Saqueo de Roma

A lo largo de su historia, la ciudad de Roma ha sufrido múltiples saqueos. Tanto en época romana como en etapas posteriores, la ciudad eterna ofrecía gran cantidad de tesoros codiciados por sus enemigos.

Pero, más allá de las reliquias que había en ella, las ansias de someter y de apoderarse de la ciudad brindaban un gran orgullo a los invasores, como si controlar la urbe otorgara la legitimidad de una autoridad superior o una supremacía sobre cualquier otro pueblo.

Los 8 grandes saqueos de Roma

Saqueo de Roma por los senones (387 a. C.)

El primer saqueo que asoló Roma vino de la mano de los senones, una tribu gala liderada por Breno que intentaba instalarse en la península itálica.

Era tal la cantidad de celtas, que los romanos no pudieron frenarlos en la batalla de Alia y su ejército quedó destruido, dejando el camino libre hacia Roma, donde saquearon y asesinaron por varios días. Este suceso perduró en la memoria romana, junto al temor a los bárbaros.

Saqueo de Roma por los visigodos (410 d. C.)

Casi 800 años después, la ciudad volvió a ser víctima de un saqueo por parte de los visigodos liderados por Alarico, quienes buscaban un asentamiento en territorio romano, dando marcha a una invasión que, tras dos intentos rechazados de tomar la ciudad, finalmente cayó por el hambre sin necesidad de asedio.

El saqueo, de tres días, se limitó a bienes materiales y no hubo grandes matanzas, y aunque en aquel entonces Roma era una ciudad decadente y la capital se había movido a Rávena, tuvo gran repercusión: la ciudad invencible había sido conquistada.

Saqueo de Roma por los vándalos (455 d. C.)

Habían transcurrido solo 45 años del saqueo visigodo cuando la ciudad sufrió el mismo destino, esta vez a manos de los vándalos al mando de Genserico, quien, tras el asesinato de Valentiniano lll, dio por finalizado el tratado de paz y zarpó desde Cartago hacia la ciudad.

El papa León l le imploró que no masacrara a los habitantes o destruyera la ciudad, y sin resistencia alguna las puertas se abrieron en un saqueo que se prolongó por 14 días.

Saqueo de Roma por Ricimero (472 d. C.)

Ricimero, un jefe militar germano, proclamó emperador a su aliado Anicio Olibrio, quien se enfrentaba por el poder a Procopio Antemio. Para llevarlo al trono, dirigió un gran ejército contra Roma y, tras un asedio de tres meses, tomó la ciudad, dio muerte a Antemio y sus tropas saquearon todo a su paso.

Saqueo de Roma por los bizantinos (546 d. C.)

Con el Imperio romano de Occidente ya desaparecido, los bizantinos se hicieron con la urbe. Estos estaban en guerra contra los ostrogodos liderados por el rey Totila, quienes buscaban controlar la región de Lacio.

Así, marcharon contra la ciudad, que fue capaz de resistir gracias a sus defensas. Sin embargo, debido al hambre algunos defensores negociaron: abrieron las puertas y la ciudad fue saqueada.

Saqueo de Roma por los sarracenos (846 d. C.)

Con la aparición del Islam y su expansión, la amenaza de nuevas incursiones volvía a florecer. Los piratas sarracenos lanzaron ataques contra Italia, y en el 846 intentaron saquear Roma.

A pesar de que no fueron capaces de atravesar sus murallas, saquearon lo que había fuera de ellas, destruyendo en su pillaje la parte externa de la ciudad (incluyendo las basílicas de San Pedro y San Pablo).

Saqueo de Roma por los normandos (1084 d. C.)

El papa Gregorio VII se enfrentaba al emperador germano Enrique IV, quien quería hacerse con el poder y ser coronado como emperador. Tal era la enemistad que Enrique designó a su propio papa, Clemente lll, y se dirigió a la ciudad.

Gregorio pidió ayuda a los normandos, liderados por Roberto Guiscardo. Ante su poderío militar, Enrique decidió retirarse y, con el paso libre, los normandos tomaron la ciudad sin necesidad de asedio, saqueándola y quemándola, acción que desencadenó el levantamiento de los romanos contra Gregorio.

Saqueo de Roma por España (1527 d. C.)

La alianza entre España y el Sacro Imperio Romano Germánico, que se enfrentaba a la Liga del Cognac, se acercó a la ciudad controlada por los Estados Pontificios, defendida por sus murallas y fortificaciones.

Al intentar asaltar las murallas, Carlos lll de Borbón fue herido y muerto por un disparo, lo que hizo desaparecer la moderación de los soldados y tomaron las murallas ese mismo día. En su avance masacraron a la guardia suiza, capturaron al papa Clemente VII y saquearon la ciudad, incluyendo muchas iglesias y monasterios.

También se le conoce como el saco de Roma, una adaptación al español de la expresión italiana sacco di Roma.

Referencias:

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