Termas romanas

La antigua Roma, más allá de su enorme poderío militar y político como civilización, se caracterizó por sus atractivas y majestuosas obras arquitectónicas. En este orden de ideas, las termas romanas formaron parte de muchos de los privilegios recreacionales que el poder político romano otorgaba tanto a la casta social (patricios y políticos) como a la clase social más baja (plebeyos y esclavos).

¿En qué consistían las termas romanas?

Las termas romanas eran baños termales públicos (los privados recibían el nombre de balmes o balneum) característicos de la antigua civilización romana. Estos baños públicos, mas que un simple balneario, eran un gran complejo recreacional constituido por varias estancias, las cuales se distinguían, entre si, por su finalidad.

¿Para qué servían las termas romanas?

Estos baños públicos eran el lugar perfecto para que plebeyos y esclavos pudiesen socializar, entrenar y divertirse entre sí, ya que no se les permitía poseer su propio baño termal privado, a diferencia de los patricios y gobernadores.

Por tanto, su finalidad era meramente recreativa y social, así como también de relajación. Cabe destacar que constituía un servicio fundamental para cada ciudadano romano.

Origen de las termas romanas

Las termas romanas fueron el resultado de la evolución de los balnearios que formaban parte de los famosos gimnasios griegos.

Los romanos, tomando como referencia a los griegos, construirían baños públicos con la finalidad de otorgar a sus ciudadanos una estancia en la que pudiesen socializar, relajarse y disfrutar de las propiedades curativas de los baños termales.

Ahora bien, su origen exacto se remonta al siglo II a. C., siendo las termas de Pompeya las termas romanas mas antiguas de las que se tenga constancia. No obstante, las termas romanas mas recordadas, por su gran majestuosidad y envergadura arquitectónica, son las termas de Trajano, las termas de Caracalla, las termas de Nerón y las termas de Diocleciano.

Estancias de las termas romanas

Como os habíamos explicado con anterioridad, las termas romanas eran mucho mas que un simple balneario de aguas termales, pues su construcción disponía de múltiples áreas o estancias con finalidades específicas. Estas eran las siguientes:

Palestra

Patio central en el cual se podían practicar ejercicios físicos. La característica mas importante de la palestra, siendo el patio central de la terma, es que conectaba con el resto de las estancias.

Tabernae

Tiendas próximas a las estancias de baños de la terma en las cuales muchos vendedores ambulantes atraían a sus clientes pregonando sus productos (bebidas y comida) con gran entusiasmo.

Caldarium

Estancia de la terma con el baño de agua más caliente. Destacaba por su hermosa decoración e iluminación, así como también por el gran tamaño de sus piscinas.

No obstante, no todas las termas eran igual de majestuosas, por lo que las menos ostentosas disponían de bañeras o depósitos de agua caliente (labra) donde los visitantes tomaban el baño.

Frigidarium

Estancia al aire libre, a excepción de algunas termas pequeñas, donde se ofrecían baños de agua fría, así como también la posibilidad de practicar natación en su piscina de mayor tamaño.

Tepidarium

Baño de agua tibia que usualmente se tomaba antes de acudir a la estancia.

Apodyterium

Vestuarios en los que los visitantes de las termas podían dejar con total tranquilidad sus ropas y pertenencias, pues eran vigiladas por un esclavo.

Laconicum

Estancia que otorgaba a sus usuarios un refrescante baño de vapor.

Características de las termas romanas

Horarios de las termas romanas

Los plebeyos y esclavos podían disfrutar de estos baños públicos desde el mediodía hasta la puesta de sol durante solo un día a la semana.

Termas romanas separadas por sexos

Es importante resaltar que hombres y mujeres no podían bañarse en conjunto, por lo que, en caso de que en una terma no existiesen estancias reservadas para cada uno de estos sexos, debían acudir en horas específicas del día.

Lugar para socializar

Las termas romanas se caracterizaron por ser el lugar perfecto para socializar y, al mismo tiempo, disfrutar de las comodidades que las cálidas (y frías) aguas ofrecían.

Por tal motivo, era normal que estos lugares se encontraran repletos de todo tipo de personas, pues constituían un gran atractivo recreacional para los antiguos ciudadanos romanos.

Aforo de las termas romanas

Las termas de Diocleciano fueron, sin duda, los baños termales de mayor prestigio de su época, pues poseían la capacidad de albergar hasta más de 3.000 personas.

Fuentes:

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