Después de que las tribus indoeuropeas se expandieran por toda Europa, un conjunto de estos pueblos se mezclaron con culturas ya existentes en Europa Central, dando origen a la cultura de los campos de urnas hacia el año 1200 a. C.
Cuatro siglos después, a inicios de la Edad del Hierro, la cultura de los campos de urnas dio paso a la cultura de Hallstatt, en la actual Austria. Esta cultura, relacionada profundamente con el origen de los celtas, se expandió rápidamente por toda Europa, dando paso a su sucesora, la cultura de La Tène, en la actual Suiza, hacia el año 500 a. C.
Influenciados por su nueva cultura, los celtas de La Tène continuaron su expansión por toda Europa Occidental:
- En España se les conoció como celtiberos.
- En Suiza, como helvecios.
- En Reino Unido, como britanos y/o goidelos.
- En algunas zonas de las actuales Bélgica, Italia, Francia, Países Bajos y Alemania fueron conocidos como galos.
Esta última conglomeración de pueblos celtas conforma precisamente el tema central del presente artículo.
Ubicación geográfica de los galos
Gracias a la descripción ofrecida por Julio César en su célebre obra Comentarios a la guerra de las Galias se sabe que los galos habitaron la totalidad o parcialidad de los territorios de las actuales Bélgica, Italia y Francia, así como algunas regiones de los actuales Países Bajos y Alemania al oeste del río Rin.
Origen de los galos
Los galos comparten el mismo origen que la mayoría de los denominados pueblos celtas, es decir, también descienden de antiguos pueblos indoeuropeos de origen sumamente remoto (aproximadamente, alrededor del año 3000 a. C., en el Cáucaso).
En contraste con los pueblos godos, no existe un texto antiguo que ofrezca información sobre el origen exacto o folclórico de los galos, por lo que, naturalmente, los inicios de la época gala son difíciles de definir.
Aunado a ello, los galos no constituían un pueblo o tribu centralizada. Por tanto, no todos comparten el mismo origen stricto sensu, es decir, no todos arribaron a la Galia al mismo tiempo.
A pesar de la incertidumbre existente respecto a los inicios de la época gala, generalmente se sitúa el florecimiento de la Galia en el periodo de la cultura de La Tène, es decir, hacia el siglo V a. C.
Historia de los galos
Los pueblos galos: ¿86 tribus y un mismo nombre?
La historia de los galos, en su cualidad de tribu celta descendiente de las culturas europeas de Hallstatt y La Tène, no posee un hilo conductor del cual se pueda hablar, es decir, su historia no puede ser dividida en distintas secciones históricas.
Esta particularidad histórica de la mayoría de tribus celtas, incluida la tribu de los galos, encuentra su origen en la esencia misma de los celtas, pues estos no fueron un conglomerado de tribus y pueblos regidos por una misma política o cultura; es decir, nunca constituyeron un Estado en sí.
En este sentido, la denominación galos (atribuida, en primer lugar, por los antiguos griegos y, después, por los romanos) era más bien del tipo demográfico y no del tipo geopolítico.
Por tanto, si bajo dicha premisa resulta complejo exponer una historia detallada sobre alguna de las tribus celtas (celtíberos, boyos, lingones, senones, helvecios, gálatas, britanos o goidelos), cuando de galos se trata, la historia se ramifica y se complica aún más.
Guerra de las Galias: lista de pueblos galos según Julio César
Según lo relatado en Comentarios a la guerra de las Galias por Julio César, al momento de librarse el mítico enfrentamiento entre romanos y galos entre los años 58 a. C. y 51 a. C. (véase guerra de las Galias), existían 86 tribus galas habitando en la Galia. Estas fueron las siguientes:
Nombre | Ubicación |
Alóbroges | Entre el alto Ródano y el Isère |
Ambarros | Valle bajo del Saona |
Ambianos | Valle del Somme |
Ambibarios | Desconocida |
Ambiliatos | Desconocida |
Ambivaretos | Desconocida |
Andes | Región de Angers |
Arvernos | Auvernia |
Atrebates | Región de Arrás |
Atuátucos | Bélgica (región de Namur) |
Aulercos branovices | Desconocida |
Aulercos cenómanos | Región de Mans |
Aulercos eburovices | Región de Évreux |
Auscos | Región de Auch |
Belóvacos | Región de Beauvais |
Bigerriones | Región de Bigorre |
Bituriges | Berry |
Blanovios | Desconocida |
Boyos | Desconocida |
Cadurcos | Quercy |
Cáletes | Alta Normandía |
Carnutes | Beauce |
Catalaunos | Châlons |
Caturiges | Valle alto del Durance |
Ceutrones | Valle alto del Isère |
Cocosates | Desconocida |
Coriosolites | Côtes-d’Armor |
Diablintes | Mayenne |
Eleutetos | Desconocida |
Elusates | Región de Eauze |
Esuvios | Calvados |
Gábalos | Gévaudan |
Gates | Desconocida |
Grayócelos | Región de Mont-Cenis |
Grudios | Desconocida |
Heduos | Nivernais, Morvan |
Helvecios | Meseta suiza |
Helvios | Baja Ardéche y las Cevenas |
Latobicos | Desconocida |
Lemovices | Lemosín |
Leucos | Alto Marne |
Levacos | Desconocida |
Lexovios | Lieuvin, país de Auge |
Lingones | Meseta de Langres |
Mandubios | Auxois (Alesia) |
Mediomátricos | Lorena |
Meldos | Brie |
Menapios | Bélgica (Flandes) |
Mórinos | Boulonnais (Flandes occidental) |
Námnetes | País de Nantes |
Nantuates | Valais suizo |
Nervios | Bélgica – Henao, Brabante |
Nitióbroges | Región de Agen |
Osismos | Finisterre |
Parisios | Región de París |
Petrocorios | Périgord |
Pictones | Poitou |
Pleumoxios | Desconocida |
Ptianios | Desconocida |
Ráuracos | Región de Basilea |
Redones | Región de Redon |
Remos | Champaña |
Rutenos | Región de Albi y de Rodez |
Sántonos | Saintonge |
Sécuanos | Regiones de la Alta Alsacia y de Ain |
Sedunos | Región de Sion, Suiza |
Segusiavos | Forez |
Senones | Beauce, Gâtinais |
Sociates | Desconocida |
Suesiones | Soissonnais |
Tarbelos | Región de Tarbes |
Tarusates | Desconocida |
Tigurinos | Desconocida |
Tréveros | Desconocida |
Tulingos | Desconocida |
Túronos | Turena |
Unelos | Cotentin |
Velavios | Velay |
Veliocasos | Vexin |
Vénetos | Morbihan |
Veragros | Región de Martigny, Suiza |
Viromanduos | Vermandois, Thiérache |
Vocates | Desconocida |
Voconcios | Prealpes de Provenza |
Volcas arecómicos | Languedoc |
Volcas tectósages | Valle alto del Garona |
No todas las tribus galas expuestas en la tabla anterior fueron necesariamente enemigos de los romanos, ni mucho menos aliados militares; en realidad, cada tribu gala respondía a sus propios intereses.
Si bien muchas tribus galas se aliaron bajo el mando de distintos líderes militares (Ambiórix, Lucterio y Vercingétorix) en contra de Julio Cesar, algunas de estas optaron por formar alianza con los romanos. Un ejemplo de ello son los heduos, aliados por excelencia de los romanos.
Influencia, transculturización y evolución: el final de los galos
La derrota de los galos a manos de las legiones de Julio César, en el año 51 a. C., coincidió de manera inequívoca con el surgimiento de Roma como la potencia Europea hegemónica del momento. En este punto, es preciso entender la hegemonía romana, no solo como la clásica hegemonía geopolítica, sino también como una de tipo cultural.
La hegemonía cultural, que los romanos ejercieron sobre los distintos pueblos galos, no respondía stricto sensu a un plan político en específico, sino que surgía de manera espontánea y paulatina a través del contacto cultural continuo entre ambas civilizaciones.
De hecho, este proceso de transculturización no afectó únicamente a los galos; los romanos también adoptaron costumbres, artes y tecnologías de los galos, como, por ejemplo, la cota de malla.
El final de los galos es el mismo final que la mayoría de pueblos celtas. Su naturaleza beligerante y separatista les impidió constituirse como una única gran tribu, reino o imperio en Europa y perdurar en el tiempo.
Es por ello que, con el pasar de los años, se fueron fusionando con otros pueblos europeos, diluyéndose entre distintas culturas y dejando un legado y una huella indeleble en algunas tribus europeas del Medioevo; los francos son prueba fehaciente de ello.
Características de los galos
Características políticas de los galos
Dada la naturaleza austera y su origen celta, los galos no poseían una organización política excesivamente compleja, sino que, al contrario, esta era sumamente sencilla.
Cada una de las tribus galas era controlada por un jefe o líder, el cual fungía como el caudillo de la tribu a la cual representaba, es decir, lideraba a los ejércitos en batalla y vigilaba el entrenamiento de estos últimos.
Características sociales de los galos
En el ámbito social-demográfico, los galos se caracterizaban por agruparse en pagus o tribus, es decir, en pequeñas regiones delimitadas por elementos de la naturaleza y conformadas por unas cuantas miles de personas.
Estas tribus, a su vez, se agrupaban en pueblos, más conocidos como civitas, cuyo alcance poblacional oscilaba entre los 200.000 y los 600.000 habitantes.
Características económicas de los galos
Siendo una tribu de origen celta, los galos hacían un uso excepcional de la tierra, por lo que, naturalmente, su economía dependía en gran parte de las actividades agrícolas y ganaderas. No obstante, los galos poseían su propia característica distintiva como pueblo celta: eran excelentes artesanos.
Los galos explotaban los minerales presentes en su vasta extensión territorial, especialmente el hierro. Esta maestría con el horno y el martillo les permitió fabricar todo tipo de armas, armaduras y herramientas; asimismo, les hizo acreedores de una reputación sin igual, la cual supieron capitalizar muy bien en términos económicos.
Características religiosas de los galos
Previo a la promulgación del Edicto de Tesalónica por el emperador romano Teodosio I, los galos, aquellos que habían sobrevivido como aliados de los romanos, mantenían y promovían, a través de los druidas, sus costumbres religiosas, de origen celta, dentro de su población.
Esto cambiaría radicalmente hacia el año 380 de la era actual, cuando los romanos acogieron el cristianismo como su religión oficial. Esta nueva influencia religiosa cristiana-romana mermó, paulatinamente, las antiguas costumbres religiosas de los galos; poco a poco, los sacerdotes cristianos fueron sustituyendo a los antiguos sacerdotes druidas.
Referencias: