Unos de los episodios que fue causa directa de la Declaración de Independencia de los Estados Unidos fue el motín del té. Los colonos, cansados de los agresivos impuestos hacia sus productos, manifestaron su desobediencia civil hacia la autoridad y el monopolio de la Compañía Británica de las Indias Orientales.
Este resultado, además de influir en los sucesos posteriores en Norteamérica, hasta el día de hoy sigue dejando su huella en el mundo entero, siendo rememorado e inspirando acciones similares en distintos países y territorios. El origen, causas y consecuencias de este acontecimiento se estudian en este artículo.
Contexto histórico del motín del té
El té había sido una de las principales fuentes de comercio de China durante siglos, pues la planta crecía en las laderas montañosas que separaban al Imperio chino de la India.
Con la expansión del comercio con los europeos a partir del siglo XVIII, esta planta llegó a Europa, donde tuvo bastante popularidad, especialmente en Gran Bretaña y sus colonias. Debido a ello, en 1767 el parlamento aprobó una ley que establecía impuestos al té enviado a las colonias.
Sin embargo, debido al enorme costo que supuso la guerra de los Siete Años ente 1756 y 1763, Gran Bretaña estaba sumida en deudas y necesitaba recursos. Para ello optaron por imponer nuevos impuestos en sus colonias.
Entre ellas estaba la Ley del Té, que gravaba la importación de distintos productos (entre ellos el té) y que permitió a la Compañía de las Indias Orientales vender el té directamente a las colonias, sin pagar aranceles o impuestos en las aduanas de Gran Bretaña.
Esto generó malestar en los estadounidenses, que consideraban injustos los nuevos impuestos y el monopolio de la compañía, por lo que se desataron protestas en varias ciudades ante la llegada de los cargamentos.
Origen del motín del té
Las manifestaciones se extendieron desde Filadelfia hasta Nueva York. Sin embargo, sería en Boston donde estas dejarían su huella en la historia, cuando el primer barco llegó al puerto de la ciudad el 28 de noviembre de 1773.
Ante esto, los habitantes de la ciudad exigieron que la embarcación, junto a su cargamento, regresaran a Inglaterra. Francis Rotch, propietario del Dartmouth, dijo que por ley no podía regresar, por lo que la situación quedó en un punto muerto por varias semanas.
Finalmente, a la media noche del 17 de diciembre el servicio de aduanas podría legalmente decomisar el té y venderlo en una subasta. Al saber esto, los colonos se movilizaron.
Desarrollo del motín del té
Samuel Adams y el movimiento de los hijos por la libertad habían estado movilizando a la población en asambleas exigiendo el desacato a la compañía, al Parlamento británico y el regreso del barco.
Ante la negativa, decidieron actuar, y la noche del 16 de diciembre se disfrazaron como nativos mohawk con el objetivo de no ser reconocidos y de, además, enviar un mensaje significativo, pues los estadounidenses eran retratados como indios en las caricaturas británicas y ridiculizados como salvajes.
Entre 60 y 150 personas disfrazadas dejaron la asamblea y se dirigieron al muelle donde se encontraba el Dartmouth junto a otros dos barcos recién llegados.
Armados con hachas y cuchillos subieron a los barcos y amedrentaron a los marineros. La mayoría eran hombres entre 18 y 29 años, e iban desde comerciantes y contrabandistas hasta profesionales y artesanos.
Juntos pudieron subir las cajas de té a la cubierta en cuestión de horas, vaciando unos 340 cofres, que equivalían a 46 toneladas de té y unas 9.659 libras de la época (alrededor de 1.7 millones de dólares de la actualidad). En definitiva, una gran pérdida para la compañía.
La marea era baja y podía verse gran cantidad de té acumulándose junto a los barcos, cantidad que estaría flotando en el puerto durante varias semanas. Cabe resaltar que durante la operación ningún marinero fue asesinado u otras cosas en el barco fueron robadas o dañadas, salvo un candado que fue roto accidentalmente y que se reemplazó poco después.
Consecuencias del motín del té
La operación arrojó opiniones favorables y negativas. Benjamín Franklin criticó la acción y dijo que el coste del té debía ser reembolsado, ofreciéndose a pagarlo con su propio dinero. La noticia llegó a otros países, como Francia, en el cual circularon impresos sobre el motín.
El filosofo Adam Smith criticó la soberanía de la Compañía de las Indias Orientales, calificándola de extraña y absurda. Sus ideas dieron lugar a la teoría del libre mercado y el capitalismo en 1776.
Como represalia, el gobierno británico cerró el puerto de Boston y declaró el estado de excepción, promulgando luego las leyes intolerables mediante las cuales, entre otras cosas, buscaba castigar a Boston por el suceso, restaurando la autoridad británica en Massachusetts.
Esto fue visto como una violación a los derechos constitucionales, lo cual causó aún más malestar e inspiró a otros colonos a quemar el barco Peggy Stewart en señal de protesta.
El motín del té demostró ser una de las varias causas que condujeron a la guerra de Independencia de los Estados Unidos, demostrando los colonos en este incidente su capacidad de consolidar la protesta y manifestarse contra la opresión colonial.
Influencia en el mundo del motín del té
Este suceso ha inspirado a otras figuras en el mundo a la rebelión. Los activistas vieron en ello un símbolo de resistencia anticolonial, nacionalismo y desobediencia civil no violenta.
Mahatma Gandhi, luego de la marcha de la sal, se reunió con el virrey británico, tomó un poco de sal exenta de aranceles y dijo que la sal debía recordar al famoso motín del té.
El reverendo Martin Luther King escribió una carta desde la prisión de Birmingham llamando a un programa de acción directa no violenta. Respecto a su inspiración para esto, escribió lo siguiente:
En nuestra propia nación, el motín del té de Boston representó un acto masivo de desobediencia civil.
Unos años después, Robert Williams volvería a recordar el motín para convocar un acción violenta en nombre de los derechos civiles de los afroamericanos.
También en 1923, durante la lucha por el poder en la Republica de China, el líder Sun Yat-Sen amenazó con incautar los ingresos a la aduana de Cantón, a lo que las naciones occidentales respondieron con el envío de buques. Sun escribió estas palabras:
Debemos detener ese dinero que va a Pekín para comprar armas para matarnos. Así como sus antepasados detuvieron los impuestos que iban a los cofres ingleses tirando el té ingles en el puerto de Boston.
Referencias:
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