Obtener telas siempre ha sido una finalidad muy importante para el ser humano, pues a través de estas pueden elaborarse prendas u otras cosas formadas con tejido textil.
Sin embargo, en el pasado este no solía ser un proceso fácil, pues la tejeduría se realizaba manualmente, y cada hilo debía prepararse para elaborar cualquier cosa.
Este proceso llegó a su fin en plena Revolución Industrial gracias a la aparición del telar mecánico, una máquina que facilitó la producción de telas, simplificó dicho proceso y, por tanto, cambió la industria para siempre con sus mecanismos.
Definición de telar mecánico
Un telar mecánico es una máquina que automatiza el proceso de tejer, reduciendo así la necesitad de que los humanos estén presentes durante dicha tarea (su labor se limita a la de la supervisión).
Los primeros telares mecánicos empleaban la energía hidráulica para funcionar, siendo luego sustituida por la máquina de vapor y, finalmente, por los motores eléctricos.
¿Quién inventó el telar mecánico?
El telar mecánico fue inventado por Edmund Cartwright, un clérigo e inventor británico que se graduó en la Universidad de Oxford a una muy temprana edad. Si bien en un principio su invento fracasó, luego rápidamente se volvió un éxito entre los comerciantes.
¿Cuándo se inventó el telar mecánico?
Esta máquina fue diseñada en 1784 y patentada en 1785 por el citado Edmund Cartwright. Sin embargo, este primer diseño fracasó y fue en 1789 cuando patentó otro modelo de telar mecánico, el cual tuvo mayor aceptación y sirvió como modelo para futuras mejoras.
No obstante, en esta época el uso del telar era limitado y no fue hasta décadas más tarde cuando las mejoras realizadas por otras personas popularizaron su uso.
Significado de telar mecánico y origen del nombre
Su nombre corresponde simplemente a su función tejedora junto a su capacidad mecánica. Un telar es un artefacto de metal o madera donde se colocan hilos para poder tejer; en inglés este se conoce como loom y el nombre de esta máquina es power loom, cuyo significado es el mismo que en español.
Veamos cómo están formadas las dos palabras que encontramos en esta denominación:
- Telar: deriva del sustantivo tela, que a su vez proviene de la misma palabra en latín formada por el sufijo –la y el verbo textere (tejer, trenzar).
- Mecánico: viene del griego mekhanikos (relativo a la máquina); está compuesta por mekhane más el sufijo –ico (relativo a).
Antecedentes del telar mecánico
La capacidad de contar con telas para fabricar cualquier cosa necesaria o demandada ha sido una exigencia humana por siglos.
El telar de pedal fue inventado en el siglo X, mientras que el inglés William Lee inventó en 1589 una máquina para tejer medias que, si bien en un principio fue rechazada, adquirió popularidad un siglo después. Sin embargo, era muy distinta a la idea de un telar mecánico.
La primera idea de una máquina que facilitara el hilado fue desarrollada por el francés Jean-Baptiste de Gennes en 1678. Consistía en un telar impulsado por el movimiento de un molino que reemplazaba los movimientos de un telar manual.
Por su parte, Jacques de Vaucanson diseñó el primero propiamente mecánico en 1745, y lo hizo con un sistema similar al de las tarjetas perforadas. No obstante, esta no pasó de los planos, ya que fue rechazada por la comunidad debido al temor a perder sus trabajos.
Historia del telar mecánico
La historia del telar mecánico tiene su origen en la Inglaterra del siglo XVIII, cuando Edmund Cartwright, quien desde muy joven había demostrado su intelecto al graduarse en el Magdalen College y el University College de Oxford a una temprana edad, se interesó en desarrollar una máquina capaz de facilitar el hilado.
En esta época se estaba dando la transición a los primeros pasos de la Revolución Industrial, y Cartwright comprendió esta necesidad.
Primero diseñó una máquina en 1784, la cual logró patentar en 1785 pero que, debido a sus características, fue un fracaso (esta consistía en una máquina que funcionaba con agua para acelerar el proceso). No obstante, en 1789 patentó otro diseño, que sería el modelo para los futuros telares.
En 1790, Robert Grimshaw, basándose en el diseño de Cartwright, mejoró la trama (el hilo transversal que teje y forma la tela), mientras que el escocés Austin produjo 200 máquinas con esta mejora. Para 1803, en Manchester ya había cientos de estas máquinas, que se expandieron por todo el Reino Unido.
El mismo año, William Radcliffe, de Stockport, mejoró el mecanismo de recogida, y William Horrocks mejoró el eje y el torno de la máquina, el cual fue reforzado en 1806 por Peter Marsland para contrarrestar problemas con el hilado. Finalmente, William Cotton mejoró su movimiento en 1810.
Sin embargo, el telar mecánico tuvo también mucho rechazo, pues, a pesar de presentar una innovación que facilitaba el trabajo, estaba quitando el trabajo a los tejedores manuales, los cuales vieron cómo de la noche a la mañana perdían su fuente de empleo.
Un supuesto personaje llamado Ned Ludd destruyó varias de estas máquinas, y aunque su existencia se ha puesto en duda, la historia sirvió para que los artesanos se organizaran en el movimiento conocido como ludismo.
Durante las primeras décadas del siglo XIX, en el Reino Unido y parte de Europa ocurrieron incidentes de destrucción de máquinas y ataques a fábricas. Los luditas se enfrentaron a las autoridades y, a pesar de que opusieron bastante resistencia, el telar y otras máquinas prevalecieron.
Durante este siglo continuaron las mejoras en partes como los engranajes, la rueda, la urdimbre (el conjunto de hilos) y se expandió su uso por todos los continentes.
Los telares utilizaban lanzadera, una herramienta para organizar de manera compacta el hilo mientras se teje. En 1927 se diseñó un telar sin lanzadera que hacía más rápida la producción.
Hoy en día, los telares más comunes son el telar de pinzas y el telar de chorro de aire, los cuales almacenan el hilo y lo impulsan sin necesidad de lanzadera.
Importancia del telar mecánico
El telar mecánico revolucionó la industria textil, su importancia recae en que facilitó y sigue facilitando la producción de telas. Antes de esta invención, se fabricaban manualmente, un proceso lento que hacía difícil manejar la demanda y la cantidad que se podía producir.
Hoy en día, es fácil producir este material para elaborar todo lo que sea necesario. El mercado textil es uno de los que tiene mayor producción y podemos elegir las prendas o telas que queramos, esto debido a la gran producción y competitividad.
A pesar de que en un principio fueron rechazadas por pensar que quitarían puestos de trabajo, en la actualidad muchas personas viven de la producción textil, que brinda oportunidades de trabajo gracias a estas máquinas, representando una parte importante de la economía de muchos países, como la India, Bangladés o Etiopía.
Referencias: