apoyo militar y/o logístico, por mínimo que fuese, a uno de los dos bandos enfrentados:

Primera Guerra Carlista
Beligerantes Con el apoyo militar de… Con el apoyo logístico de… Comandantes
Carlistas Imperio austríaco Tomás de Zumalacárregui
Ramón Cabrera
Nazario Eguía
Prusia Juan Antonio de Zaratiegui
José Miguel Sagastibeltza
Bruno Villareal
Rafael Maroto
Imperio ruso José Borges
Manuel Carnicer
Miguel Gómez Damas
Sebastián de Borbón
Isabelinos Reino Unido Vicente Genaro de Quesada
José Ramón Rodil y Campillo
Francisco Espoz y Mina
Francia Luis Fernández de Córdoba
Rafael Ceballos-Escalera y Ocón
Portugal Marcelino Oráa
Baldomero Espartero
Ramón de Meer y Kindelán
Segunda guerra carlista
Beligerantes Con el apoyo militar de… Con el apoyo logístico de… Comandantes
Carlistas Ramón Cabrera
Benito Tristany
José Borges
José Estartús
José Masgoret
Marcelino Gonfaus y Casadesús
Planademunt
Isabelinos Manuel Bretón
Manuel Pavía
Fernando Fernández de Córdova
Manuel Gutiérrez de la Concha
Tercera guerra carlista
Beligerantes Con el apoyo militar de… Con el apoyo logístico de… Comandantes
Reino de España: Amadeo I
(18721873)
Amadeo I, rey de España
Estanislao Figueras
Francisco Pi y Margall
Nicolás Salmerón
Primera República Española
(18721873)
Emilio Castelar
Manuel Pavía
Francisco Serrano
Alfonso XII
Arsenio Martínez Campos
Reino de España: Alfonso XII
(18741876)
Ramón Blanco
Eulogio Despujol
Ramón Nouvilas
Genaro de Quesada
Carlistas Carlos María de Borbón y Austria-Este
(tercer pretendiente carlista)
Alfonso Carlos de Borbón
Rafael Tristany
Pascual Cucala
Francisco Savalls
Juan Castells
Manuel Santa Cruz
Antonio Dorregaray
Torcuato Mendiri
Nicolás Ollo
Joaquín Elío
Antonio Lizárraga
Juan Nepomuceno de Orbe y Mariaca

Contexto histórico de la guerras carlistas

Gracias a la promulgación de la Pragmática Sanción, un edicto emitido por el rey de España Fernando VII el 31 de marzo de 1830, Isabel, la hija de Fernando VII y María Cristina, pudo convertirse en la heredera legítima del trono de España.

Cuando Isabel tenía apenas tres años de edad, su padre fallecería, desatándose tras su muerte una serie de disputas respecto a la legitimidad de la sucesión del trono de España.

Así pues, mientras los partidarios de Isabel apelaron a la Pragmática para legitimar su sucesión, los partidarios del hermano de Fernando VII, don Carlos María Isidro de Borbón, se ampararon en la ley sálica para validar su reclamo del trono de España.

Carlos María Isidro de Borbón
Carlos María Isidro de Borbón, pintura al óleo de Vicente López Portaña (primera mitad del siglo XIX).

De esta manera, España quedaría dividida en dos bandos:

  • Isabelinos: partidarios de Isabel II.
  • Carlistas: partidarios de don Carlos, quienes, tras proclamarle rey el 2 de octubre de 1833, desataron una serie de contiendas civiles en España, que, años más tarde, serían conocidas como las guerras carlistas.

Causas de la guerras carlistas

Si bien podría decirse que cada una de las guerras carlistas posee su propia causa, lo cierto es que todas ellas tienen una misma causa primigenia, de la cual reciben su nombre y por la cual sus acciones encuentran cierta legitimidad, ya sea en el bando cristino-isabelino o en el bando carlista. Así pues, esta causa primigenia no es otra que la disputa por la legitima sucesión del trono de España.

En este sentido, y yendo más allá de la veracidad de las apelaciones jurídicas o ideológicas que tanto isabelinos como carlistas realizaron para justificar su proceder en la guerra, en esencia el casus bellis de las guerras carlistas no es otro que el poder mismo:

  • El poder de convertirse en rey o reina de España.
  • El poder de controlar los dominios del reino.
  • El poder de dar continuidad a una dinastía o bien, de establecer una nueva.
  • El poder de adoptar el incipiente sistema liberal o de rechazarlo.
  • El poder de mantener la antigua tradición monárquica absolutista o dejarla morir para siempre.

Etapas de la guerras carlistas

La polarización de España: isabelinos versus carlistas

El bando isabelino contaba con el respaldo de la alta nobleza, los mandos del ejército, la jerarquía eclesiástica y los empleados públicos; incluso la incipiente clase política liberal decidió unirse a este grupo, ya que veían en la persona de Isabel II una forma de acabar con el Antiguo Régimen.

Retrato de Isabel II de España cuando era una niña
Grabado de Isabel II de España durante su infancia, obra de Juan Antonio López.

Por su parte, la pretensión al trono de don Carlos fue respaldada por la baja nobleza, el bajo clero de la Iglesia y pequeños propietarios rurales de la zona de Castilla, Galicia, Cataluña, País Vasco y Navarra.

Al día de hoy, aún existen disputas entre historiadores respecto a la cantidad de partidarios que tuvo cada bando.

El Antiguo Régimen: destrucción o reivindicación

Los isabelinos contemplaban la esperanza de que las políticas empleadas por Isabel II y su madre, la regente María Cristina, permitiesen una sana transición entre el Antiguo Régimen y una monarquía menos centralizada, más parlamentaria y mucho más democrática.

En contraste con la perspectiva política moderna de los isabelinos, los carlistas se resistían a abandonar su ferviente tradicionalismo. Para los carlistas, el ascenso al trono de don Carlos garantizaría la supervivencia del Antiguo Régimen y la estabilidad política de España.

Aliados y enemigos: isabelinos y carlistas en Europa

El estallido de la primera guerra carlista, el 2 de octubre de 1833,  no solo polarizó a España, sino también a las grandes potencias europeas, quienes tomaron partido apoyando cada uno a su heredero al trono predilecto.

Así, por ejemplo, mientras las potencias europeas más occidentales, como Francia, Inglaterra y Portugal, decidieron apoyar a los isabelinos, las potencias europeas más orientales, como Austria, Prusia y Rusia, se decantaron por apoyar al bando carlista.

Primera guerra carlista

Grabado de un voluntario carlista
Grabado de un voluntario carlista, obra de José Galofré y Coma (primera mitad del siglo XIX).

La disputa por el trono de España entre isabelinos y carlistas trascendería a la persona misma de don Carlos María Isidro de Borbón, dando lugar a no una, sino a tres grandes guerras civiles en el siglo XIX. De todas estas, sin duda la primera fue la que mayor repercusión tuvo en España.

La primera guerra carlista se extendería desde el 2 de octubre de 1833,​ con la proclamación de don Carlos como rey de España por parte de los carlistas, hasta el 30 de mayo de 1840, fecha en la que el bando isabelino venció definitivamente a los carlistas en la toma de Morella.

Dada su naturaleza extensa, la primera guerra carlista, también conocida en la antigüedad como primera guerra civil o guerra de los Siete Años, se suele dividir en tres etapas:

  1. La primera, la ofensiva carlista, comprende desde el inicio de la contienda bélica, el 2 de octubre de 1833, hasta la muerte del general carlista Zumalacárregui, el 24 de junio de 1835.
  2. La segunda, el repliegue carlista, se extiende desde la muerte de Zumalacárregui, el 24 de junio de 1835, hasta la derrota carlista en la batalla de Luchana, el 25 de diciembre de 1836.
  3. Y la última, el agotamiento carlista, comprende desde la victoria cristina en la batalla de Luchana, el 25 de diciembre de 1836, hasta la derrota del general carlista Ramón Cabrera durante los acontecimientos de la toma de Morella, el 30 de mayo de 1840.

La primera guerra carlista concluiría con victoria para los isabelinos (también conocidos como cristinos, dado que era María Cristina, la madre de Isabel II, quien gobernaba como regente para entonces).

Por su parte, el derrotado don Carlos huiría hacia Londres el 14 de septiembre de 1839, aunque la guerra continuaría aún en su ausencia. Seis años más tarde, abdicaría en favor de su hijo Carlos Luis, quien adoptaría el nombre de Carlos VI.

Segunda guerra carlista

En 1845, encontrándose en el exilio en Francia, Carlos María Isidro (Carlos V) optó por una solución diplomática a la disputa sucesoria por la cual se había enfrentado a su sobrina, o más bien, a su cuñada, la regente María Cristina, en la década anterior.

La sagaz estrategia política de don Carlos consistía en casar a su hijo, Carlos Luis (Carlos VI), con su prima, la reina Isabel II. No obstante, por causas desconocidas (hay quienes afirman que Carlos Luis no resultaba atractivo para Isabel II), la monarca no quiso contraer nupcias con él y prefirió casarse con Francisco de Asís y Borbón, quien también era su primo.

Carlos Luis de Borbón y Braganza
Grabado de Carlos Luis de Borbón y Braganza, obra de E. Planas (año 1861).

El rechazo de Isabel II causaría malestar en los carlistas, por lo que el conflicto entre isabelinos y carlistas se reactivó nuevamente en 1846.

Si bien esta nueva contienda es recordada oficialmente como una guerra carlista, lo cierto es que no gozó de la relevancia política que su predecesora (su duración fue de apenas unos tres años y su extensión territorial se limitó a Cataluña).

Al igual que la primera, la segunda guerra carlista concluiría con una victoria rotunda para el bando isabelino, en esta ocasión representado casi de manera unánime por la coalición liberal.

Por su parte, el pretendiente carlista de turno, Carlos Luis, sería detenido en su intento de ingresar a España a través de la frontera franco-española.

Tercera guerra carlista

Tras la arrolladora victoria de la coalición conservadora-constitucional en las elecciones generales de España del 3 de abril de 1872, los carlistas decidiendo sublevarse una vez más, alegando que se había cometido fraude en las elecciones.

Aún si esto último hubiese sido cierto, sorprende el hecho de que, tanto el pretendiente carlista de turno, Carlos de Borbón y Austria-Este (Carlos VII), como sus tropas ya habían preparado sublevaciones en Cataluña, Pamplona, Bilbao, Navarra y en las Provincias Vascongadas desde antes de conocerse el resultado de las elecciones.

Fotografía de Carlos VII junto a sus tropas
Fotografía de Carlos VII (con barba y en el centro) junto a sus tropas (entre los años 1873 y 1875).

La tercera guerra carlista se extendería desde el 21 de abril de 1872, con la sublevación de las guarniciones catalanas y pamplonesas, hasta el 28 de febrero de 1876, fecha en la que el pretendiente carlista, Carlos VII, huye hacia Francia tras la derrota de los batallones carlistas de Carasa, Cavero y Ugarte.

Por tanto, la tercera guerra carlista concluiría con la derrota definitiva de Carlos VII y su posterior huida a Francia.

Esta última contienda bélica entra carlistas y liberales, a diferencia de sus antecesoras, no tuvo un único vencedor, principalmente debido a que el último alzamiento carlista se desarrolló desde inicios del reinado de Amadeo I, pasando por los distintos gobiernos de la Primera República Española hasta los inicios del reinado de Alfonso XII.

Consecuencias de la guerras carlistas

Bajas militares

De las tres grandes guerras carlistas libradas en el siglo XIX, la primera fue por mucho la más cruenta de todas:

Primera guerra carlista
Beligerantes Bajas militares
Bando isabelino-cristino 100.000 – 265.000
Reino Unido
(Legión Auxiliar Británica)
10.000
Francia
(División Auxiliar Francesa)
5.000
Bando carlista 30.000
Bajas totales (cifra aproximada) 145.000 – 310.000

Se desconoce el número de bajas militares de la segunda y tercera guerra carlista. Esta falta de información se debe, en primer lugar, a la baja relevancia política de estas en comparación con la primera guerra civil y, en segundo lugar, a la diversidad de escenarios políticos que tuvieron lugar a la par que se desarrollaban estas dos últimas contiendas bélicas.

Consecuencias generales

Estas son algunas de las consecuencias generales derivadas de las tres guerras carlistas:

  • La victoria del bando isabelino-cristino en la primera guerra carlista supuso el abandono de las antiguas políticas absolutistas y la adopción de nuevas políticas liberales.
  • Poco antes del final de la primera guerra carlista, surgieron los primeros cuatro grandes partidos políticos de España (Partido Moderado, Partido Progresista, Partido Demócrata, Unión Liberal). Esto último no solo asestaría un duro golpe a los partidarios del Antiguo Régimen, sino que, además, reforzaría el poder de influencia política de la cúpula del Ejército de España, ya que estos eran los principales lideres de los incipientes partidos políticos.
  • El enorme gasto público generado por las dos primeras guerras carlistas, especialmente, por la primera, trajo consigo una serie de reformas económicas que, a su vez, derivaron en una inestabilidad social y política insostenible. De hecho, usualmente se consideran a las dos primeras guerras carlistas como causas directas o indirectas de la Revolución de 1868 y la posterior caída del reinado de Isabel II.
  • Siguiendo con la línea del punto anterior, la inestabilidad política generada por la tercera guerra carlista, librada al mismo tiempo que la Guerra de los Diez Años en Cuba, contribuyó a la caída de los distintos gobiernos de la Primera República Española y al resurgimiento de la monarquía borbónica en España.

Referencias:

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